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Quemo cada esquina del papel donde escribí el nombre de ma. Luego entierro alfileres mientras repito tres veces: "Que Jasiri no pueda encontrarnos, que Jasiri se quede lejos". Lo meto en un frasco que lleno con agua florida, sal marina y otras especias...

Al llegar a Hollywood nos instalamos en un hotel de mala muerte. Peter Li está profundamente dormido, pero Lily permanece despierta, siguiendo con la mirada cada uno de mis movimientos. Sonríe cuando he terminado con el conjuro de protección y pregunta si vamos a comer.

Lily solo piensa en comer. Dice que el aumento en el apetito es un efecto de los estrógenos, por el bien de su figura procura ejercitarse con rutinas de videos de aerobics que pasan en la tele. Ahora está dando vueltas por la habitación como una pantera recién enjaulada. Me pone nervioso.

― ¿Crees que ese hechizo realmente congele a Jasiri?

― Es un conjuro infalible que no hace daño. No podrá vernos en el tarot, ni en el humo del tabaco, las velas blancas o el chocolate. Tampoco podrá verme en sus sueños, no podrá encontrarnos ni con la ayuda de Tony Kamo.

― ¿Qué hay de la bola de cristal?

― Lily, las bolas de cristal no forman parte de la tradición de mi aquelarre. ―Levanto la manta y me acuesto junto a Peter Li.

Él ronca como locomotora. Me cuesta aceptar su decisión de ser solo amigos porque no quiere nada sexual con hombres, y eso me duele. Si decidí hacer el amor con él era porque había algo más que simple atracción por sus rasgos orientales, intenté ser su mujer porque lo quiero mucho. Pero no funcionó. Cuando nos desnudamos y admiré su cuerpo, pensamientos nada femeninos pasaron por mi mente. Quería tener un gran pene entre mis piernas y hacer que Peter Li lo chupara, quería metérselo por el agujero entre sus nalgas. No pude ser su mujer, no solo porque sentí todo lo contrario a un orgasmo, sino porque pienso como hombre. Me gusta admirar los traseros de los hombres e imaginarme las muecas que harían si estuvieran siendo penetrados por mí.

― Mañana es tu cita. Vas a ser un hombre muy atractivo. ―Lily se tumba en la cama contigua. El cuarto está oscuro, pero sé que me está mirando.

― Con la cara que tengo voy a ser un negro cara de bebé.

― Mejor tener cara de bebé que tener cara de pedo. ―Suspira decepcionada. El médico que la revisó en mañana dijo que era una pena que hubiera comenzado su transformación tarde. Si hubiera tomado la terapia hormonal a los doce, no tendría cara de macho―. Parezco un hombre feo con falda, me siento fatal.

Asiento. Estoy demasiado inquieto para responder algo. A pesar de distraer mi cabeza paseando en los estudios de cine no dejo de pensar en los resultados del chequeo. Me quedo despierto hasta el amanecer pensando en el futuro y cuando la mañana llega me siento fatigado y mal humorado.

No como nada y no importa cuántas veces seque mis manos siguen empapadas en sudor. Peter Li me lleva a la clínica del Dr. Wilson, está ubicada en un moderno edificio y hay cámaras de TV por todas partes. Una de las enfermeras se encarga de explicarme las condiciones, si el Dr. Wilson se interesa en mi caso, tendré que firmar un montón de documentos autorizando que todo el proceso sea expuesto en el reality. Es más difícil de lo que pensaba, de todos modos, asiento y después de llenar algunas formas espero mi turno.

Creía que primero vería al Dr. Wilson, pero no ocurre de esa manera, me entrevistan varios especialistas, cada uno con sus preguntas de rutina y sus chequeos previos. Repito tantas veces la historia de mi vida que cuando llego a la consulta de Dr. Wilson estoy sin voz.

El Dr. Wilson es justo como aparece en televisión. Hombre de mediana edad, profundos ojos verdes, rostro alargado, y líneas de expresión marcadas en la frente, pero tiene sonrisa amable y cuerpo de gimnasio.

CENIZASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora