Capítulo 4

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Las horas pasaban con lentitud, y la campana que indicaba el final de clases se demoraba en sonar. Era tanto el desespero por salir, y la presión en las miradas que su único recurso fue salir de aquel aula sin autorización alguna.

Esa acción no fue una gran idea, a la salida esperaba el chico que se dedicaba a molestar su existencia.

-¿A dónde tan rápido? –al instante en el que la mano ajena tocó su brazo, las lágrimas amenazaron con salir y los deseos de morir ahí mismo eran cada vez más fuertes.

-Quiero jugar un rato, no creo que vayas a casa tan temprano.

No fue una pregunta, tampoco esperaba que fuera respondido. Simplemente de un brazo la llevó hasta la parte trasera de la escuela. Algo increíble era que no estaban solos como Jackson pensaba.

Tzuyu fue lanzada al suelo sin piedad, se preguntaba si iba a ser violada ya que el otro quitaba su ramera, tal vez para no ensuciarla o para hacer lo que esta pensaba.

-¿Crees que te voy a violar? No.. Estás fea y gorda, ni en otra vida.

Jackson disfrutaba de los gritos de la taiwanesa, y de su miedo, se aprovechaba de su débil cuerpo y sus pocas fuerzas, u autoestima baja y tantas cosas absurdas.

-¿Por qué siempre traes esa cara de orto? –junto a eso llegó el primer golpe directo a la nariz, el sonido de esta al romperse logró asustar a quien compañía hacía. –al menos así ya no se te nota tanto.

-¡Jackson!, ¡¿qué haces?! –exclamó preocupada mirando la nariz de Tzuyu,

-Oh, Sana.. Solo.. S-solo la ayudaba a levantarse. –Sana le dio una mirada confusa

Una mentira poco creíble, con los rasguños y la sangre que emanaba de su nariz, no tenía argumentos para defenderse.

-¿es enserio? ¡Que cosas le haces a esta pobre mujer! ¡Aléjate! –así logró que Jackson retrocediera y quedara atónito, procesando.

Su plan de mantener eso en secreto, había fallado. No quedó otra opción que salir

-¿Por qué te hacen estas cosas?

El día anterior tal vez había logrado escapar de ella, entre lágrimas pero lo logró, en ese momento eso no sería posible.

-No lo sé. –se encogió de hombros, manteniendo la mirada pegada al suelo–. Ellos simplemente disfrutan de mi sufrimiento.

-¿Quienes son ellos?

-Ya deberías saberlo.

-No, no lo sé.

-Ellos son todos.

-Es injusto. –siguiente Sana intentó acercarse y tocar su hombro

-Por favor, no me toques. No me gusta.

Lo entendió. Pero se le haría demasiado difícil, tal como las tablas de multiplicación en tercer grado.

-¿Te duele? –intentó tocar su nariz, pero Tzuyu la apartó con brusquedad–. Tenemos que ir a la enfermería.

-No es tan grabe..

-Estás sangrando, no estás bien. –la miró a los ojos–. Deberías denunciarlo.

-¡N-No! Estoy bien y no iré a la enfermería escolar, si no te importa, no me vuelvas a buscar. –tomó la mochila del suelo y se alejó

-¡No! Siento que te debo ayudar, así que, vamos a la enfermería. –seguía insistiendo y estaba hartando a Tzuyu, en cualquier momento le gritaría para que la dejase en paz.

Depression; SatzuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora