I - Prism

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-Dedicado a las niñas de whatsapp que hace meses que les vengo prometiendo esto-



Prisma


Muéstrame las cosas que no puedo ver,

Cuéntame de las cosas que no existen en este mundo,

Tus brillantes labios rojos

Tiñen mi corazón como si fuera acuarela.

-SHINee, Prism

Como casi todos los días, Minho dejó su bloc de dibujo en la mesa para luego sentarse junto a la ventana. Su presupuesto odiaba esto, pero a él le encantaba ir a esa cafetería luego de las clases en la universidad. Era el único momento real de relajación que tenía desde que había decidido que estudiar y trabajar al mismo tiempo era genial.

El mozo no tardó en aparecer.

—¿Qué te sirvo? —preguntó el muchacho, apostaba que de su misma edad, con la vista baja en su anotador y una pequeña sonrisa que lucía algo avergonzada.

—Lo de siempre ¿sí?

El chico le sonrió y se fue rápidamente.

Minho había comenzado a venir a esta cafetería porque el café era en verdad el más delicioso y barato que había probado en su vida. Pero seguido pasaron los días, notaba que siempre lo atendía el mismo chico de sonrisa hermosa y voz gentil. Se encontró con el hecho de que el café no era su única razón para ir a ese lugar.

Le encantaba su sonrisa, como sus mejillas se levantaban y obligaban a sus ojos a cerrarse. Era adorable. Tal vez esa era la razón por la que no podía dejar de dibujar a ese chico.

Quizás también era el porqué de haber comprado un bloc exclusivo para dibujarlo. No es como si a un dibujante no le gustara retratar esa hermosa sonrisa.

Lo admitía, ese chico lo traía un poco loco.

—Aquí tienes —apareció su mozo con su café y una porción de brownie.

Tomó aire y habló. Si no lo hacía, las palabras acabarían por ahogarlo. —Disculpa, siempre vengo pero jamás me he presentado. Soy Choi Minho...

—Puedes llamarme Onew —le dijo y luego le sonrió. ¡Minho! ¡Acaba de sonreírte! ¡Solo cálmate!—. Y debo irme, lo siento. —Tuvo que correr a al mostrador donde su compañero lo llamaba para servir otra orden.

Un suspiro escapó de sus labios. Adoraba que Onew fuera amable con él a pesar de que Minho era un poco torpe y no supiera cómo actuar. Pero lo bueno era que luego de tres meses podría saber el nombre del dueño de la mayoría de sus dibujos.

¿Hacía cuánto que no se sentía de esa manera?

Su última pareja lo había dejado hace dos años porque no sé si estar con alguien que estudia bellas artes sea bueno para mí. Y a la semana lo encontró en el campus de la Facultad de Derecho, tomado de la mano de un muchacho que lucía de lo más romántico que existiera. No pudo evitar sentirse un imbécil por haber salido durante un año completo con un interesado.

➳Lo siento, me gustas ◂OnHo▸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora