Las luces de aquel lugar eran molestas, demasiado rápidas para su gusto, el aroma esparcido por todo el local era el de humo de cigarro, alcohol y el sudor producido por todos los cuerpos que se contorsionaban en la pista, música inentendible resonaba fuertemente, además de ser rodeado de una gran masa de personas tratando de entrar en sus pantalones, tanto hombres como mujeres, susurrándole al oído el placer que pasaría con ellos a su lado, analizaba a cada uno, su exigente miraba los escaneaba completamente, después de todo, alguien tan famoso como él no podía ser visto con cualquiera.
Encontró al candidato perfecto para esa noche, alto, apuesto y con una buena musculatura, seguramente capaz dar una buena resistencia en la cama, sonrió salvajemente, moviéndose de su lugar, listo para atacar.
-Kise kun
-Uhm?
El que lo nombraran no era algo poco común, su nombre era conocido en todo Japón, se podría decir que incluso en muchos países extranjeros, no se había detenido por eso, la persona que pronunciaba su nombre vestía como de costumbre, un pantalón y una polera toda sosa, solo un simple chico al que tenías que darte el tiempo de conocer para que te interesase de verdad, no como el, que de cualquiera de las dos formas atraía a las personas, las engatusaba y volvía locas, necesitadas de él.
"Todo lo que eres Kise, todo tu, es lo que mata a las personas, por ello se alejan de ti, por eso yo me alejo de ti, siempre desechado, todos en tu contra, cuando se dan cuenta que el radiante sol que había en ti, no es más que una bombilla"
-Kise kun
-Vaya Kuroko, no me imaginaba que frecuentaras estos lugares
-Kise kun, por favor, debemos hablar - Kuroko no podía evitar que un estremecimiento lo recorriera al intentar hablar con Kise, la gran transformación que había tenido le inspiraba un gran terror digno de impresionar hasta al mismísimo Akashi, quien solo quedo sin habla cuando intento hacerlo reaccionar, de hecho todos pasaron por lo mismo, todos se habían dado cuenta que en los ojos de Kise, no se reflejaba nada más que odio y maldad, de lo cual, no importaba cuanto se lo repitieran, sabía que era uno de los causantes
-Me encantaría pero estoy ocupado- menciono aburrido y retomo su marcha, su presa no dejaba de observarlo con lujuria y él quería diversión esa noche
Sin embargo, el peli celeste no se daba cuenta lo peligroso que era evitar que saciara sus deseos
-No sé cuántas veces te he dicho que lo lamento Kise kun yo no quería que pasara todo esto, solo quería que ambos volvieran a disfrutar las cosas, nunca pensé que
-Detente - musito fuertemente, aunque por el ruido del lugar su voz fue pasada completamente desapercibida, todos sus seguidores se habían alejado, de alguna manera, quizás hasta inconsciente, sentían el aura de peligro que rodeaba al rubio - Déjame y lárgate, yo estoy donde quiero estar, yo decido si quiero o no hacer algo, no te entrometas en lo que no te importa, desaparece de mi vida, solo eres un estorbo que se vuelve cada vez más molesto - se dio la vuelta para continuar, quería tener una noche desenfrenada, no oír el sermón de una persona que para él, ya no valía ni la más mísera pena
¿Por qué debería? Él le había quitado todo, hasta que quedo un vacío, un vacío que se fue llenando con cada amante, con cada noche de fiesta, hasta que por fin dejo de importarle
Todo dejo de importarle
-Aomine kun también esta - Kuroko supo que se había pasado de la raya, los finos y fríos dedos de Kise se extendieron alrededor de su cuello, casi levantándolo del suelo, casi dejándolo sin aire.
-Escúchame bien - dijo completamente calmado, como si no le importara que se estuviese asfixiando, seguramente así era- ves a ese chico de la esquina? - movió el cuerpo de Kuroko hacia su presa que trataba de ver por la multitud al rubio - el me tomara esta noche - la sonrisa maquiavélica se había extendido por todo su rostro - una y otra vez, hasta que me sacie completamente - relamió sus labios, expectante ante ese suceso, Kuroko lo vio asustado - como he estado haciendo desde hace un año, como seguiré haciendo, como hare el resto de mi vida - finalmente lo soltó, el cuerpo de Kuroko cayó al piso, tosía fuertemente, tratando de llenar sus pulmones de aire- Deja de tratar de recomponerme, yo a diferencia de los demás, no soy tu maldito títere con el cual jugar - se fue, sin dirigirle una mirada más, volvió a ver a su presa, puso la sonrisa más seductora que tenía, mientras que el chico se lamia los labios ante la expectación
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Sin retorno
RomanceEs la ley de la vida, toda acción trae consigo una consecuencia... y Aomine lo aprendió a la mala.