GAY; verkwan

02

¿Inofensiva fiesta, había dicho? En aquel lugar nada era inofensivo.
Nada, comenzando en las diferentes formas de PDA* y terminando en que nadie, absolutamente nadie estaba sobrio. Bueno, excepto yo, yo si lo estaba.

Pude reconocer algunos rostros de chicos de mi clase que bailaban de forma graciosa intentando seguir la música. Algunos intentaban no derramar el contenido de sus vasos y a otros realmente no les importaba pues estaban muy concentrado en otras cosas. En todo tipo de otras cosas.

Pase por un pasillo que deseo olvidar. ¿Era posible que los gemidos se hicieran tan fuertes para sobrepasar la estruendosa música?

Mi idea de socializar se había ido a la basura hace algunos minutos y ahora solo me mantenía en la escalera que conducía al segundo piso, con la cara larga y una bebida alcohólica sin nombre para mí en la mano izquierda.

Hay veces en las que las miradas queman. Y me sentí realmente quemado cuando a unos cuatro metros de mi, unos lindos ojos redondeados no podían dejar de mirarme.
Le sonreí al chico, por simple cortesía. A decir verdad se veía bastante bien; tenía el cabello oscuro y la mirada penetrante. Era bastante alto, vestía de negro y jeans oscuros rasgados. Estaba apoyado en una barra de bebidas. Nadie nunca se había visto tan jodidamente sexy en ropa ordinaria y casual.

—¡Viniste! —exclamó una chica.

Si mi memoria no me traicionaba, la chica era Lauren, venía con un vaso rojo en una mano y utilizando la otra para desordenarse el cabello rizado que ya estaba todo despeinado.

—Claro —le sonreí.

Volví a buscar al ardiente chico que me había estado viendo, pero no hubo rastro de su cuerpo ni de sus ojos.

—Es genial que hayas decidido venir —habló rápido—. Todos están felices de que vinieras. Los de primer año siempre son los más divertidos, ya sabes ¡Totalmente inesperados!

Intenté sonreírle, pero la verdad es que, al hablar tan rápido, apenas pude entenderle las palabras más fáciles. Asentí cuando escuché un "¿Cierto?" Y con eso logre al fin que se fuera, moviendo la mano y riendo de algo que yo no entendía. Volteándose a mirarme incluso cuando yo no quería verla. Hasta podría decir que estaba un poco nerviosa.

Las fiestas no eran para mí, me dije mientras dejaba el vaso de alcohol en el primer escalón. Envidié al yo de una semana atrás, pues el sábado pasado yo estaba comiendo frituras sobre mi cama viendo un especial de *Friends*. Medite si la opción de irme sería la correcta.

—Vamos —oí mientras alguien tiraba de mi brazo.

Con miedo me volteé para ver quién intentaba llevarme, mi sorpresa fue tremenda al encontrarme con el sexy chico que me miraba hace instantes. Pero no deje de sentir temor.

—¿Que te sucede? —le dije cuando él ya había logrado pararme.

—Te conviene que me sigas.

Me arrastro unos pasos más hacia el pasillo de sonidos perturbadores y me pude soltar para encararlo.

—¡Ni si quiera se tu nombre para que vengas y-!

Y antes de que pudiera continuar. Un globo lleno de agua y algo viscoso cayó al suelo, justo a los pies de la escalera, donde yo mismo me encontraba hace segundos.

—De nada —habló el chico, para luego dar la vuelta.

Yo lo seguí. Si me había salvado de esa bomba asquerosa entonces sabía algo más, ¿No?

—¡Hey! Espera —llamé.

Él se detuvo y giró sobre sus talones para verme a la cara. Alzó sus cejas esperando a que continuará y por mientras realmente pensé que él era ese tipo de chicos guapos que hacía que te temblaran las piernas, de ese tipo sobre el que había leído pero nunca se me hubiera ocurrido que fuera real.