Capítulo 2

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-¡Mamá! ¿Dónde dejaste mis libros de historia?

-Emm creo que Yeff los guardó en tu armario.

-¿En serio? ¿El armario?- dije irónicamente.

Me vestí rápidamente, me puse unos jeans rosado pastel rotos en las rodillas, unas Vans negras, una remera lila un poco ajustada y por supuesto una campera delgada de seda gris sin abrochar...

Otra vez estaba llegando tarde a la escuela, esta vez se me dio por ir por otro camino, fue más que nada para conocer el lugar.

Tomé mis cosas, mi celular, mi skate y me largué de la casa.

Me apresuré y llegué a tiempo a la escuela. Entré y me dirijí directamente a mi salón. Teníamos clase de mates, por suerte la profesora es buena onda y me dejó pasar sin problema.

Al entrar noté que había mucho silencio, los rostros de mis compañeros se veían tristes, y desanimados, sin color.

-¿Quién murió?-dije sarcásticamente mientras me sentaba junto a Yoana.

-La anterior directora de nuestro instituto, la directora Graendwich, ella era una persona muy adorada para todos nosotros.- me respondió sollozando.

Vi como los rostro decepcionados de los demás se oscurecían y algunos hasta lloraban.

-Buenos alumnos, esta es una gran desgracia pero tenemos que continuar...

Al terminar la clase de mates con Yoana nos dirigimos al baño.

Al llegar allí ella quebró y dejó salir sus lágrimas.

-Yoana tranquila, ya pasará...- la abracé con la intención de calmarla.

-No entiendes, ¿verdad?- entre lágrimas y con un hilo de voz.

-¿Entender qué? Sé que era muy importante para ustedes y la que la querían mucho pero ya se fue, supéralo.- Ups creo que me pasé.- Perdón no quise decir eso...

-No te preocupes está bien, bueno déjame explicarte, la directora Graendwich es... Bueno era... Mi tía... Ella era como mi otra mamá, estabamos siempre juntas, nos divertíamos, reíamos... Ella me sacaba una sonrisa cuando estaba triste... La extrañaré tanto...

Sus palabras fueron tan tristes que me recordaron a mi padre y no pude evitar sentirme mal y dejé caer unas lágrimas.

-Ey, tranquila, estarás bien, sé lo que se siente perder a alguien muy querido, vamos... Lávate la cara y sonríe, saldremos juntas de esto... Yo no te abandonaré...

La abracé y le prometí que nunca estaría sola.

Al poco tiempo salimos de allí y fuimos hasta la biblioteca.

Era la primera vez que entraba en la biblioteca. Era ENORME, había tanto libros que casi lloro de la emoción.

-¡Vamos! ¡Por aquí! Tengo alguien que presentarte.- Dijo Yoana muy alegremente mientras me empujaba hacia el centro de la biblioteca.

-Listo aquí es... Ella es Alex- señaló Yoana a una chica sentada en un puf con un libro de Mario Benedetti, con anteojos, cabello negro oscuro, una polera blanca, zapatos negros, braquets y hermosos ojos azules- ¡Vamos saluda Alex!

-Ehh?- dijo torpemente mientras levantaba su vista del libro- Ohh ¡Al fin te conozco! ¡Eres taan bonitaa!

-Emm, gracias?- respondí un tanto disgustada al saber que eso no es cierto.

-No como yo que soy un asco de chica, un gusto.- y extendió su mano izquierda para saludarme.

Cuando tomé su mano, ella comenzó a hacer un enredo de manos y palmadas y que sé yo, no entendía nada.

Mi Vida, Mis DefectosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora