CAPÍTULO 6

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Me levanté de la cama y fui despacio, con la mano puesta sobre donde tenía el dolor, hasta la cocina. Tenía la esperanza de que mi padre ya estuviera despierto y me preparara el desayuno, pero no fue así. Saqué del cajón de las medicinas un ibuprofeno y con un vaso de leche y una magdalena me lo tomé, para que me saciara el dolor.

Cuando estaba terminando e iba a fregar el vaso, llegó mi padre a la cocina. Yo pensaba que estaba durmiendo, vistiéndose... o algo por el estilo, pero es que vino de la calle.

-Buenos días, que temprano te has levantado

-Es que me dolía mucho la herida. Y tú, ¿ cómo que estabas fuera a estas horas?

-Es que... había quedado para desayunar. - Se le notaba nervioso, como si quisiese ocultar algo.-He ido a la churrerí...- alguien le llamó al teléfono. Al mirar su pantalla se le escapó una ligera sonrisa. -Lo siento, tengo que cogerlo.

Asentí con la cabeza, recogí los restos de mi desayuno y decidí volver a mi habitación para dejarle intimidad. Quise ducharme, ya que en el hospital no me duchaba muy bien que digamos, así que cojí ropa limpia, un móvil viejo donde tengo toda la música y entre al baño.

Encendí el teléfono y puse la primera canción que estaba en la lista de reproducción. Me desvestí y entre en la bañera. Abrí el grifo y puse el agua templada, ya que ésta al principio me congeló y luego me quemó, la llené un poco y me tumbé, llenándola de espuma y haciendo que ésta se rebosará un poco por los lados.

Pasaría como una medía hora que llevaba metido en el agua, reflexionando y pensando en la vida... algo que me suele gustar hacer cuando estoy relajado, pero ya noté como mis dedos estaban arrugándose demasiado y decidí salir. Empecé a vestirme por abajo: pantalones, calzoncillos y calcetines. Me miré al espejo. Observé mi cicatriz en el reflejo de éste y me quedé en silencio mientras la tocaba por encima. Se me había pasado el dolor, pero era raro sentir eso que antes no estaba.

POOOM POOOM POOOM

-¡VENGA, TERMINA QUÉ QUIERO ENTRAR YO TAMBIÉN!

Estaba muy tranquilo, tanto, que todavía seguía sin camiseta mirándome extraño, pero el garrulo de mi hermano me hizo volver a la realidad. Me terminé de vestir y salí del baño, y tras de mí una nube de calor.

- Joder que lento eres...

-Lo siento ehhh, tranquilo fiera que yo ya he terminado.

Por ser diferentes, nos enamoramos completamenteWhere stories live. Discover now