Sonó la alarma del celular de Brennda, indicando que debía levantarse para ir al colegio.
Se despertó alarmada y recordó que todavía llevaba puesta la mini falda con el top. Suspiró y se dirigió al baño. Se sentía fatal. A duras penas lograba realizar un paso. Sentía que su cabeza era una bomba de tiempo. Se fue desvistiendo de a poco hasta quedar completamente desnuda, para luego meterse en la ducha y bañarse con agua fría.
Una vez bañada, salió del baño para dirigirse a su habitación y ahí vestirse. Sonrió como el gato de Alicia en el País de las Maravillas con tan sólo reecordar un pedazo de lo que pasó la noche anterior, Thomas Johnson, un chico del ultimo año, se le habia insinuado en su propia fiesta.
En el camino por las escaleras, bajando a desayunar, comienza a sentir cómo su cabeza vuelve a doler.
- ¿Está todo bien Brennda? -preguntó su madre, viendo cómo se tambaleaba la chica.
- Sí, sólo amanecí un poco mareada. Tomo una pastilla, desayuno y me voy -le respondió con su característico humor.
Bebió rápido el agua para pasar la pastilla y salió comiendo una tostada de su casa sin despedirse de nadie. Subió a su auto y partió rumbo al colegio, no sin antes retocarse el maquillaje.
Estacionó su audi en el estacionamiento y bajó con un estilo que sólo ella podía poseer, la reina del colegio y del pueblo.
- Hola Brennda- la saludó un chico, bajando se su bicicleta.
Ella lo ignoró y siguió su camino hacia la entrada del colegio. Cuando abrió las puertas, todos se quedaron mirándola, como de costumbre. Ella sonrió y se encaminó hacia su casillero, en el cual estaba su mejor amiga Charlotte.
- Hola perra -saludó la castaña a la pelirroja.
- Hola zorra -le devolvió el saludo, sacando sus libros para la primera clase del día.
- ¿Cómo estuvo la fiesta de Thomas? Me enteré de que mi amiga aquí presente no pasó desapercibida por el chico -le guiñó el ojo, entrelazando su brazo con el de la pelirroja.
- Estuvo increible, él me beso -Dice mientras da un saltito de emoción. Pero se puso firme de nuevo al notar algunas miradas en ellas.
- Y, ¿no llegaron a algo más?- la codea con una sonrisa traviesa.
- ¿Qué? -Brennda casi gritó- Es obvio que no. Me gusta, pero no pienso acostarme con el ex novio de la capitana de las porristas.
- Tú perfectamente podrías destruirla ya que eres la más popular -Agrega.
- No quiero y además no me dio el tiempo, tenía que llegar a casa temprano para que mis padres no se enteraran.
Charlotte puso sus ojos en blanco y en ese momento sonó el timbre. Brennda se despidió y salió caminando a paso tranquilo hacia el salón de química. Cuando entró se dio cuenta que el único asiento disponible era al lado del chico que la saludó en la mañana.
Caminó decidida hacia el chico y se sentó a su lado, llamando la atención de él.
- ¡Hola, otra vez! - Masculló.
- Hey... tú -lo saludó, fingiendo interés.
En ese momento entró la profesora a la sala y comenzó a dar su clase. El chico no apartó la mirada de Brennda en ningún momento, lo cual la hacía sentir incómoda. Ella de reojo observaba las facciones del chico. Era atractivo, pero no su tipo.
- Hey... ¿sabes qué? siento algo extraño por tí, como que tenemos química- Brennda lo miró confundida- Creo que después de esta clase deberíamos ir a tomar algo, yo conozco un lugar muy bueno.
La pelirroja se quedó mirándolo unos segundos, pera después sonreír y lanzar una pequeña risa.
- ¿Tú? Nunca saldría contigo -respondió-. No eres mi tipo.
- Emm... Está bien, lo entiend...- en ese momento Brennda se levanta del asiento, dejándolo con las palabras en la boca.
- ¿Y qué tal? -ella logró escuchar que alguien le hablaba al chico. Al parecer era su amigo.
- Me he humillado a mí mismo -respondió rulos, como lo había nombrado ella.
Luego de dos horas de matemática y una de biología, Brennda ya regresaba a su casa.
- ¿Vienes conmigo Lotty?- preguntó Brennda a Charlotte, así es como le decía.
-Lo siento B, hoy me vuelvo con Chuck. Nos vemos mañana- dijo, mientras caminaba al auto de su novio.
Brennda saludó a Chuck a lo lejos con su mano y se dirigió hacia su auto. Se subió y salió marcha atrás, a esas horas el estacionamiento estaba vacío. Pero al parecer, ese día fue la excepción. Se bajó de inmediato al sentir el impacto.
Fue hacia detrás del auto y ahí vio a rulos, tirado en el suelo con su bicicleta al lado. Inmediatamente se maldijo por no haber mirado hacia atrás.
- ¿No me vas a ayudar? -preguntó él.
- ¡Estoy pensando en algo! -le gritó, haciéndolo callar.
Se agachó y lo tomó de los brazos, pasándolos por sus hombros. El chico pesaba mucho. Lo subió en el copiloto de su auto, para dar la vuelta y al final subirse ella.
- ¡Mi bicicleta! -lloriqueó él.
- ¡No puedo pensar en todo a la vez! Eres pesado, mis fuerzas ya se gastaron. Después le diré a Chuck que venga por ella y la deje en tu casa. Ahora cállate y déjame ayudarte.
- Está bien, no fue tu culpa -masculló él. Aunque bien sabía que ella había chocado con él, no él con ella.
- Lo sé, sólo déjame ayudarte. ¿Dónde vives?
El chico le dio su dirección y ella puso en marcha su vehículo. El camino fue silencioso, hasta que Brennda decidió hablar.
- Nunca me dijiste tu nombre -comentó, frenando en un semáforo en rojo.
- Soy Jason -susurró él, sin poder apartar su mirada de la pelirroja.
- Soy Brennda Ty... -Jason la interrumpió.
- Brennda Tyler, lo sé. Todos lo saben...
En el rostro de Brennda se asomó una sonrisa tímida, la cual reprimió en cuanto se dio cuenta. Carraspeó y enseguida el semáforo cambió a verde. Ella siguió conduciendo hasta dar con la casa de Jason. Al llegar, se quedó callada viendo el auto que estaba fuera de esta. Rulos se desprendió el cinturón de seguridad y estaba por abrir la puerta, cuando sintió la mano de la pelirroja sobre su brazo izquierdo.
- ¿Por qué está el auto de Britney Walk en tu casa? -preguntó, dirigiendo su mirada al chico.
- No lo sé, capaz que la raptaron unos alienígenas que resultan ser mis padres -respondió con un tono sarcástico, el cual no le hizo gracia a Brennda-. Es mi hermana -dijo al fin, para después salir con un poco de dificultad del auto ya que estaba un poco herido.
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Con Costo de Entrega
Ficção AdolescenteBrennda Tyler nunca fue de palabras ni emociones. Las acciones eran su fuerte. Siempre se salía con la suya y conseguía todo lo que quería. Obedecer a sus padres no estaba dentro sus planes. Una noche decide ir más lejos de lo normal, entregando su...