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Abrí los ojos de golpe, mi despertador decía que faltaban 20 minutos para mi primer día de clases—¡No puede ser!—corrí por toda la habitación agarrando mi ropa y cambiandome lo más rápido posible, la preparatoria me quedaba algo lejos me puse perfume y bajé al primer piso, como siempre no se encontraba mi tía, ya que salía a trabajar temprano. Agarre mis llaves salí de la casa corriendo directo al auto y conduciendo lo más rápido posible.
—Estacioné el auto y suspire aliviada, todavía no habían timbrado—
— ¡Deyla!—no tuve tiempo de ver, unos brazos y piernas estaban al rededor de mi cuerpo—
—¡aauu!—chillé, caímos—
—¡Oh, te extrañe ! tengo mucho que contarte sobre mis vacaciones.
—Si, ya lo creo pero, una cosa.
—Dime.
— ¡quitate de encima, NO RESPIRO!
—up—dijo soltando una risilla para, se pararo y me ayudo a levantarme—
—Samantha , ya te dije que que me ames, no me ames tanto—
Samantha era mi mejor amiga, la conosco desde que tengo memoria y siempre ha estado para mí como yo para ella, ella es ligeramente más baja que yo, mido 1.70 —
—Bueno ya, deja de quejarte aburrida, ten—dijo extendiendome una hoja—es tu horario, lo busque por tí y marque las clases en las que nos toca juntas—dijo con una gran —
—gracias,ésta primera hora la tenemos juntas, ¿vamos?.
—¡por supuesto!—dijo mi amiga entrelazamos nuestros brazos caminamos juntas hasta el salón de clases—
Pasaron las primeras horas de clase, que fueron Aburridas; y es que todo lo que hicimos fue hablar, hay lindos chicos, tocaron el timbre del recreo tomé mis cosas y fuí a mi casillero a guardar mis libros.
—¿quién soy?—dijo uno voz gruesa—
—no lo sé, de seguro alguien feo
—¡heu!— gritó, me destapo los ojos y me empujo en broma—soy la persona más guapa que conoces, entiendelo nena—guiñandome un ojo, rei.
— no te creas tanto Trabis—aunque la verdad es que si es guapo,él es alto, con ojos verdes y pelo ondulado, mi mejor amigo—
—bueeeeno,que te parece si nos dejamos de mentir y vamos a la cafetería por algo de alimento—haciendo una cara de sufrido—en lo que me cuentas como te fué en las vacaciones.
—esta bien, moriré de hambre si no como en los próximos minutos—dije, con Trabis por un lado soltando una pequeña carcajada—
Divisé la mesa donde se encontraba Samanta haciendonos señas para que nos sentaramos con ella, Caminamos hacia ella y tropezé, o más bien alguien me puso el pie.
—¡QUERIDA! pero que te paso, ¿estás bien?— su estúpida voz chillona Lina—
—¡Qué te pasa zorra!— grité todos me miraron, me levante—
—¿a mi? nada— dijo la muy zorra—
—oh tal vez eso se pueda arreglar.
—¿a que te ref...— no terminó de decir la oración ya le había pega una piña en la cara y cayó al suelo como la tabla plana que es—
—¿qué te pasa imbécil?—dijo con su voz entrecortada y la mejilla izquierda roja, mirandome desde el suelo—
—¿a mi? nada— dije imitándola, preparada para el segundo round, cuando unos brazos me cargaron y sacan de la cafetería—
—¡Bajame, nos estamos perdiendo la mejor parte!—le dije a Trabis, y Samanta atrás de el—
—sé que no te quieres perder esto, yo tampoco, pero en cuánto el director se entere estarás en problemas—¡mierda!—
—¿VIERON SU CARA?—grito Samanta ignorando a Trabias, una fuerte carcajada salio por parte de Samanta y enseguida por parte mia y de Trabis
El director solo me dio una charla por ser inicio de clases, pero que para la próxima "castigo", conocía bien ese salón, solo por defender a los que quiero e inocentes de arpías venenosas pero ¿quien los entiende?
Toco el timbre, Sali del salón a toda prisa seguida por Samanta.
—Oye Deyla ¿me llevas ? no quiero caminar, estar en éste reclusorio me terminó de matar—dijo haciendo una cara muy rara, ella vive a unas cuadras pero no es conocida muy bien por sus energías para caminar—
—ok—dije soltando una risita—te llevaré a tu casa porque eres una floja— subimos al auto—
—oye, ¿me dejas conducir?
—No, mi auto, yo manejo ¿quedó claro?
—Ok— dijo con voz aburrida—
Encendí el auto y dí reversa, cuando empieza a sonar "girl on fire" de alicia keys en mi celular, me distraje por un momento y ¡CRASH! había chocado con algo, o alguien..
—¡Maldita sea!, ¿acaso quieres matarme?—gritó el conductor de la moto—
—Oh no— dije apenas audible, volteando lentamente la cabeza para encontrarme con el dueño de la voz. Con un un Harry Syles totalmente enojado y con ganas de matarle a quien se le metiera en el camino— Demonios, ¿éste día no podría ser peor?