La ayuda llega de dónde menos la esperas

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Disclaimer: Las parejas oficiales nunca debieron ser, así que nosotros atentamos contra lo establecido en los últimos dos libros, porque un amor como este vivirá en el corazón de todos nosotros hoy, mañana y siempre. Los personajes pertenecen a J.K Rowling. La historia pertenece al reto "Romances de época" del grupo HARMONY (HARRY Y HERMIONE) & Harmony, a true love between two Gryffindors en Facebook.

*º*º*º

Sir Albus Dumbledore había ido a visitar la tumba de su querida madre y hermana, cuando se disponía a partir acompañado del mozo que le sostenía una sombrilla, logró vislumbrar entre el mal tiempo a otro caballero dos hileras detrás. Apenas avanzó unos pasos cuando reconoció -no sin asombro- su identidad.

-Señor Potter -llamó sumamente intrigado con su presencia en Londres, después de tan larga ausencia.

Harry fue pillado con la guardia baja, guardó rápidamente la nota en el bolsillo de su abrigo, dejó la caja en su lugar y se giró hacia la figura que esperaba por su palabra. Sus ojos lo recorrieron y segundos después sus cejas se arquearon con reconocimiento.

-Sir Albus Dumbledore -dijo, dedicándole un saludo adecuado.

-Hemos escogido un día y un lugar peculiar para encontrarnos después de tantos años.

-Eso parece -contestó apenas atendiéndolo, su mente aún seguía atada a aquellas peligrosas palabras que yacían ahora guardadas entre su ropa.

«¿Quién la mando? ¿Por qué? ¡Maldición!».

Se le escapaban tantas cosas que se sentía un reverendo inútil, preso por la ignorancia sobre el gran enigma que habían envuelto sus padres. Jamás se le hubiese ocurrido que llevaban una doble vida.

-¿Acepta?

Harry lo observó con aturdimiento.

-Pero, ¡vaya que esta disperso!

-Debe usted aceptar mi disculpa, me temo que mi estadía en el cementerio me ha nublado la cabeza. -Se justificó sintiendo pena. Uno no podía perder el interés en medio de una platica con el que alguna vez había sido juez de paz.

-Claro, claro -dijo con un ademán para tranquilizarlo-. Apenas se trataba sobre una invitación, creía qué tal vez le gustaría acompañarme a tomar una taza de té o una copa de oporto.

-Eso sería agradable -agradeció con una sonrisa educada.

-Excelente. Pongámonos en marcha, muchacho -comentó apoyándose en su sobrio bastón-. Este clima hace que me sea difícil andar, el dolor en los huesos es una molestia lastimosa a la que me enfrento en mi día a día.

-Si me permite aconsejarle, debe usted velar más por su bienestar y evitar las salidas en este clima tempestuoso.

Albus le dirigió una risa. -Entonces me sentiría muy aburrido, encerrado en mi casa aguardando la muerte. Estoy plenamente consciente de que es muy imprudente, pero prefiero salir y ver lo que el mundo tiene que ofrecer; un poco de emoción en mis últimos días es lo que hace feliz a un viejo como yo.

Potter no encontró nada difícil comprenderlo, sus labios se escurrieron en una sonrisa a juego.

El camino a la residencia, no fue tan largo como Harry hubiese deseado para poner en orden sus pensamientos, pero basto para que estuviese más concentrado.

-*Al verte adulto, no puedo evitar pensarlo y supongo que estarás harto de oírlo, pero te pareces extraordinariamente a James. Menos en los ojos: tienes los de tu madre.

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