- ¡Es el cartero!, ¿quieres bajar tú?. – Me pregunta mi madre sabiendo que espero un paquete -.
- Dame la llave.
- Gracias, hijo.
Lleva agradeciéndome un mes entero que suba el correo, ya que hace dos meses que espero un paquete y ésta semana bajo todos los días con la esperanza de que haya llegado. Mi madre está más atenta al interfono para avisarme si viene el cartero, antes revisábamos el buzón cada tres días. El seguimiento del paquete indica que llegó al país hace dos semanas, por eso mi gran interés en bajar.
Abro el buzón con la esperanza de ver el paquete. El paquete que pedí es una funda para un celular y entra por la ranura del buzón con facilidad. Este ya es el tercero que pido. Por desgracia, al abrir el buzón solo encuentro cartas. Subo decepcionado por las escaleras hasta mi piso en la segunda planta. No puedo evitar fisgonear un poco las cartas que tengo en mi poder mientras subo. Pasando carta por carta, me doy cuenta de que una de las cartas es diferente a las demás. Es una carta de color beis escrita a mano por una persona. La carta se dirige a mí como destinatario.
Me paro al ver esa extraña carta por ambos lados. A mis 18 años no espero una carta que vaya destinada especialmente a mí. Cuando llego a la puerta del piso, la guardo para verla con más detenimiento en mi habitación. Dejo las demás cartas en la mesa del recibidor y voy a mi habitación.
- ¿Ha llegado ya?. – Me pregunta mi madre desde la cocina -.
- No, tendré que esperar a mañana.
Cierro la puerta de mi habitación y coloco la carta en el escritorio. Antes de decirles nada a mis padres, prefiero averiguar que es por mí mismo. Al abrir la carta saco un papel en muy mal estado, como si lo hubiesen arrugado previamente. Me quedo paralizado al reconocer el tipo de escritura que contiene el papel. Esta carta la ha escrito mi amigo Jaime. Reconocí la antiquísima letra que utilizaba él de pequeño. Es imposible que reciba nada de él, ya que murió hace 7 años atropellado por un tren. Aquel desastroso accidente me dejó marcado de por vida y tan solo trataba de olvidarlo una y otra vez, trataba de engañarme a mí mismo, apenas dormía y algunos medicamentos me ayudaban a evitar la depresión.
Los actos de mi cuerpo se reflejan lágrimas completamente involuntarias. Lágrimas escurridizas que son semilla de un recuerdo bello y hermoso de lo que fue mi amigo y que por ahora nadie que conozca ha podido mejorar en ese aspecto. Suspiré para mis adentros, esto no podía ser ninguna broma, no creo que alguien lo medianamente decente, me cuele esta carta 7 años después de la tragedia. Intenté elevar el papel hasta mis ojos con cuidado ya que estaba seriamente dañado. Reconocí muchos borrones y letras difusas escritas a lápiz cuando la dirección fue escrita a bolígrafo. Empecé a leer.
"Héctor, soy Jaime. Querido amigo, ojalá lo creas, pero en realidad te engañaron. ¡Todos te engañaron! Es algo surrealista, pero es así. Necesitas saber todo lo que no te contaron, necesitas saber porque nos separaron, necesitas saber porque hago esto. Pues bien, yo tengo esas respuestas, pero antes de tus necesidades van las mías. Tan solo necesito que confíes en mi..."
Por el mal estado del papel, solo puedo alcanzar a ver lo que expresa el siguiente último párrafo.
"pistas, ¿te acuerdas donde enterramos el pájaro cuando éramos niños? Pues si confías en mí, encontrarás una nota dentro de una botella enterrada cerca de ese lugar. Léela, y sabrás de mí. Procura venir..."
En adelante es ininteligible. Dejo la carta en mi escritorio y me froto repetidas veces la cabeza. Siento un profundo desazón por las palabras de mi "presunto" amigo difunto. ¿Cómo contrastar que está vivo?, ¿Cómo averiguar si es o no una jugarreta?. Se atreve a comunicarse por carta después de 7 años, y por algún motivo no entiendo ese último párrafo. Si la carta fuera más específica, me explicaría porque se comunica así, ¿por qué ahora me deja otra nota?. Quizás no especifica más porque el papel está bastante dañado y emborronado.
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Papermoon (Luna de Papel)
Short StoryHéctor es capaz de recordar aquellos momentos en los que estaba con su más intimo amigo Jaime cuando eran pequeños. Cuando juntos observaban las estrellas como una incógnita y observaban la Luna resplandeciente culminando en lo alto del cielo, hacie...