Diario de expedición

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Bastaron solo 4 días para que el mundo entrara en caos, cada cuidad de cada país ya parecía un jardín de estatuas, la enfermedad seguía creciendo, la humanidad más enloquecía y entre que pasaban los días aún se buscaba la cura, una cura que cada vez parecía más remoto.

¿Qué harías con un solo día de vida?...

Es la pregunta que los pocos sobrevivientes en medio de la agonía. Una vez aparece la marca roja resplandeciente sobre tu pecho no hay vuelta atrás. El virus te consume poco a poco, como si congelara cada parte de tu cuerpo llegando a un punto en que dejas de moverte y te conviertes en una estatua viviente, aun no se sabe por qué o cómo fue que paso, al igual que seguimos sin tener una cura para regresar a la gente a la normalidad.

Una vez que estas encantado solo tienes la oportunidad de moverte por 24 horas antes de que el virus te consuma por completo.  

Quienes contraen el virus se le conoce como "los encantados",  ya que siguen a la espera de que alguien los desencanten de esta pesadilla... si es que a este paso logramos encontrar la cura para salvarlos.

Esta es la historia de dos amantes, ante tan difícil situación.


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