Una cita en el fin.

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Aomine

Un par de lágrimas corrieron por el rostro de Kise, al verlo así no pude contenerme en derrama lágrimas. Lo abrace nuevamente a mi cuerpo, esta vez su cabeza estaba apoyada en mi pecho, acaricie un poco sus cabellos, posteriormente recargue mi cabeza en la suya.

- Amor, todo va estar bien, esta vez no te dejare solo.

Kise alzo su mirada, yo busque la manera de evitar este amargado momento, bese su frente y le regale una sonrisa para que mi bello ángel se tranquilizara. Me dolía verlo triste. Después de esto Kise también me regalo una hermosa sonrisa, tan resplandeciente como este sol naciente.

- Daiki, será mejor que vayamos a ver a lo que venias.- Me encantaba cuando Kise me decía Daiki. Y bueno tiene razón, por lo menos debemos saber que ocurrí allá dentro para que nos arruinara el momento.

- Jeje Si, iré primero para protegerte.- Bese su mejilla, me dirigí a la puerta.

Al abrir vimos todo aparente tranquilo, aun así saque mi arma y camine con cautela en la sala principal. El área está en orden, le indique a Kise que podía entrar. No se veía a ninguno de nuestros amigos por ningún lado, seguimos explorando hasta llegar a su dormitorio.

Era muy tarde para los dos. Los encontramos recostados en la cama, Kuroko estaba sosteniendo el rosto de kagami, mostrando una sonrisa como si todo fuera a estar bien, mientras Kagami tenía una mirada triste. Kise volvió a soltarse en llanto, lo volví abrazar hasta que se calmara. Nunca supimos que fue lo que provoco el ruido.

Una vez calmado, me explico lo que había sucedido, fue una verdadera tragedia para kagami.

Salimos del lugar, sentía tristeza al ver lo sucedido a mis amigos, sabía que no podía perder más tiempo, y sabía que mis últimas horas solo las quería pasar con Ryota.

-Daiki.- su voz me saco de mis pensamientos, y vaya que esta vez sonó tan seductora que no dudo en haberme puesto colorado.- ¿Qué tal si tenemos una cita?

-¿C-cita?- Bien me ha dejado vulnerable.

-Sí, una cita en el fin del mundo.

Kise

Sabía que esto era un momento muy duro para ambos, el ver a nuestro amigos de ese modo, el hecho de que ya la calles estaban en total silencio y el que ahora ambos estábamos en esta situación, no existía marcha atrás y la lección que me dio lo que pudo ser un nuevo amigo, me han hecho ver que solo me quedan dos opciones; pasar nuestras horas ultimas horas lamentando todas estas desgracias o hacer los mejores momentos como si no existieran límites para nosotros.

-Nada mejor que pasar nuestro tiempo juntos, dándonos amor hasta olvidarnos del virus que habita en nosotros.

Aominecchi volvió a sonreírme, estaba a punto de volverme a besar pero lo detuve.

-¡HA A HA!, primero debemos alistarnos, no voy a salir contigo en tu uniforme de policía.

- Vamos no seas así.- dijo poniendo cara de cachorro triste.

-Eso sí que no, que pensara la gente estatua si nos ven así, creerán que me habrás arrestado.- Le lance una mirada coqueta.

Después de eso ambos empezamos a reír a carcajadas, nos abrazamos y con mi mano cerca de su rostro, deslice uno de mis dedos por su nariz.

- Nos vemos en el parque en una hora.- Bese su mejilla y Salí corriendo. Voltee atrás y al parecer se había quedado ido – ¡NO LO OLVIDES!

- Ahí estaré Amor mío.- Me guiño un ojo mientras me sonreía de modo galante.


Kise

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