Capítulo único.

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Abrió sus ojos, intentando alejar de su mente el dolor que se encontraba en sus posaderas, así mismo, dándose cuenta de aquella incomoda posición en la que se encontraba.

Y unos gritos, muy chillantes, de Chloé.

Habían caído por la escotilla para la ropa sucia del hotel Le Grand Paris.

No, no habían caído ¡Chat Noir las había empujado!

Oh, ese gato mañoso se las pagaría.

— ¡Ugh! Y presisamente contigo ¿Por qué Chat Noir no tiene compasión por mi? — Tomó la prenda de ropa que tenía en su rostro, apartándola con asco — ¡Supongo que estarás feliz! —.

Cuando por fin se pudo poner de pie, Marinette tomo el puente de su nariz, frunciendo el ceño.

— ¿Por qué estaría feliz de algo que provocaste? — La encaró, era obvio que ambas estaban molestas.

— ¡Ah no! ¡Esta vez sabes que no fue mi culpa! — Chloé se acerco a ella, señalándola — Si no fuera por tu actitud de señorita perfecta esta fiesta de San Valentin no estaría arruinada — Apuntó ella — Y mira donde estamos, en el apestoso cuarto de lavado —.

Y ante esas palabras llenas de molestia, Marinette no supo que responder, quizás por qué era la primera vez que pensaba que Chloé tenía algo de razón.

Por que, esta vez tenia razón.

Aunque si había que repartir la culpa, ambas cargaban la mitad de esta.

Pues todo había comenzado en la mañana de ese 14 de febrero, donde todos los alumnos del Françoise Dupont se encontraban emocionados por aquel día, quien sabe, quizás sus sentimientos serían correspondidos.

Exceptuando a un pobre aventurado que le estaba declarando su amor en pleno patio del instituto, ante la atenta mirada de los alumnos, a nada menos que a Chloé Bourgeois.

Recibiendo una gran carcajada, y un no por respuesta de parte de ella, más la humillación.

Y como usualmente pasa en estos casos, Marinette salió en defensa de aquel pobre chico.

Logrando que la escena se repitiera, solo que ahora se le declaraba a Marinette, quien por las razones que todos sabemos, lo rechazo con una oración atropeyada.

Había sufrido dos rechazos en unos minutos, que duro.

Restándole importancia, Chloé comenzó a dar el anuncio del siglo «Según ella», todos estaban invitados al Hotel Le Grand Paris esa misma tarde para una fiesta en honor a ese día.

Plan perfecto para marcar territorio con Adrien, por su puesto.

Y Marinette sabia eso, así que por obviedad ¡Ella estaría ahí!

Olvidando ambas por completo aquel accidente.

Que recordarian aquella tarde al estar en el gran salón del hotel.

Donde Amour éternel¹ apareció, deteniendo por completo la fiesta y, buscando a aquellas que lo humillaron en un lapso de tiempo que era ridículo.

¿Su poder? Lanzar besos, y aquel que fuera alcanzado, bueno, le juraba amor eterno.

No pasó mucho tiempo para que el héroe minino hiciera su aparición, y pensara que la mejor solución era ponerlas en un lugar seguro.

Y ahí estaban, entre lavadoras y secadoras de tamaño industrial, junto con sabanas sucias y ropa de servicio en el mismo estado.

Observó a Chloé, claramente estaba malhumorada. Luego pasó su vista por el lugar ¡Bingo! Una puerta.

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