Había caminado hasta que las calles se hicieron conocidas para ella, camino hasta el centro de la ciudad y entro a una cafetería que ya era conocida para ella, se dirigió a la barra.
-Buenos días cariño-saludo una mujer que trabajaba en el lugar.
La mujer era rubia, sus ojos eran de color verde azulado tenía una sonrisa hermosa. Conocía a Maureen desde hace mucho tiempo ella siempre la iba a visitarla la quería como a una hija y Maureen la quería como una madre.
-Hola- respondió la pelinegra con pesadez apoyando su torso en el mesón de la barra mientras que la rubia ponía una expresión de preocupación.
-Maureen-dijo con un tono de voz severo mientras la chica soltaba un quejido para dar a entender que estaba escuchando-¿fuiste a ese bar de nuevo?
-No...-dijo alargando la última letra claramente estaba mintiendo y la rubia le dedico una mirada asesina-bueno talvez-hizo una pausa-solo fui solo un momento- se excusó.
-¡Te he dicho mil veces que no me gusta que vayas a esos lugares te podría pasar algo y estarías sin nadie para ayudarte ni siquiera vas con un acompañante quieres que me dé un ataque!-comenzó a regañar la ojiazul mientras Maureen solo quería que se callara por un momento.
-Lo lamento Lucy pero ahora solo quiero un café- Lucy la miro con preocupación-tuve una semana difícil, necesitaba divertirme lo lamento- la rubia negó con la cabeza y luego la miro con ternura.
Sirvió un café y espero hasta que Maureen lo tomara todo esta sonrió y dio gracias.
-Por lo menos dime que dormiste en casa-dijo casi rogando Lucy.
-En donde más dormiría-mintió y la rubia se alivió-Por cierto creo que deje mi bolso aquí ayer en la tarde-dijo tratando de cambiar de tema.
-Lo tengo justo aquí-dijo girando y tomando un bolso negro del suelo.
-gracias es tarde mejor me voy a clases-expreso a punto de irse-
-¿Iras a clases?-pregunto Lucy.
-No tengo nada mejor que hacer –dijo giñando un ojo y cerrando la puerta de aquella cafetería.
***
Estaba bajo el pequeño tejado de la parada del autobús, había comenzado a llover, estiro su mano para poder tocar la lluvia, las gotas caían poco a poco en su mano y ella solo sonreía.
Talvez no tenía sentido para los demás pero para ella lo tenía, para ella era especial era algo raro pero la lluvia le gustaba, la hacía sentir bien.
La manga de su suéter se comenzaba a humedecer y el autobús paro frente a ella.
Subió y se sentó en uno de los asientos del fondo viendo a la ventana perdiéndose en sus pensamientos.
Su madre la había abandonado hace algunos años, su padre tenía mucho dinero, pero ella decidió irse de casa, ahora estaba viviendo en un departamento cerca del centro y pagaba la renta con un trabajo de medio tiempo en un bar y Estaba en una universidad pública.
Comenzó a analizar su vida, su actitud y lo que estaba haciendo, en su mente pasaban tantas aunque no se reflejara en su rostro, talvez las personas decían que estaba bien, pero ¿Qué sabe la gente de ella? Las "personas solo son personas" individuos que pasan en tu camino sin permiso, son individuos a los que no les importa no que pienses, son distracciones.
Poco a poco comenzaba a quedarse dormida, con su cabeza apoyada al cristal de la ventana de aquel autobús número 57.
Alguien se sentó junto a ella, era un chico castaño de ojos grises se veía alto a pesar de estar sentado, su tez era blanca y se veía muy atractivo. Ella aún no se daba cuenta, estaba prácticamente dormida.
-Te enfermaras-dijo con una voz grave mientras que Maureen despertaba ya que tenía el sueño muy ligero.
Se quedó viendo al muchacho con una expresión de confusión mientras él sonreía.
-¿Qué?-respondió aun con confusión.
-si usas esa clase de ropa en invierno es probable que te enfermes- explico en pelinegro-tu suéter se ve algo mojado.
-Es porque lo está genio-respondió Maureen con obvies sacando otra vez su típica actitud agresiva-además es mi problema si quiero ponerme una minifalda cuando este nevando.
-De acuerdo solo quería ayudar-dijo el chico divertido recostando su cabeza en el asiento-Soy Nate-se presentó con una sonrisa.
-No te lo pregunte-aclaro Maureen indiferente.
-Eres grosera pero muy linda-Dijo Nate riéndose-¿sabes trato de conquistarte?
-Yo trato de Evitarte-comento cortante.
Maureen no era muy sociable, su actitud a veces era grosera sin embargo era encantadora, creía que la gente solo era parte del paisaje, que no era importante, que estaría mejor sola, porque así fue como creció, tan obstinada, tan orgullosa, tan indiferente, simplemente tan hermosa.
Maureen había decidido estar en silencio el resto del camino, aquel chico de ojos grisáceos se había quedado dormido. El autobús hizo una parada en la universidad pública en la que ella bajo.
El clima seguía deprimentemente hermoso, Maureen caminaba hacia su salón, sus pies dolían, y quería darse una ducha no se había cambiado desde a noche, y aún estaba con resaca.
Se puso a pensar nuevamente en su vida, en lo tan mala que era, se puso a pensar en que estaba aburrida, en que sus días eran tan monótonos y sin emoción, desde hace tiempo que no se sentía bien, sentía que se perdía de algo, sentía que el mundo pasaba a su lado sin que se dé cuenta, que el tiempo pasaba de largo sin avisar y ella se perdía en medio de él.
Pensaba que ya no sentía, que estaba muerta en vida, que le faltaba algo. Y tal vez era cierto, había perdido la emoción, había perdido la calidez , había perdido todo, aun así ella seguía ahí.
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Maureen
Teen FictionEra complicado, muy complicado al igual que ella, era complicado describirla, era complicado acercarse a ella. Era única, Tan indiferente, segura, orgullosa, tan ella. Encantadora de alguna forma pero rota a la vez, Hermosa a su manera pero a la...