-Bien, supongamos que su teoría de mi “diario” es cierta.
-¿Otra vez estas con eso Summer? No es un diario, es una guía en la que apuntas tus movimientos, sentimientos u opiniones, te ayudara, si no, no te hubiese mandado escribirlo. Las cosas por escrito parecen más fáciles, ayudan.
-Bueno, hagamos un trato.
-En mi consulta no se hacen tratos, se hacen las cosas o no se hacen y tú tienes que hacerlo si no, no te va a servir de nada toda la terapia.
-Es usted un cabezota.
-No soy cabezota, soy psicólogo. No te digo las cosas que quieres escuchar, te digo las cosas que debes escuchar.
-¿Aunque eso signifique herirme?
-Aunque eso signifique herirte.
-Gracias, es usted un buen psicólogo. –Digo poniendo los ojos en blanco, a veces el Sr.Rich era bastante testarudo.
-Si lo que te digo, si mis palabras te duelen significa que es verdad lo que pienso y desde la verdad es de donde empezamos a sacar todos esos males que piensas y sientes.
-“Supongamos” –Digo realzando el tono de voz y haciendo un gesto con los dedos en el aire en forma de comillas.
-No, nada de suposiciones. La verdad o la mentira. No existe otra manera de salir. –Volví a poner los ojos en blanco, no aguantaba este hombre, a veces él era quien realmente sacaba mi mal humor.
-Que testarudo es usted.
-¿Otra vez estamos con eso Summer? Uno de los problemas que tienes es que siempre te quedas atrapada en la misma opinión o sentimiento, por eso estas así. –Tenía razón, cuando algo se me metía entre ceja y ceja era casi imposible sacármelo, a no ser que pasara algo que entonces ocuparía el lugar del otro.
-Bueno Summer, baja abajo y que te den cita para la semana que viene. –Eso significaba que la sesión había terminado. Me levante y antes de salir por la puerta, me gire, mire al Sr. Rich.
-Tenemos un tema pendiente. –Le dije.
-Hasta la semana que viene. –Me respondió, pasando absolutamente de lo que acababa de decir, así era el Sr. Rich.
Cuando salí de la consulta, una ráfaga de aire frio me envolvió, en este hospital siempre hace frio, es como si nunca pusieran la calefacción, solo en las salas podías llegar a estar a una temperatura más normal. La sala de espera casi siempre estaba vacía, alguna que otra mujer se sentaba para esperar al psiquiatra o al psicólogo de adultos. Un día llegue a pensar que era la única adolescente que venía por estos pasillos de Psicología, tan preocupada llegue a estar de ser la única loca que se lo comente al Sr. Rich.
-¿Soy la única? –Le pregunte.
-¿La única? ¿A qué se refiere Srta. Summer?
-La única loca que viene a verle.
-No está loca.
-No cambie de tema, ¿soy la única?
-No, no eres la única, si fueses la única no estaría trabajando. No me contrataría solo para ayudar a una persona.
-Oh, gracias, me ha quedado claro que no soy importante para usted.
-Y no lo es, simplemente manteemos una relación psicoanalista.
-¿Y cuando vienen?
-¿Quiénes?
-Los otros locos como yo.
-No está loca, ni ellos tampoco. –Siempre me repetía que no estaba loca, aunque si asistía al psicólogo significaba que estaba totalmente ida de olla.
-¿Cuándo?
-Eso no es información que pueda compartir con usted. –Me dijo, eso me desgarro por dentro, sabía que no me iba a contestar nunca.
Y aun pasadas unas semanas, aunque el Sr. Rich me había dicho que si asistían más locos jóvenes como yo a su consulta, no había visto a ninguno a parecer, solo a las mismas señoras de entre treinta y cincuenta años.
La sala era fría, distante, todas las paredes eran blancas, lo único que podía darle un poco de color a la sala de espera eran esas sillas de plástico pegadas al suelo, que hace un tiempo serían blancas igual, pero por el tiempo o por la suciedad se volvían grisáceas. Mi madre me esperaba sentada en una de esas sillas, con la mirada puesta a saber dónde.
Ahora mi madre era una de esas mujeres que esperaban para entrar a ver a su psicólogo o psiquiatra. Mi madre siempre me ha contado que su vida no siempre ha sido un cuento de hadas, desde muy pequeña tuvo que dejar de estudiar, algo que se la daba bastante bien y pienso que todavía sigue siendo muy inteligente, lo dejo todo para poder traer dinero a casa. Ella y su hermana trabajaban sin parar. Desde una temprana edad cuando mi madre tendría unos quince o dieciséis años su madre, mi abuela, había fallecido por Cáncer de mama. Claro, a una niña que se la muera su gran apoyo sería horrible. Su vida tampoco cambio después, ni siquiera mejoro un poco, su padre que tenía la misma enfermedad que mi tía y ella, empezó a desarrollarla y a ponerse cada día peor. Mi madre y mi tía tenían que cuidarle noche y día, al igual que ahora hacemos con mi tía. Lo que más odio de la historia de mi madre es que cuando me cuenta como murió su padre, el mundo se me cae encima. Los que padecen esta enfermedad no mueren por ella, si no por que tienen las defensas tan bajas que cualquier virus, aun tan miserable puede llevárselos. Mi abuelo ingreso en el hospital por neumonía, creo recordar. El cumple de mi madre caía el dieciocho de Febrero, mi madre fue a ver a su padre al hospital, para quedarse la noche de su cumpleaños con él, pero este se negó rotundamente y la obligo a salir de fiesta, a disfrutar de su cumpleaños, al día siguiente cuando volvió al hospital a visitarle se encontró que su padre había fallecido. Siempre que me cuenta la historia me dice.
-¿Sabes? Él lo sabía, sabía que iba a ocurrir esa misma noche y obligo a irme de allí, para que no pudiera verlo. Odio que fuese el día de mi cumpleaños, pero mi padre hizo un gesto muy grande por mí, prefirió morir solo y que así le recordara cuando aún seguía vivo, cuando aún tenía, aunque fuesen mínimas, algunas fuerzas. Por eso ha día de hoy su gesto sigue siendo inmensamente grandioso.
Sus palabras siempre me hacen llorar. El primer día que me contó la historia de su padre, desde ese día siempre he pensado que de algo tan malo, siempre puede llegar a surgir algo tan bello.
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No me puedo creer que nos pasara esto.
Teen Fiction¿Y si todo tu mundo no tiene sentido, si piensas que no encajas, que todo te parece mal, que no deberías estar aquí y sin embargo lo estas? Summer Scott Collins es la chica menos afortunada del mundo o eso es lo que ella piensa. Desde que nació su...