Y como todas las semanas me volvía a tocar consulta con el Sr. Rich. Mi caso era grave y por eso decía que tenía más urgencia que viniese más días a la semana, no me estaba muriendo, pero si me desgarraba por dentro todos los problemas que tenía.
Siempre llegaba un par de minutos antes a la consulta, mi madre siempre decía que mejor llegar con tiempo, aunque eso conllevara despertarme tres horas antes. Otro día más con la sala de espera vacía, esto de ser la única loca me ponía enferma, hasta las mujeres me miraban con caras raras, algunas seguro que pensaban “Oh pobrecilla, que de problemas debe de tener para estar aquí”, otras dirían “Esta niña es una loca y malvada, seguro que viene aquí porque pega a sus padres” y incluso otras pensarían “Seguro que es una adolescente psicópata”. Al principio si que me importaba lo que hablaran, pero poco a poco con el Sr. Rich he practicado para que no me importe lo que digan, bueno en el fondo duele que te miren y señalen, pero si no saben lo que ocurre no pueden hablar.
-¿Summer? -El Sr.Rich apareció por la puerta de su consulta y echo un reojo a la sala de espera.
-Sí. -Me levante del asiento, despedí a mi madre con una mano y entre en la sala de espera. El despacho siempre olía a productos de limpieza, a productos con aroma a cítrico. Era agradable. -No se porque has mirado a la sala de espera, nunca hay nadie, solo yo, bueno y a veces las señoras. -Le dije mientras me sentaba en el asiento.
-Quizás espere a alguien.
-Lo dudo. -Frunció el entrecejo a la vez que subía la ceja izquierda y me miro a través de sus gafas.
-¿Has escrito algo más?
-Ah sí, mi pequeño diario de confesiones psiquiátricas.
-¿Y bien? -Le extendí mi cuaderno.
Nota Nº2.
Las notas las suelo escribir por la noche, ya que es por la noche cuando pienso mucho y eso es malo. Haber pensar no es malo, pero excesivamente si, nos crea bastantes problemas pensar en lo malo, porque claro, las personas somos tan estúpidas que no pensamos en todo lo bueno, no, para nada, lo bueno no sirve, es lo malo con lo que hay que vivir y martirizarse. ¿Para que pensar en lo bueno teniendo lo malo? Lo que yo decía, que somos estúpidos.
-Esta vez la nota ha sido bastante más breve que la anterior.
-¿No te gusta? -Pregunté.
-Si, me parece increíble, una reflexión bastante....¿Reflexiva?
-No te ha gustado.
-Todo lo que escribas no tiene que gustarme, soy tu psicólogo y te lo mando para ayudarte, pero que sepas que si me ha gustado, nos dejas a todo el mundo por estúpidos.
-No, a todo el mundo no, solo a esos que piensan en cosas malas todo el tiempo, pudiendo pensar en cosas buenas.
-Summer, todo el mundo hace eso, aunque sea un par de segundos. Todo el mundo no puede evitar pensar en lo malo, es algo de la vida, si no pensáramos en lo malo, no cometeríamos errores y si no cometiésemos errores no aprenderíamos de ellos.
-Pues lo que yo decía, somos totalmente estúpidos, bueno creo que somos mucho más que estúpidos. ¿Sabe usted una palabra que sea más grande verbalmente hablando?
-Pues no, ahora mismo no caigo y creo que otros de tus problemas es que piensas las cosas demasiado, no me refiero a pensar en cosas buenas o malas, si no a pensarlo demasiado. Eres una pensadora natal, piensas a lo grande, cualquier cosa por pequeña o grande que sea tu la piensas más y más, de modo que un problema que tienes tan pequeño como un grano de arroz, lo haces una montaña.
-Creo que me he perdido, ¿Me esta diciendo que pienso mucho, pero que es malo o que es bueno? -El Sr.Rich como siempre, vuelve a menear su cabeza en gesto de desaprobación y cansancio.
-¿Lo ves? Siempre piensas que las cosas tienen que tener un lado, o bueno o malo, pero no es así, a veces las cosas no tienen lado, están ahí y ya esta. Lo que digo es que tu lo piensas tanto que ya automáticamente les pones ese lado aunque no lo tengan.
-Creo que ahora es usted el que esta pensando las cosas demasiado para explicármelo a mi. -Dije entre risitas y el Sr.Rich levanto la ceja derecha y contuvo una gran sonrisa.
-Nuestro tiempo a terminado, te veo la semana que viene a la misma hora de siempre.
-Hoy se deshace de mi muy pronto, faltan cinco minutos para que se acabe nuestro tiempo. -Normalmente suelo ser curiosa y pesada, es lo que hace tener que replantearse tantas cosas al día, que no paras, es como si tuviera hiperactividad.
-¡Dios mio! ¡Summer! Eres incansable. -Dice con un tono de voz de desesperación y amargura.
-Eso me suelen decir. -Digo entre risas. Me levanto de la silla y me dirijo hasta la puerta. -Hasta la semana que viene Sr.Rich.
Abrí la puerta de la consulta y salí, el aroma a cítricos y productos de la limpieza me rodeo por completo, casi cegándome por un par de segundos. Busque entre las sillas vacías a mi madre y lo más sorprendente fue que había alguien más en la sala de espera, y no, no era una de esas mujeres viejas y sofocantes, todo lo contrario, era un chico. Un chico totalmente normal a mi parecer, más o menos de mi edad, algo poco usual en esta sala de espera. Vuelvo en sí y me fijo en que mi madre esta en la esquina opuesta al chico nuevo, voy andando y paso por delante del chico, este que hasta entonces estaba cabizbajo mirando hacia el suelo, sube la mirada al ver que paso por su lado y el chico tan solitario y cabizbajo es el que menos me espero encontrar en un lugar como este, es el chico nuevo, Blake.
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No me puedo creer que nos pasara esto.
Teen Fiction¿Y si todo tu mundo no tiene sentido, si piensas que no encajas, que todo te parece mal, que no deberías estar aquí y sin embargo lo estas? Summer Scott Collins es la chica menos afortunada del mundo o eso es lo que ella piensa. Desde que nació su...