Capítulo 14

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La mañana siguiente desperté, no tenía ni las mínimas ganas ganas de arreglarme para ir al colegio así que tomé lo primero que vi tomé mi chaqueta y bajé a la cocina. Mi madre no había bajado aún pero estaba despierta, había escuchado su alarma y la puerta del baño abrirse.

Así que la esperé, me recosté en un sofá y vi los mensajes de mi móvil.

¿Puedo Llamarte? No te eh visto en todo el día.

Era el único mensaje que tenía sin abrir. Pero algo me llamo mas la atención que el mensaje de Theo, la foto de perfil de Cam. Era ella debajo de un árbol, y por alguna razón me parecía muy familiar, pero no tenía ni idea de donde lo había visto. Llevaba justamente la ropa que traía puesta cuando vino a verme, lo único diferente era que en la foto traía puesta una chamarra de piel color gris y el cabello en una trenza.

-Buenos días Rox.- Dijo mi madre mientras bajaba la escalera, su voz me saco de mis pensamientos sobre la foto y me metió en otros.

-Buenos días mamá.

-¿Lista para ir al colegio?

-Supongo..

-Cuanto entusiasmo, vamos sube al auto.

Me levanté del sofá y tomé mi mochila. Mi madre estaba más arreglada de lo normal, llevaba una falda negra de tipo tubo y una blusa color salmón de tirante, además se había planchado el cabello y lo llevaba suelto, y ni hablar de sus zapatillas de tacón, eran más altas que las que llevaba diario a su trabajo. Nunca se ponía tanto maquillaje, ni siquiera para los eventos especiales.

Subí al auto y me quedé mirándola, en espera de de alguna explicación, pero ella no me tomo en cuenta, encendió el auto y arrancó.

-¿Que sucede?- Me preguntó unos minutos después de haber avanzado -¿Por qué me miras de esa manera?

-Por nada.

-Se que tienes algo,nunca me miras de esa manera.

-¿Por qué vas tan Arreglada?

-Tenía ganas de arreglarme un poco.

-Bueno.

Mi madre tiene un gran parecido a mi, pero sus ojos son color verde y sus piernas no resaltan tanto como las mias. Su rostro aún es joven, pero debajo de ese maquillaje, sus ojos se ven cansados y sus mejillas algo caídas. Antes de llegar a la escuela, mi celular sonó, era Theo, así que decidí no abrir el mensaje, había olvidado decirle que mi madre me llevaría al instituto.

Nos detuvimos en la entrada del Instituto, me desabroche el cinturón y le di un beso en la mejilla.

-Te veré en casa.- Le dije.

-Rox.

-¿Dime?

-Vete directamente a casa, no te quiero fuera después de la escuela.

-Bien.

Bajé del auto y vi como mi madre seguía la calle derecha. Entre al instituto y me dirigí hacia mi casillero, lo abrí y vi que había un sobre dentro de él, me parecía extraño que alguien me hubiera dejado alguna nota, así que decidí abrirla, dentro de él, había una hoja doblada a la perfección en tres partes y luego por mitad, no estaba escrita a mano, tenía recortes de revista que formaban una frase.

Tienes que estar alerta, no todas las sonrisas son amables.

Miré en varias direcciones esperando encontarme con él autor de aquella nota tan extraña, no encontré nada fuera de lo normal en el pasillo, no sentía ninguna mirada o alguna otra cosa que me alterará así que la di por ignorada. La hice bola y la tiré a la basura.

Busque a Cam en su casillero, pero por lo visto, no había llegado aún. Tomé mis libros y me dirigí a la primera clase "Ingles avanzado" y me senté en el mismo lugar de siempre, la profesora Hurts había dejado de asistir al colegio porque llevaba varios años en la misma escuela y quería un cambio. Sonó el primer timbre y todos sabían lo que sucedería. Vendría alguna de las secretarias y nos diría que hiciéramos repaso de alguna otra clase, así que saque mi libreta de ciencias y me puse a intentar resolver los balances.

Estaba tan concentrada, que no me di cuenta de lo que sucedía en ese momento.

-Buenos días muchachos.- Dijo una voz muy aguda y lenta. Levanté la cabeza y me di cuenta que frente a mi se encontraba una secretaria principal, esas que solo vez cuando vas a la oficina del director. Una mujer bajita y llena, llevaba el cabello de un color rubio muy opaco y demasiado maquillaje para su edad.

-Buenos días.- Respondieron todos al mismo tiempo.

-Muchachos, su muestra de ingles, la profesora Hurts decidió cambiar de escuela, y en su lugar tenemos a la nueva maestra, la cual llegará en un momento, espero que se comporten con ella.

Después de eso, salio del salón, me gustaba como daba clases la profesora Hurts, era una de mis favoritas, pero me intrigaba la idea de saber quien llegaría en su lugar. Minutos mas tarde, la puerta se abrió y la persona que entro me dejó sin palabras.

-Buenos días, soy la profesora Mayra y seré su nueva maestra, espero llevarme bien con ustedes- dijo la persona que menos esperaba encontrarme en ese momento -Primero tomaré lista y después les diré la manera en que vamos a trabajar.

Mencionó varios nombres antes de llegar al mio.

-Susan Boyle.

-Aquí.- Dijo Susan una hija tímida que se sentaba al final del salón.

-Roxana Steel.

-Aquí mamá.

El salón se llenó de voces, nadie esperaba esa respuesta, mi madre se quedó mirándome a los ojos durante unos segundos y fingió que ese comentario no le había importado. Siguió con la lista y después comenzó a decir su manera de trabajo y nos dio instrucciones para la primera actividad. No podía permitir que mi madre estuviera vigilandome de esa manera, ¿dejar su trabajo por cuidarme? No podía soportarlo.

Me levanté y me puse frente al escritorio.

-¿Podemos Hablar?- Le dije de una manera fría.

-¿Qué sucede?

-¿Por qué te cambiaste de trabajo de esa Manera?¿Quieres controlarme más? Te recuerdo que ya no soy una niña pequeña y no necesitas vigilarme de cerca.

-Y yo te recuerdo que soy tu madre y se lo que hago, no necesito pedirte permiso.- Mi madre frunció el ceño y arrugó los labios, nunca hacia esa expresión sólo cuando estaba muy furiosa o algo en verdad le incomodaba -Así que dejemos esta platica para la casa. Toma asiento y termina el vocabulario.

-No lo haré.- Levanté la voz y me plante más firme ante el escritorio -Quiero una explicación ahora.

-Dices que no eres una niña pequeña y mírate ahora estas lloriqueando como lo haría un bebé a un dulce.

Odiaba que me hablará de esa forma tan humillante. Me di la vuelta y guarde todas mis cosas en la mochila, estaba dispuesta a salir del salón, no importaba lo que me dijera o como me tratara de impedir la salida. Me coloque la mochila en los hombros y con la cabeza en alto caminé hacia la puerta, cuando sentí su mano tomándome por el codo.

-¿A donde vas?

-A cualquier lugar lejos de ti.

-Siéntate.

-No.

Jale mi brazo para que me soltara y puse mi mano sobre la perilla de la puerta. Salí de salón no me interesaba saber lo que me decía, en ese momento solo quería huir.

Tenias Que Ser TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora