바람의노래 。

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Soulmates.
Las soulmates se complementan, cuando se encuentran cerca, uno de los símbolos del Ying y el Yang aparecerá en tu soulmate Indicando a quien complementas. Las soulmate que logran conocerse siempre se volverán a encontrar, sea dónde sea.


Una muchacha de cabellos azulados caminaba con sigilo por las destrozadas calles, procuraba no romper la formación del escuadrón y no ser vista por las tropas de vampiros que se acercaban. Su misión número uno era impedir que la mayoría de los escuadrones enemigos se hicieran con el terreno. De soslayo vio como el irresponsable de Yuichiro Hyakuya se acercaba a terreno peligroso ignorando completamente las órdenes dadas por sus superiores, nada nuevo para ella. Como era de esperarse, ella tuvo que hacer, con mala gana, su papel de niñera y de amiga, porque, a pesar de todo, ella le tenía cariño a Yuu-chan. Sus movimientos eran felinos, sin ademán de hacer el menor ruido, con molestia tomó al susodicho de la capa negra con tonos verde que tenía el uniforme, le dio una mirada de reproche y le pegó fuertemente en la nuca.

—¿Qué crees que haces, idiota?—susurró poniendo sus brazos en jarra, no iba a dejar que esta vez se le escapara de las manos la personalidad del pelinegro, ya estaba bastante harta de las burlas de Guren y Shinoa por no poder controlarlo, no les iba a dar el placer de hacerlo de nuevo.

—Proteger a mi escuadrón, ¿Qué más si no?—habló sarcásticamente, Eve estaba que le daba un gran tortazo al irresponsable soldado frente a ella, hizo una extraña cosa con sus manos como controlando su enojo hacia él y tomó una bocanada de aire.

—¿Alguna vez vas a utilizar la nuez que tienes por cerebro?, no te hagas el héroe, respeta la formación porque si no me encargo yo de darte un tortazo, que no olvidarás ni en tu otra vida, para dejarte inconsciente y encargarme de todo.—amenazó con un semblante espeluznante que produjo un escalofrío en el contrario, este se dignó a asentir varias veces con nerviosismo, nunca Eve se había enojado tanto con Yuu al punto de dar más miedo que Kureto Hiragi. La muchacha de orbes cafés le apuntó con el dedo avisando que le está vigilando atenta, mientras volvía a su puesto con rapidez. Comenzó a repasar el plan, Yoichi estaba desde unos edificios vigilando el perímetro y cuidándolos desde la distancia, Shinoa y Mitsuba estaban más atrás como escuadrón de apoyo y Kimizuki respalda desde la tierra.

Miró a su demonio, Yoriko, quien reposaba en la forma de un cinturón en su cintura cubierta por su uniforme, ella adoraba hablar con su demonio. A veces Eve se sentía sola en ese mundo, las conversaciones solían durar horas, hablaban de temas triviales o cosas importantes las cuales hacer en una batalla, pero, el tema que siempre se discutía, eran las denominadas Soulmates. Su demonio nunca pudo hallar la suya, le había contado que en su vida como vampiro sólo se dedicó a temas políticos y a cazar humanos, no le interesaba en lo más mínimo ese tema. La pecosa, en cambio, vivía pensando en ello, tenía dos miedos en este tema: que su Soulmate estuviera muerta, cosa que era muy probable, o que ella muriera en una batalla antes de encontrar a la persona que nació destinada para estar con ella, que nació inconscientemente a su medida y ella a la de él, quienquiera que sea.

Yoriko era muy especial para ella, a pesar de que claro, una vez haya intentado poseerla, pero no volvió a pasar porque, extrañamente, se volvieron amigas pues Eve se vio influenciada por la bondad de Yoichi. Su demonio disfrutaba transformarse en diferentes armas, si, los demonios podían hacer eso, al fin y al cabo, siguen siendo más poderosos que los humanos y eso le venía de perlas a ambas. Eve le dio una señal a su demonio para que se preparase, las tropas vampíricas ya llegaron. Los iris de la muchacha se dirigieron a su irresponsable compañero que se tensó al notar una mirada color marrón sobre él, la mayor se dispuso a indicarle silencio y que por primera vez tomara atención a su entorno. La chica se quitó su cinturón haciendo una serie de movimientos con sus manos mientras una niebla con tono violáceos le rodeaba dejando en su mano una hacha más grande que ella misma, la hoja afilada brillaba con el sol. Una flecha de Yoichi le dio la señal de atacar, ella atacaría primero por tener más experiencia y madurez.

Salió rápida de su escondite atacando a lo primero que su visión logró captar, con agilidad exterminó a sus atacantes, que para su suerte, eran vampiros comunes. Retrocedió siguiendo el plan que había repasado una y otra vez en su mente. Otra flecha verde y negra surcó el cielo y cayó a unos metros de ella dándole perfectamente a un grupo enemigo. Al pasar los minutos más y más tropas llegaban, necesitaban ayuda. Notó como una pelea se arremolinaba entre Yuu y unos enemigos que le doblaban en número. Ella bufó yendo en rescate de él.

—Podrías alardear menos y luchar más, ¿Sabes?—dijo bloqueando un golpe de espada que iba directo a su pecho y otro que iba dirigido a Yuu. Volvió a atacar con una corazonada floreciendo en su pecho, sintiendo como su corazón palpitaba mucho más rápido de lo normal, negó con su cabeza apartando aquellos pensamientos centrándose plenamente en luchar y en sus enemigos, que blandían la espada como si de una pluma se tratase. Unos kilómetros más adelante se hallaban sus superiores con algunos problemas, los vampiros más fuertes se habían concentrado allí y su escuadrón debía presentarse al recibir una orden. Atestó un último golpe a un grupo de vampiros, exterminándolos, mientras tomaba el brazo del menor y lo llevaba lejos de ahí.

—Nos necesitan—hablo Mitsuba mientras se retiraba a paso rápido para ir a ayudar a sus camaradas.

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—De aquí no creo salir vivo—dijo Yoichi por lo bajo, habían muchos progenitores y eso sería un problema, aún así, a Eve el corazón le seguía palpitando fuertemente, sus instintos le decían que algo le esperaba allí, no podía concentrarse bien justo por ello y se sentía idiota. Podrían perder vidas allí, sus amigos, y ella se preocupaba por banalidades como sus presentimientos.

—Como sea, Guren nos necesita—habló mirando de reojo la batalla que estaba llevando el Teniente Coronel, corrió rápidamente al ver como un vampiro rubio le iba a clavar su espada rojo carmesí a lo que era, técnicamente, su  única familia. Algo potente y de un color blanco puro se alzaba  en su mirada, sobre el vampiro resplandecía un símbolo, el símbolo del Yang, eso significaba que aquel chico era su Soulmate. El entorno comenzó a andar lento para ella, le dolía ver a su Soulmate con ganas de asesinar a su familia, pero, no le culpaba, era un vampiro al fin y al cabo. Tomó aire y acelero el paso, conciente de la estupidez que cometería, había cierta felicidad en su mirada roble, una mezcla de emociones casi imposible de descifrar, había hallado a la persona que fue hecha para ella y eso era más que suficiente, ya no importaba si era un vampiro o no. Con rapidez se interpuso entre la espada y Guren, la espada de Mikaela atravesó el torso de la muchacha sin problema alguno, sangre carmesí brotó a borbotones de su vientre, escurriendose hasta el piso.

El muchacho rubio abrió los ojos al ver que había asesinado a su Soulmate, no podía aceptarlo, le quitó su espada y  estrechó su cuerpo en sus brazos, confuso, los cabellos azules de la muchacha hacían un maravilloso contraste con el físico de Mikaela, con aquel blanco impoluto de su uniforme, el joven vampiro tomó su blanca y pecosa cara entre sus manos, sin guantes que pudieran impedir el tacto. Había hecho algo de lo que jamás se perdonaría, la persona que nació para él, muerta, por su culpa. Ya no podría tener a alguien que le complementará y estaba oficialmente solo. Por su mente cruzó la idea de que le transformara en vampiro, Eve sintiendo como ya llegaba su hora, negó con suavidad.

—Al menos te conocí, nos encontramos, y nos volveremos a encontrar—la voz suave y parsimoniosa que soltaba la joven en su lecho de muerte sorprendió a Mikaela, ella estiró su mano acariciando su rostro y luego enredando su mano en sus cabellos rubios, ya no había porque temer, al fin se encontraron y eso bastaba, ya no tenía miedo.

Ese no era el lugar para que aquella pareja tan peculiar tuviera una vida. Sus ojos castaños se apagaron y su mano cayó en su regazo, murió en los brazos de su Soulmate. Mikaela la abrazó, sentía dolor como aquella vez en la cual vio morir a su familia, el cruel destino lo volvía a hacer.

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¡Gracias por leer el Os completo! perdonen las faltas ortográficas, no sirvo mucho para esto.

Hear the wind sing - Mikaela Hyakuya.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora