1

117 5 0
                                    

El poco equipaje que llevaba se movía en la parte trasera de la camioneta de mi tío. El sol era caliente a esta hora y quemaba la piel de mi brazo volviéndola de un rosa fuerte. Una estela de humo nos seguía mientras la camioneta iba a todo lo que daba por el camino de tierra.

Está demasiado alejado de la civilización pienso, mientras veo los animales y las plantas fundirse a mis costados sin una pizca de vida inteligente. A lo lejos el rancho de mi tío se eleva dejándome ver sus colores casi desteñidos.
Y aunque todo lo que veo es verde, marrón y seco. Veo en este lugar una nueva oportunidad para empezar de nuevo. Lejos de todos, incluso lejos de mí misma.
Volteo la vista a mi tío. Está a mitad de sus treinta y me recuerda un poco a mi papá cuando maneja, pero no hay mucho más, en realidad hace años no lo veo. No puedo imaginar lo que esto es para él. Traer a una adolescente problemática a su casa no debe de ser fácil. Pero a pesar de que no habla mucho ha sido agradable desde que nos encontramos en el aeropuerto, incluso me dio un pequeño abrazo. Por la mirada que le di estoy segura que pensó que se excedió, pero no creo que sepa que no he recibido muchos abrazos en mi vida.
La camioneta frena con fuerza frente a la casa y rápidamente mi tío desciende de ella y en tres grandes zancadas está frente a mi puerta.
- Perdóname por la puerta Livy- dice luchando por abrirla- En unos pocos días voy a ir la ciudad para que la arreglen.
Cuando por fin la abre, esta suelta un chirrido agudo y por un momento pienso que va caerse en el suelo.
- ¿Están aquí?- escucho que una voz pregunta. Mi tío baja las dos maletas que tengo y las pocas cajas que traje.
- Es mi esposa- dice mi tío mirándome- ¿La recuerdas?
Yo asiento con la cabeza esperando a que la dueña de la voz se presente. Una mujer pequeña con el pelo castaño baja suavemente las cuatro escaleras de la casa y se para frente a mi.
- Livy- dice, ella me pone un mano en el hombro- Soy Judy- dice con una sonrisa- ¿Me recuerdas?
Yo asiento. Ella se toma un par de segundos para mirarme a conciencia. Sé que tengo la cara un poco magullada y el labio inferior roto, pero no me gusta que me mire o cuestione, así que volteo la cabeza hacia otro lado.
- Estoy feliz de que estés aquí- dice finalmente Judy.
- Livvy, te preparé el granero viejo para que te quedes- dice mi tío y levanto la vista para mirarlo.
- Granero viejo es solo una forma de decir. Lo hemos arreglado perfectamente, será como tu propio departamento personal.
Veo el granero a unos metros de la casa, las pocas veces que vine me encantó ese lugar, solía jugar durante horas ahí.
Tomo uno de mis equipajes y empiezo arrastrarlo hacia ahí.
- La habitación está arriba- dice Judy junto a mi trayendo una de las cajas con ella- Y aquí te pusimos un pequeño televisor y este sofá- dice señalando a la cosa marrón.
- Lo siento por el color de la alfombra- dice mi tío- Le creí a esa mujer cuando me dijo que era genial.
Una alfombra de un rosa chicle está debajo del sillón. Estoy encantada con el lugar, es amplio y está pintado en blanco desde adentro. Puedo ver que mis tíos se esforzaron en realidad por hacerme sentir cómoda y lo aprecio tanto que siento ganas de llorar.
- Iré a traer las demás cajas- dice mi tío
Observo la especie de segundo piso que hicieron para mí y voy hasta la pequeña escalera.
La cama es de color madera con una manta clara y dos almohadas, bastante ordenado. Hay una pequeña mesita de luz a un lado y unas cortinas rojas cubriendo la pequeña ventana a un lado.
- Baja para que pueda enseñarte el baño- dice Judy. Lo hago y caminamos hasta un puerta.
- Esto lo construimos especialmente para ti- dice mi tía- Debes esperar unos minutos si piensas usar agua caliente, pero por lo demás no te preocupes. Todo funciona perfectamente.
Yo asiento agradecida.
- Iré a traerte algunas mantas más. Notarás que durante el día es bastante caluroso pero en la noche es otra cosa. A veces tenemos diez grados en pleno verano.
- Listo- dice mi tío dejando otra pila de cajas en el suelo- ¿El lugar está bien Livy? ¿Te gusta?
Yo asiento.
- También hay habitaciones dentro de la casa si eso te hace sentir más cómoda- Niego rápidamente y sonrío.
- Todo es perfecto, gracias- digo.
Ambos se ven felizmente complacidos de escucharme hablar.
- Está bien- dice mi tío golpeando su manos- Iré a terminar lo que me queda por hacer.
Me deja sola con Judy que se ofrece ayudarme a desempacar.
- Me alegro mucho de tenerte aquí- dice Judy mientras dobla mi ropa dentro de un cajón- Voy a tener un bebé sabes.
Miro su viente incrédula.
- Es bastante pequeño aunque ya tengo cuatro meses- dice poniendo una mano ahí- Tu tío y yo luchamos mucho por este bebé. Me alegra mucho tener otra mujer aquí. Necesito alguien imparcial para elegir la ropa de bebé y color de las paredes- ella continúa hablando sobre cosas al azar mientras ordena mis ropas con delicadeza.
- Te gustará aquí- promete- Es un lugar tranquilo y en muchas ocaciones divertido y voy a hacer lo mejor que pueda para que estés bien ¿Sabes eso verdad, Livy?
- Gracias Tía- digo con un nudo, agradecida.
La siguiente hora paso ordenando lo poco que he podido traer. No es que tuviera mucho en mi antigua casa pero traje lo indispensable. Afortunadamente todos mis libros están en dos cajas, son viejos y los compré de segunda mano, pero no tengo nada material que me importe más que ellos. Los coloco en un pequeño estante, no tengo los suficientes para llenar todo el espacio, pero pienso que se ven bien. Continuo desempacando y el resto son solo ropas y algunas chucherías. Pongo una foto enmarcada de mi mamá a un lado de mi cama y la observo.
Antes me resultaba muy difícil siquiera mirar a esta fotografía, unas de las pocas que tengo. El recuerdo de su corto tiempo conmigo y su rápida ida me dolían en lo profundo. Pero con el tiempo se hizo mucho más sencillo. Ahora cada vez que veo su foto recuerdo los buenos momentos, los alegres. Ojalá pudiera hacer lo mismo con otros recuerdos. 
Me doy una ducha, el agua sale bastante fría pero me relaja los músculos doloridos. Cuando termino no me doy ni siquiera un segundo para mirarme al espejo. Sé como luce mi cara y peor, sé como luce mi cuerpo. Con cada roce de la ropa siento el dolor de los cintarazos que quebraron mi piel. No necesito verme para saber que las heridas se ven mal.
Me pongo una camisa el doble de mi talla y unos jeans, me hubiese gustado llevar otra cosa, porque de verdad hace mucho calor, pero todavía no me siento lo suficientemente cómoda para hacerlo.
Camino hasta la casa y voy hasta la parte trasera que es donde sé que la comida se encuentra. Escucho las voces de mis tíos y me quedo quieta.
- ¿Ben estás seguro que esta niña hizo esas cosas?- pregunta Judy- ¿La has visto? Ni siquiera respira lo suficientemente fuerte para oírla. ¿Problemática? No creo eso ni un poco cariño.
- Lo sé, Judy. Dios, su rostro luce bastante golpeado. Algo horrible pasó con ella. La policía y servicios sociales no me dieron nada de información, si no fuera porque mi hermano tiene esa póliza jamás la hubiésemos encontrado.
Doy un paso adelante para que sepan que estoy aquí.
- Livy- dice Judy acercándose- La comida va estar lista en un momento. Tu tío es genial cocinando- sonríe al decirlo y debo decir que es un poco contagioso.
- ¿Te sientes cómoda en el granero?- pregunta mi tío mientras revuelve algo en el fuego.
- Es perfecto- digo. Y de verdad lo es.
- Me alegra que te sientas bien. Si necesitas algo más podemos ir a la ciudad a buscarlo, solo está a unos quince minutos al norte. Te gustará mucho, para ser un pueblo pequeño tiene bastantes atractivos.
- Estoy bien- digo. Judy me invita con los ojos a que me siente en la mesa y lo hago, pongo mis manos a los costados de la silla y siento algo húmedo rozarme. Cuando bajo la mirada un pequeño cachorro color marrón mueve la cola hacia mi.
- Ese es Anís- dice mi tío
- ¿Anís?- pregunto confundida mientras lo acaricio detrás de la oreja.
- Judy lo encontró arriba de la camioneta. Ella volvía del supermercado y no tenía idea de que el cachorro estaba ahí, cuando llegó a casa se había devorado dos cajas de té.
Es muy bonito, pienso mientras lo acaricio. Yo tuve un perro una vez, mi madre había aparecido con él un día y lo amé desde entonces. Tanto, que él tuvo que acabar con el. Nunca me permitía amar algo demasiado. Todo lo que me importaba demasiado se iba, mi papá, mi madre, Teddy. Encontré el cuerpo de Teddy en el patio de mi casa con una bolsa en la cabeza. Ante el recuerdo dejo ir al cachorro inmediatamente, como si me quemara. Judy no omite el gesto y su cara se transforma un poco, parece triste por mí.
Me lavo las manos en el baño que está junto a la cocina y mientras lo hago mi tío me ha servido un enorme plato de carne y fideos. Todos nos sentamos a la mesa y Judy dice unas oraciones antes de que empecemos a comer.
- ¿En que año de la escuela vas?- pregunta Judy entre bocados- Tienes quince, así que supongo que en segundo.
- Cumplí quince solo hace unas semanas, voy a ir a primero- contesto.
- Bien. La escuela no está lejos de aquí, solo un par de kilómetros. Todavía faltan dos meses para que empiecen las clases, pero espero que te guste.
Dos meses. Es bastante tiempo y por alguna razón la idea de no aprender nada durante ese tiempo me deprime.
- Me gustaría ir a la biblioteca, si me muestras el camino mañana puedo ir- digo en voz baja, preocupada de que esto sea demasiado.
- No es problema, yo puedo llevarte. Pero tendremos que ir temprano. La camioneta necesita ser reparada y tengo otras cosas que hacer- dice mi tío.
- A la hora que digas está bien- contesto. Mi tía sonríe de nuevo, hace eso mucho. Nunca he conocido a alguien que lo haga tanto como ella.
Cuando termino de comer pongo mi plato y vaso en el lavadero.
Y me despido, o al menos lo intento. Judy me sigue hasta el granero.
- Espero que duermas bien- dice tomándome de la mano. He notado que a ella no parece importarle mucho mi necesidad de espacio personal. Es una persona afectuosa puedo notarlo, pero para alguien que no ha recibido mucho cariño antes es difícil de aceptar- Livy, quiero que sepas que lo que sea que quieras hablar estoy aquí ¿Está bien? No me importa todo lo que pasó antes de que llegaras a esta casa, piensa en ello como el pasado y este lugar como una página en blanco. Quiero que sientas este lugar como tu hogar, y a nosotros como tu familia. ¿Bien?
Yo asiento, conmovida. Pero no hablo y después de un asentimiento ella se va.
Me cepillo los dientes y peino un poco antes de subir las escaleras. Me acuesto sobre mi estómago y cierro los ojos.
"Una página en blanco"
Pensé lo mismo cuando llegaba hoy. En este lugar como una nueva oportunidad para mí, lejos de todos. Pero principalmente lejos de él.
Me quedo dormida con esa idea en la cabeza.

Siento el primer golpe en la mejilla, el dolor produciéndome una quemazón en el área. Cierro los ojos con fuerza, no puedo gritar, no puedo ni siquiera llorar. Eso lo hace mil veces peor, lo sé.
-¿piensas que puedes comer mi comida?- pregunta tomándome del pelo y llevándome hasta el suelo- ¿Piensas que voy a darte de comer y que no tendrás que pagar por ello?- con mis ojos aún cerrados escucho el sonido de su pantalones. Dios, no. Por favor.
- ¿Vas hacer que me sienta bien verdad?- dice tomándome con dureza del pelo- ¿Vas a pagarle a papi por meter comida en ese asqueroso cuerpo, verdad?
- No eres mi padre- digo.
- Gracias al infierno que no. ¿Quién querría ser padre de una mierda como tu? Por eso se fue. No podía soportar ver tu cara de mierda todos los días. Ahora elige que harás perra, me la chupas o llevas ese paquete. No voy alimentar tu culo gratis.
- Llevaré el paquete- digo.
- Bien- me suelta de pelo- Pero no pienses ni por un momento que te salvas de chupármela. Un día voy cogerte tan bien como lo hacía con la puta de tu madre. Ahora quita esa cara de mierda de mi vista y lleva ese jodido paquete- con una última patada en las costillas se va.

Me despierto sobresaltada sin tener idea de dónde estoy. El sudor en mi frente se desliza por mi mejilla y siento mis manos temblando. No puedo respirar. Pero sé que es solo un ataque de pánico. No sé como bajo las escaleras y corro fuera del granero. Corro durante unos segundos y luego me dejo caer sobre el suelo. Es todavía de noche pero amanecerá dentro de poco. Controlo mi respiración, la calmo con inhalaciones profundas y pausadas.
Estoy bien. Me repito.
Estoy a salvo.
Sigo haciéndolo durante unos minutos hasta que puedo respirar con normalidad de nuevo. Me recuesto en el césped que se extiende como una gran alfombra verde y el rocío humedece mi ropa. Cierro los ojos.
- ¿Se puede saber qué haces aquí?
Abro ambos ojos de golpe y veo las botas de un chico- Está muy frío y tienes poca ropa- dice mirándome.
Me levanto del césped con lentitud. Me siento aún un poco mareada.
- ¿No sabes hablar?- pregunta con dureza. Pero sigo si contestar. ¿qué hace este chico aquí? Todavía ni siquiera amaneció.
- Eres un ladrón- digo dando un paso hacia atrás. El levanta una ceja hacia mi.
- Debería decirte eso a ti. Aunque no eres muy buena, no tienes nada contigo.
- Vivo aquí- digo en voz baja. Aunque no sé por qué se lo digo. No tengo idea de quién es. El levanta ambas cejas ante esa información y voltea la vista al granero.
- Trabajo aquí- contesta el.
Nos miramos. Es un chico mayor que yo, puedo ver eso. Es alto, con ojos marrones y una mandíbula bastante extraña. Tiene una pequeña línea en el centro de ella.
- ¿No tienes frío?- pregunta mirándome hacia abajo y luego de vuelta a mi rostro. Miro yo misma lo que traigo puesto y veo por qué le pongo incómodo.
Sin decir otra palabra me alejo caminando de nuevo al granero. No me volteo a verlo, pero estoy segura que me está mirando. La quemazón en mi nuca me lo dice.
Subo de nuevo a mi cama y me quedo dormida.
Me despierto cuando el sol me da directo en la cara. Todavía es temprano, ni siquiera pasan de las siete aún. Me doy una ducha, me pongo unos vaqueros y una remera y voy hasta la casa.
- Buenos días Livy- dice Judy- ¿Tienes hambre?
Asiento y sonrío sentándome en la mesa. Mi tío entra unos minutos después y sonríe al verme.
- Hey Livy- dice acercándose a mi. Parece que va darme un beso en la cabeza pero al ver mi reacción retrocede- Me alegro que ya estés levantada. Después de desayunar iremos a la ciudad.
Me sirvo un poco de café y como unas tostadas que me dan ganas de llorar. Hace años que no probaba una. Es crujiente y con un poco se mermelada sabe a cielo.
Escucho unas pisadas y cuando levanto la vista veo al chico que vi esta mañana.
- Buenos días- dice el, sentándose en una de las sillas frente a mi- Me alegro que estés más vestida ahora- dice mirándome a mi y me pongo roja.
- ¿Disculpa?- dice mi tío con el ceño fruncido mirando al chico fijamente.
- Esta mañana conocí a su... invitada- dice el mirándome, no sé por qué pero por su mirada siento que no le agrado mucho a este chico.
- Oh- dice mi tía poniéndose detrás de mi- Ella es Livy- dice poniendo sus manos en mi hombro- Y el es mi hermano, Liam. Trabaja aquí en las vacaciones.
Yo asiento pero no lo miro.
- Ella no habla mucho- dice Liam y levanto la vista hacia el- Cómo es que esta pequeña chica traficaba drogas, parece que fuera a romperse por lo flaca que está- dice sin ninguna clase de filtro. Me encojo, la vergüenza golpeándome crudamente mientras mi rostro se enciende.
- Liam- gruñe mi tío.
- ¿Qué?- pregunta el, como si no entendiera el daño.
- Cierra la maldita boca- dice mi tío.
Liam bufa, veo que me mira y aparto la mirada. En definitiva no le caigo bien.

Nueva historia.
Espero que la disfruten 😏
Xoxo
NarcoBooks👸🏼

Can you hear me now ? [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora