Sí, lo recuerdo, era una tarde de lluvia y olor a tierra cuando este hombre entró corriendo en un café cualquiera de una placita cualquiera a cubrirse de otra de esas lloviznas de un día de diciembre muy extraño
Y no es que nadie lo haya notado, si no que nadie le quiso dar importancia.
Y este hombre sin más remedio se vio obligado a ver el menú y verse un poco interesado
Y al levantar la mirada para encontrar a la mesera se encontró con un par de caderas bien formadas y unos ojos tan grises que parecía que la tormenta lo había seguido hasta el café
Y de una sonrisa cansada y surcos oscuros debajo de los ojos, ésta hizo el esfuerzo de decir “¿Qué va a querer?” aunque la mesera ya sabía que él sólo pediría una taza de café negro y un pastelito cualquiera.
Increíble, entonces, la sorpresa que esta se llevó, cuando él le respondió “Que una tormenta insignificante pasé cada día para que me empuje a ver esos maravillosos ojos que tienes tú.”
ESTÁS LEYENDO
Ruido Silencioso
PoetryPrometo que será mejor mientras más leas, lo que pasa es que mi corazón es demasiado blando como para borrar trabajos malos, de cuando empezaba a escribir. Dame consejos, ¿de qué podría escribir?, ¿palabras para ampliar mi vocabulario? Me he dado c...