Capítulo 2

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Todos en clase la miraban pero nadie se atrevía a dirigirle la palabra. Con su gesto duro deslizaba el lápiz por un desgastado cuaderno tomando anotaciones que creía importante. No sabía muy bien cuál era la razón que le había llevado de vuelta a la universidad. Tal vez el toque de atención con el juez y con su padre. La noche de la pelea alguien más golpeó su cara. Hizo una mueca al recordarlo y se llevó la mano a la mejilla. Definitivamente había sido aquel golpe el que le había sacado de su ensimismamiento. El profesor caminaba a su lado, notó como se paraba y se quedaba mirándola.

- Me alegro de que hayas vuelto, Ariel.

Ariel levantó la mirada pero no dijo nada. La campana sonó, cerró el cuaderno rápidamente y salió de la sala sin más palabra. Caminaba con paso decidido y rápido. Se dirigió a copistería y pidió todos los apuntes retrasados. Salió de allí con un buen taco de folios y se dirigió a la puerta principal para fumar un cigarrillo. Apoyó los papeles sobre el banco de piedra con el cuaderno encima para que no se volasen las hojas, sacó las gafas del bolsillo exterior de su chaqueta, se las colocó, y después el tabaco. Encendió un cigarrillo y se sentó en el banco. La gente comenzaba a salir para fumar igual que ella. Entonces la vio, con su melena dorada y sus tacones, sonreía, parecía feliz y aquello la molesto muchísimo. Alguien la empujó y Ariel vio cómo se golpeaba contra el cristal.

- Te crees muy lista, ¿verdad, bonita?- dijo la joven del pirsing en el labio.

- ¿De qué estás hablando, Luz?- dijo recomponiéndose y alejándose de la puerta.

La otra joven volvió a empujar el brazo.

- Mírame cuando te hablo.

- ¡Cálmate!

- No me digas que me calme, que sé que te has liado con Xavi.

Dafne soltó una carcajada. La chica se cabreó aún más y golpeó la mejilla de Daf. Ariel se levantó instintivamente y se interpuso entre ella y la chica del pirsin empujándole con fuerza hacia atrás.

- ¿Por qué no me golpeas a mí como lo has hecho con ella?

- Tú no te metas, friki —pero no se movió ni siquiera para intentarlo.

Ariel sonrió y fue a golpear con el puño cerrado. Una mano de mujer sujetó su muñeca.

- ¿Acabas de volver a las clases y ya quieres que te expulsen el primer día?

La mujer continuó sujetando su muñeca incluso cuando ella había bajado el brazo.

- Todos a clase, aquí no hay nada que ver. Tú, deberías clamarte,- dijo mirando a la chica del pirsin,- si no quieres tener problemas.

No tardaron en entrar y dejar a las tres mujeres solas. Ariel miró hacia la puerta asegurándose de que la chica entraba dentro. En la puerta miraba atentamente Isolda. Miró su propio brazo y comprobó que aún sufría el agarre de la mujer.

- ¡Suéltame!- apartó el brazo de manera brusca.

- Más te vale controlarte o acabarás expulsada. Se te han dado más oportunidades que a nadie por ser hija de quien eres pero no eres inmune.

La mujer miró a Ariel sin resentimiento ni rabia, pero había algo extraño en la mirada, algo parecido al reproche y la decepción. Se alejó de allí y se perdió en el interior del edificio.

Isolda se acercó a Dafne y acarició su mejilla.

- ¿Estás bien?- la chica asintió.

Ariel sin mediar palabra cogió sus cosas y se puso a caminar hacia el coche. Daf sujetó su brazo y la obligó a girar hacia sí.

- Gracias.

Ariel asintió e intentó recuperar su marcha.

- Espera, ¿nos llevas a casa?

Tenía el ceño fruncido, no le hacía gracia tener que llevarlas. Iba a negar pero Isolda la interrumpió.

- ¿Una cerveza en mi casa? Mis padres se han ido de vacaciones y es viernes.

- Se supone que deberíais odiarme.

- ¿Eso es lo que quieres?- preguntó Dafne.

- Es lo que he intentado. Con todo el mundo.

- Pues creo que la única que te odias eres tu-. Aquello era una sentencia por parte de Isolda-. Te juro que yo creí que te odiaba, te has vuelto una hija de puta, pero no puedo odiarte sin odiarme y sinceramente, eso es algo que no me apetece.

Las tres chicas se quedaron en silencio. Cuatro ojos se clavaban sobre Ariel y ella giró la cabeza.

- ¿Una cerveza?- recordó Dafne.

- No, gracias.

Caminó hacia el coche dejándolas atrás, montó en él, puso la llave en el contacto y se marchó de allí.

- Parece que la antigua Ariel no ha muerto del todo-. Isolda se sentó en el banco.

- Me ha salvado de una paliza segura.

- ¡¿Te has tirado a Xavi?!-. Una mueca de curiosidad y sorpresa se dibujó en el rostro de Isolda, aquello era una pregunta más que una afirmación.

- Joder, que no, ¿por qué todo el mundo piensa eso?

- Según sus amigos el día que quedasteis para hacer el trabajo hicisteis más que eso.

Dafne frunció los labios y el ceño, estaba cabreada de tanta insinuación y tanto rumor.

- Es un gilipollas y no entiende que corté con él hace tiempo

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⏰ Última actualización: Jul 23, 2020 ⏰

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