Primera Parte

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         El viento golpeaba en mi ventana mientras estaba en mi estudio releyendo un libro de Daniel Kahneman, tratando de comprender del todo el concepto de heurística. Cuando iba por la página 371, me sobresalté por el timbre de llamada de mi teléfono móvil. Un numero muy conocido y familiar para mi.

-¿Cómo está mi gran amigo y compañero de vida? -Era el detective Stephen Monsrratt, del cual soy ayudante en todas y cada una de sus locuras.

-Bien, ¿Y a usted qué lo hace llamar a estas horas?

-Ya te dije West, no me trates de usted, no soy tu padre ni tu jefe. ¿A caso nos conocimos ayer?

Me dijo en tono de reproche y con razón. Debo admitir que mi amigo estaba cansado de repetirme aquello, pero es fácil cargar con viejos hábitos

-Sí vamos ya lo sé, ¿Cuál es el dilema? Nunca llamas porque sí.- Lo extraño sería no preocuparme, aún peor sería que no tuviera un motivo.

-El empresario irlandés Guideon Flew de la empresa internacional de publicidad "Flew Enterprises " fue encontrado muerto en el piso de su tan ostentosa oficina  del último psio. Según los policías fue un suicidio... -Me podía imaginar que a Stephen no le convencía esa hipótesis.

-¿Crees en lo que te dijeron? -Pregunté de forma retórica después de unos cuantos segundos de silencio.

-Como siempre con tu gran sentido de percepción. Mañana voy hacia tu departamento y de allí vamos hacia la escena del crimen a sacar nuestras propias conclusiones, ¿Te parece?

-Claro, te espero luego de la hora del almuerzo, no pienses en llegar antes y apurarme. -Se escuchó silencio del otro lado de la línea, claramente había colgado.

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Stephen y yo nos encontrábamos en los pasillos del edificio en el que vivo, dirigiéndonos hacia los ascensores ya que vivo en el séptimo piso.

Hace un mes no veía al detective, estéticamente está igual que siempre, su oscuro cabello y  delgado cuerpo, aunque no flacuchento, acompañado de esos curiosos ojos que pocas veces dejan de escudriñar. En esta oportunidad  era notorio su insomnio, me puedo imaginar que su falta de sueño es a causa del reciente crimen, un nuevo misterio sin resolver dentro de su cabeza.

-West, lamento comunicarte que los ascensores están fuera de funcionamiento.

Aquel que me conoce, sabe perfectamente que no soy ningún atleta.

-Espero que tengas en cuenta que estoy haciendo el ejercicio de la semana, tal vez del mes... -Le comenté mientras bajaba lentamente cada escalón y mi amigo se reía.

Saludamos a la recepcionista que se encontraba en la planta baja, para luego dirigirnos a las atestadas calles de Manhattan, cuando escucho el ensordecedor ruido de las bocinas y recuerdo cuánto extraño las pacíficas calles de California, al menos en comparación a estas.

Por fin llegamos al edificio de publicidad mencionado anteriormente. Era enorme, casi descomunal y completamente sofisticado. Entramos dando pequeños pasos por el inmenso piso, hasta llegar al hombre encargado de la seguridad, como lo indica su uniforme.

-Buenos días, soy el detective Stephen Monsrratt y el es mi socio West Salise, encargados del caso del señor Flew.

 Por supuesto no estaba diciendo toda la verdad, ya que el caso no fue asignado a nosotros y estamos muy lejos de pertenecer al cuerpo policial. De milagro nos creyó y nos dejo pesar.

Su última jugadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora