-

65 10 4
                                    



Me desperté de repente, miré a mi lado y él no se encontraba. Me preocupe un poco, pero sólo un poco. Decidí levantarme de la cama e ir en su búsqueda, teniendo una no muy pequeña sospecha de dónde se podría encontrar.

Salí de la habitación y caminé por el pasillo hasta la habitación continua. Al entrar lo primero que vi fueron las lindas paredes pintadas de rosa pastel, el color que decidimos entre los dos para la recámara de nuestra dulce bebé.

Miré hacia la cuna y mi sospecha era cierta, a un lado de esta, en la silla mecedora para ser más exactos, estaba sentado él, con nuestra hija entre sus brazos. Frank era un padre y esposo estupendo, desde el momento en el que nos enteramos que seríamos padres, su centro de vida nos habíamos vuelto la niña durmiendo en sus brazos y yo. Y ellos eran el mío.

-Hola cariño. La nena estaba llorando y no quise despertarte –Me miró con una enorme sonrisa en su rostro.

-Lo he notado Frankie –Le devolví la sonrisa y me acerque a él- Pero ya está dormidita. Anda, vamos a dormir. Debes estar muy cansado y mañana debes ir a trabajar.

Tomé a la niña entre mis brazos y la recosté sobre su cuna blanca, tapándola con sus cobijitas de flores (regalo del tío Mikey). Cuando me volteé para ir con Frank a dormir, él me tomó por las caderas, dejando un pequeño beso sobre mis labios.

-Te amo, Gerard –Dijo y besó de nuevo mis labios, esta vez un beso largo lleno de amor.

-Y yo a ti, Frankie –Respondí después del beso.

Nos dirigimos tomados de la mano hacia nuestra habitación. Cada uno se fue a su lado de la cama, recostándose después. Frank se posicionó de espaldas a mí y yo me acerque a él, rodeándolo con mis brazos por sus caderas. Dejé un beso en su mejilla y cerré los ojos, dejándome llevar por los brazos de Morfeo. Pero no fue así.

-¿Recuerdas cuando supimos que seríamos padres? –Susurró Frank con los ojos cerrados.

-Sí, lo recuerdo bien. –Contesté después de unos segundos- Era increíble, Habíamos esperado tanto hasta que por fin pasó.

-Cierto. Peleé demasiado para que aceptarás –Soltó una risita- Y cuando pasó, casi lloraba de la emoción –Su voz iba cayendo conforme hablaba. Tenía mucho sueño, eso seguro.

-Frankie, lloraste. Frente a la doctora –Dije entre pequeñas risas- Y luego reíste como loco y eso que el que estaba rebosando de hormonas era yo.

-Mhn –Sonreí, estaba más dormido que despierto.

-Duerme, amor. Mañana debes despertar temprano. –Acaricie su mejilla, depositando un nuevo beso en su mejilla y recostando mi cabeza en su cuello.

Bebé | Frerard | DrabbleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora