El comienzo

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-¡Basta! Ya no quiero oírlas, solo quiero que paren-Empieza a rascar sus muñecas de manera desesperada, no logra hacer daño sus cicatrices.

Les dije a todos lo que me dicen, les dije de lo que susurran de cada persona, les conté, y por su culpa estoy encerrado en esta pocilga, en este maldito manicomio, con un chaleco de fuerza, en una habitación acolchonada para no dañarme, ¡¿que no entienden que son ustedes los que intentan matarme y no yo?!.

No entiendo que buscan, ya no se que hacer, dije lo que querían, hice lo que me pidieron, y por su culpa estoy aquí, solo, perdí a mis amigos, mi familia, mi novia. Por su culpa todos creen que estoy loco, que soy peligroso, ¿por que no me creen?, ¿por que no entienden que son ustedes los que hacen todas estas cosas y no yo?.

Tengo apenas 17 años, y ya estoy metido en este agujero por ustedes, si habría tenido el valor de evitarlas, si habría combatido con ustedes, si las habría sacado de mi mente para que no vuelvan a dañarme, tal vez no estaría metido con toda esta gente, con todos estos locos, que no saben más que burlarse de mí, y que fingen no escucharlos, yo se que los escuchan como yo, pero tratan de negarse para hacerme creer que estoy mal.

-¿Stevhen?-Miro a la psiquiatra, que se acerca seguramente a darme esas estúpidas pastillas.

-Odio tomarlas-Trata de sonreír, pero cambia su alegría por preocupación al ver mi rostro, lleno de irritaciones.

-¿Volviste a tratar de lastimarte?-La miro y niego con la cabeza.

-Solo trate de rascarme el rostro pero con esta cosa no puedo hacer nada-Señalo con la mirada el saco de fuerza.

-Es necesario, al menos hasta que mejores-La miro incrédulo.

-Sabes que aunque salga la gente seguirá pensando que estoy loco-Ella suspira, creo que le cuesta entenderme.

-Solo tienes que calmarte, y mejorar de a poco las cosas, calla las voces y todo estará bien-La miro y en serio empiezo a molestar me.

-¡Ellas están ahí!, solo dejen de fingir que no las escuchan-Empiezo a tratar de aflojar el saco de fuerza con movimientos algo bruscos.

-Calmate Stevhen-Se aleja con pasos lentos.

-Calmate tu...-Logro salir de la silla de ruedas y me acerco a ella, que logra salir y cierra la puerta con brusquedad en mi rostro.

Dejaría de actuar así si me entendieran, si sintieran lo que siento, si se pusieran en mi lugar, si las escucharan como yo, si supieran como todo cambio tan de repente, como de a poco lo perdí todo....

EsquizofreniaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora