Pasó algún tiempo, aún la recordaba, pero como algo imposible, algo inalcanzable. Estaba caminado por el centro de la ciudad, había ido a comprar algunos circuitos para un pequeño robot que estaba intentando construir. Me dirigía hacia la estación de tren caminando lento, como si cargara con mi vida en los hombros, el calor era sofocante y la mochila que llevaba realmente pesaba.
Me detuve un momento para comprar un helado, el de Ron con pasas es mi favorito, así que pedí dos. Me senté una mesita circular la cual tenía una sombrilla que al menos disminuía un poco el bochorno.
Al terminar seguí mi camino hacía la estación de tren. Recuerdo que estaba subiendo las escaleras y al lado opuesto de la estación, vi a Marian o al menos a alguien que se parecía demasiado a ella. No me iba a quedar con la duda así que fui corriendo tras ella. Pero algunos metros antes de que llegue a a donde estaba parada. Ella subió al tren, al primer vagón exactamente, esa no era mi ruta, pero realmente quería verla otra vez, así que también subí al tren, pero yo al vagón numero 5.
Intenté pasar entre la gente para llegar al primer vagón, pero el tren estaba demasiado lleno de gente, así que se me hizo difícil. Pero lo logré después de algunos minutos, ahora solo había que buscar a Marian y hablarle, esperando que se acuerde de mi. Cuando por fin la ubiqué, el tren se detuvo y vi como Marian se alejaba una vez más, intenté salir lo más rápido que pude, pero dada la cantidad de gente me demoré un poco. Cuando por fin logré salir la vi subiendo las escaleras en dirección a la otra ruta, corrí lo más rápido que pude y la logré alcanzar justo antes de que suba al tren. Por algunas milésimas de segundo dudé si tocarle el hombro o no, después de seguirla tanto no me iba a quedar con las ganas de hablarle, así que lo hice. Cuando volteó, no era Marian, solo era alguien que por detrás se asemeja a ella y lleva puesta ropa similar a la de ella.
Decepcionado, me senté por algunos minutos en una de las bancas de la estación, me había emocionado tanto con la idea de volverla a ver y para nada. Por fin me puse de pie y me dirigía hacía la ruta que me llevaría a mi casa. Cuando estuve en la parte más alta de la estación, vi una chica sentada, en una de las bancas de la estación alterna, miré detenidamente por algunos segundos y esta vez si, estaba seguro de que era ella.
Tenía que apresurarme, pues para llegar a esa estación tendría que caminar una distancia relativamente larga. Corrí lo más rápido que pude, tal vez impulsado por la ilusión de volver a ver aquellos ojos marrones mirándome fijamente y aquella sonrisa sugerente, que me descontrolaba el pulso cardíaco.
De repente vi que el tren llegaba, intenté correr aún más rápido, pero ya no podía más. Cuando llegué al piso de la estación, el tren cerró sus puertas y vi como lentamente empezaba a moverse. Estaba frustrado en ese momento, tan cerca de volver a verla, tan cerca.
Un poco cabizbajo veía como el tren pasaba por mi lado, de pronto veo en una de las ventanas, era Marian y me estaba saludando con la mano derecha y con aquella sonrisa picaresca que era común en ella. La observé hasta que el tren desapareció en el horizonte. Ella aún me recordaba, eso bastaba para estar feliz en ese momento. Además ya tenía una idea de donde podría encontrarla y si era necesario viviría en la estación con tal de verla de nuevo.
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Paradise
RomanceEl protagonista se enamora de una chica que conoció por unos pocos minutos. Marian es su nombre, el intentará volverla a encontrarla. ¿Lo logrará?