capítulo 5: Destino o casualidad

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La situación en la casa Saenz había llegado a su límite, y el precio que debían pagar por volver a la normalidad, estaba más allá de su imaginación.

- ¿que vamos a hacer? - preguntó la Dr. Saenz a su esposo entre lágrimas, pero en realidad el tampoco sabía que hacer y mucho menos como actuar ante tal situación.

Camily descansaba en su habitación, tras el espectáculo de hacía un momento. Su padre pasaba su mano por la negra cabellera de su hija y de inmediato tubo una idea.

- conozco un psicólogo que trata a pacientes adolescentes, el nos puede ayudar. La idea del profesor Saenz no fue bien vista ante los ojos de su esposa.

- ¿Estás perdiendo la razón acaso?, mi hija no necesita un psicólogo, mi bebé no está loca, no necesita eso.

- amor tienes que entenderlo, nuestra hija necesita ayuda, por favor Caroline, trató de apuñalar te.

La Dr. Saenz quedó indecisa, su esposo tenía razón, su hija necesitaba ayuda, pero para ella su hija pasaba por una etapa difícil que pronto acabaría y la ayuda que necesitaba no era esa.

- ¿A quien conoces que nos pueda ayudar?.

Como cada madrugada, Camily se despertó faltando un minuto para las tres, se levantó y se dirigió fuera de la casa. Sus padres no se percataron de la salida de su hija.

El viento helado azotaba en la cara de la chica, mientras sus pies descalzos daban pasos manchando sus uñas de la tierra del jardín de la casa vecina.

El perro de los vecinos, un viejo pastor inglés, dormía en la acera de su casa, amarrado a una larga cadena. Al sentir los pasos de la chica, comenzó a ladrar.

La vista desprevenida de Camily, se dirigió al can cayendo en cuenta, de que se encontraba fuera de casa.

Rápidamente volvió a casa, de no ser por el perro habría seguido de largo y llegar a quien sabe que lugar. Al entrar en la casa cerró la puerta tras de sí suavemente para evitar despertar a sus padres, entro en su cuarto y se volvió quedar dormida; cosa que rara vez sucedía.

Al despertar el profesor Saenz, divisó en el blanco tapete unas huellas de pantano desde la entrada principal, hasta el cuarto de su hija. La situación preocupaba al profesor, así que tomo su móvil y llamó a el número personal del Dr. Sáhara.

Destino o casualidad, pueden llamar le como quieran, pero la realidad es que está cita con el Dr. Sáhara, pondría Muchas cosas en su lugar.

- Buenos días- la voz al otro lado del móvil contestó, acto que puso nervioso al profesor, ¿que diría?, ¿que era con exactitud lo que necesitaba?- Hola... Hola...

- Buenos días, ¿es usted el señor Sáhara?

- si!! ¿En que le puedo servir?

- necesito una cita con usted, no es para mi, es para mí hija. Pero necesito que venga a mi casa, ¿seria eso posible?.

Al otro lado de la linea, el señor Sáhara ignoraba que se trataba de la misma chica que había asistido a su consultorio hacia unos meses.

- por supuesto, esta bien esta misma mañana.

- perfecto.

Tras darle la dirección de su casa, el profesor Saenz terminó la llamada. Su esposa, la Dra. Saenz preparaba el desayuno mientras se preguntaba que mal había hecho para ser castigada de tal manera.

SUEÑO  HOMICIDA©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora