La vida pende de un hilo fino

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Narra Brigitte:

Como cuando la presa se dirige a la boca del voraz depredador y en su inocencia o estupidez, no es capaz de ver el destino que le depara en la morada de la bestia, así mismo Steven me lleva a casa.

El solo quiere ayudarme, se pone a mi disposición y me sirve de apoyo sin exigir nada a cambio, o por lo menos eso quiere hacerme creer, quizá quiera algo de mí, quizá solo es un chico amable y me ayuda porque cree que soy bella y débil.

No me importa que clase de persona despreciable sea, solo quiero tenerlo bajo mi poder, ver como su cuerpo pierde hasta la última gota de sangre, sentir como su vida se derrama entre mis manos, poder oler los últimos alientos que expida su fétida boca, tenerlo cara a cara, para ver la agonía que despiden los ojos de un insignificante ser cuando arrebato su alma de su cuerpo. Es un instante tan hermoso y admirable, un acto de tan sublime belleza, que siento que mis palabras se quedan cortas para halagarlo.

Hemos caminado un por un par de húmedas calles, Steven me hace algunas preguntas, yo le respondo amablemente mientras intento retenerme para no darle un puño en la tráquea para callarlo, cae un rayo en la lejanía, pero resuena en mis oídos, finjo asustarme y abrazo a Steven por el cuello, junto nuestros cuerpos hasta que el espacio entre pechos en nulo, siento como Steven me respira en el cuello,

- tranquila, me dice al oído con una dulce voz.

La lluvia toma fuerza nuevamente, Steven mira hacia el cielo, no te preocupes, esa es mi casa, le digo mientras señalo mi puerta.

Entramos a casa, enciendo las luces, noto como Steven observa cuidadosamente el interior de mi hogar y después se queda viéndome con cara de retrasado,

- siéntate Steven. Le digo señalando mi sofá, ¿te gusta el chocolate? Le pregunto

-Sí, combina perfecta con el clima. Me responde Steven mientras se sienta y sonríe

-Prepararé un poco, le digo mientras me dirijo a la cocina que queda al fondo de la sala, detrás del sofá, el asiente con su cabeza y sonríe de nuevo, Steven esta distraído viendo las cosas de mi casa, rápidamente tomo un cuchillo de la cocina y lo pongo en mi espalda sujetándolo con la pretina de mi sudadera y cubriéndolo con mi camisa, siento el frio metal presionado contara mi gluteo.

Puedo matarlo en este mismo instante, la lluvia es fuerte y sus gritos se perderían en el ruido, nadie vendrá a casa y nadie sabe que Steven está aquí, pero, no sería muy divertido, así que preparare un poco de chocolate

-te puedo hacer una pregunta. Me dice Steven con una voz sospechosa

-dime. Le respondo

-¿qué hace una hermosa señorita como tu corriendo descalza en medio de una noche de tormentas?

Mi corazón comienza a palpitar más rápido, me dirijo hacia Steven y me pongo frene a el

-si quieres te lo puedo decir o... ¿puedes ayudar a secar mi cuerpo?

le digo mientras me quito la camisa sin dejar que vea mi espalda, el me ve con admiración y se levanta, pone su mano derecha en la parte posterior de mi cabeza y la izquierda en mi mejilla, me besa con delicadeza pero con gran pasión, yo no me opongo, introduzco mi lengua en su boca y el parece disfrutarlo, tomo su mano izquierda que tiene en mi mejilla y la pongo sobre mi seno, Steven se aparta y abre el broche que tiene mi sujetador en la parte delantera, mi sujetador cae y el acaricia mis senos suavemente y después los toma con fuerza, está haciendo que mis instintos tomen fuerza y esto no es algo que le convenga, Steven comienza a deslizar su mano derecha por mi espalda hacia mi cintura, pero antes que sienta el cuchillo lo detengo con mi mano izquierda

-es suficiente. Susurro a su oído mientras empuño el cuchillo con mi mano derecha.


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⏰ Última actualización: Feb 07, 2018 ⏰

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Un encuentro caótico con brigitte greyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora