Capítulo II: Invitación

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Tras esa noche pensé que todo había cambiado, que las cosas iban a ser diferentes, que ahora sí seriamos una pareja de verdad. Obviamente yo seguiría siendo el amante, el segundo al mando. Pero... una solicitud de Facebook, lo cambio todo. A los dos días de nuestra supuesta reconciliación, me llegó una petición a mi perfil. ¿No sé si te acuerdas quien la envió? ¿Quién era el dueño de aquel petitorio? Era Andrés, Sí. tu Andresito, el mismo chibolo con el que te sorprendí en el baño de la discoteca. Pero esa no era mi mayor sorpresa, la decepción fue mayúscula cuando vi las fotos que había colgado el muchachito ese.Resulta que Andresito es profesor de Danzas de una escuela pública muy conocida en la ciudad. No gozaba de buena reputación en el ambiente y es más, andaba peleado con casi todo el mundo. El tipo había sido el amante de casi mediomundo. Y pensar que en más de una oportunidad mis amigos me habían dicho que me cuide de ese tipejo. Sin embargo yo defendiéndolo: No que va ser, pobre muchacho, porque hablan así, no sean perruchas con él. Hasta lo ocurrido en el baño,entonces lo entendí todo. Cuando empecé a investigar sobre las fotos, descubrí que muchas habían sido tomadas a las pocas semanas de proponerme ser tu pareja.¡Valla la tal sorpresita que me lleve! En otras palabras Andrés y yo éramos los amantes de Héctor. Valla toda una tele llorona mexicana con sabor gay o mejor al señor Héctor, gran héroe mítico con sus amantes varones y su mujer como se estilaba en tiempos griegos. Ese día recuerdo haberme tirado una tranca, al día siguiente falte al trabajo, me reporte enfermo.     


Los sueños de Venus: Nahuel, amanteWhere stories live. Discover now