CAPITULO 1

2.7K 181 0
                                    

- Viernes por la mañana a mediados de julio, cómo olvidarlo si en casa estaban con miles de   preparativos para mi fiesta de cumpleaños. ¡¡ya llegaba a los 20!!  

Para mi madre era un evento magnificente que todos teníamos que tomar como si la reina de Inglaterra se coronase en nuestra sala. Mamá se lo tomaba muy en serio,  pues yo, su última hija, la menor de tres hermanos, y por cierto, la chica problema, tendría como pocas, la posibilidad de festejar como nadie uno más de sus cumpleaños. Así que  varias semanas atrás dio la orden para que todos prepararán lo que sería la fiesta  del año. Mandó a proveer la cocina con miles de manjares,  cuanta comida quiso para que llegado el momento no faltase nada y como ella decía, resultara siendo  ¡todo un banquete! bebidas, postres, y en cuanto a ambientación, los mejores músicos, las flores mas bellas y frescas de todo el valle. hay que reconocerlo, mi madre se esforzó mucho para  lograr lo que quería.

Invitó a casi todo el pueblo, a excepción de un par de familias que por algunas diferencias ocurridas en el pasado, no podían compartir mesa con nosotros... En realidad fueron  altercados ocurridos  gracias al egocentrismo de mi madre, aunque claro, eso sería algo  que jamás iba a aceptar. Ahora sí, sin ellos a la vista, decía mamá, tendríamos una velada exquisita.

- ¡helena! -Gritó Amelia, mi madre- no ves que es tarde para ir por tu vestido, la modista debe estar  furiosa por hacerle esperar tanto. Debería darte vergüenza muchachita. una señorita como tú a plena mitad del día ya debería tener sus obligaciones mas que cumplidas, y no estar apenas parándose de la cama. ¡ pronto niña, vístete y péinate que nos vamos de inmediato! -Ordenó-

Después de que mi madre saliera del cuarto, dejándolo casi sin puerta por el terrible azotón que le había dado y dándome un gran susto, no tuve más remedio que levantarme, me miré en el espejo y me asomé a la ventana contemplando el nuevo día mientras esperaba a que la bañera terminara de llenar, minutos después estaba lista para ir con mamá, a lo que sabia, era el tormento de ir de compras. Por lo general eso sería algo que las chicas de mi  edad amarían con todo gusto, pero yo,  por razones tan obvias como mi madre y su adorable carácter detestaba con toda gana.

Ni tiempo me dio para tomar el desayuno, solo me limité a bajar y caminar directo al coche tomando rumbo al pueblo, donde me esperaba una tarde interminable.

como era costumbre siempre que íbamos al pueblo , mi madre  entraba a la iglesia llevando consigo a cuantos la acompañaran, pues ir a un lugar sin visitar la iglesia era algo imperdonable, era como faltarle el respeto a toda la familia real de quien sabe que país, o eso era lo que decía

-Helena hija, apura el paso que vamos tarde y quiero hablar de tu fiesta con el padre.-me dijo ella mientras caminaba rápido-

 - si madre, voy junto a ti.-respondí con desánimo caminando tan lento como pudiera-

Nada nuevo había en la iglesia, era exactamente la misma desde que tenía memoria. No era muy grande, pero tampoco era un lugar en el que no pudiese entrar todo pueblo rico, era amplia, y linda. Debo reconocer que me resultaba acogedora. Con el padre, había dos personas más, supuse que eran monaguillos  así que no di la mayor atención, tampoco era que yo estuviese día y noche en aquella iglesia, así que tampoco era  mucho no lo que conociera de las personas que ayudaban al padre

- madre, estaré rezando un poco en la parte de atrás -dije antes de darme la vuelta, sin saber que mi destino me estaba esperando

Dame EsperanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora