Treina lo miraba con horror. No podía creer lo que veía. Su amor de la infancia la había encerrado en una celda con un cuchillo en la garganta. Pero aún así, cuando lo miraba a los ojos seguía viendo a aquel niño poco mayor que ella que prometia como soldado del clan.
"Se encontraba en los fríos días de invierno. Solía salir con Clariss a jugar con la nieve y a hacer figuritas con esta. Tenia 8 años cuando un día, mientras estaba en el blanco jardín del castillo, vio un niño mirandola fuera de la verja del jardín. Su pelo se movía en todas las direcciones y aun que estaban a unos 5 metros de distancia, podia ver como se acoplaban los copos de nieve en su oscuro cabello. La miraba con curiosidad.Clariss se acercó a ella ya que no le hacía caso y quería saber el por qué. Cuando llegó a su lado, siguió con la mirada hacia donde miraba la chiquilla. Era el hijo del herrero, un chico que con sus 10 años, era un gran guerrero. Mucha gente decía que sería uno de los mayores Señores del clan.
-Es guapo ¿eh? - vio como la niña se sonrojaba y apartaba la vista del chico en segundos.
- ¿Quién es?
- Es el hijo del herrero. ¿Quieres ir a saludarle? - Treina se le quedo mirando con una sonrisa tímida. A esto, Clariss le contesto con una amplia sonrisa y la cogio de la mano para levantarla y llevarla a la verja.El niño seguía alli, pero ya no miraba como antes. Tenía una flor en la mano e intentaba disimular su vergüenza, al ver que venia Treina, mirando con determinación las hojas rosas de aquella desconocida flor. Cuando llegaron Clariss fue la primera en hablar:
- ¡Buenas! ¿Eres Sebas no? - este hizo como si le hubiera asustado y contestó con una sonrisa segura y sin un atisbo de vergüenza.
- Sí, así me llamaron mis padres jejeje
- Es un bonito nombre. - Treina intervino de golpe y la cara del chico cambió, ya no se le veía tan seguro de sí mismo. Era como si aquella niña hiciera temblar los cimientos sobre los que sostenía su ironia y su grandisima autoestima.
- Sí bueno...y tú, ¿Cómo te llamas?
-¡Me llamo Treina, futura jefa del clan! - dijo esta con una gran alegría en la cara y con la barbilla bien alta.
- Jajaja eso lo imaginaba. Vives en un castillo enorme. - de golpe miró hacia el castillo y se sintió pequeño al lado de él.
-Bueno, Sebas si quieres puedes entrar y jugar con Treina y yo descanso sentándome un rato. ¿Te parece bien?
-Eh...si si. ¡Claro que sí! O sea, quiero decir... ¿por qué no? - cambió su tono de voz para ocultar su entusiasmo. Se sentía como el protector de la hija de los jefes, y eso a él le hacía mucha ilusión.Dicho esto, Clariss le abrió la puerta a Sebas y lo dejó pasar. El niño tenía un paso firme, andaba perfectamemte estirado y con una gran agilidad. Era bastante más alto que Treina y era un niño muy guapo. Sus ojos azul eléctrico llenos de vida ponía nerviosa a Treina. Clariss se fue y se sentó en uno de los 4 bancos de madera que rodeaban el jardín. Los bancos estaban enredados en flores de color rojo autóctonas de Gonia. Hacían un hermoso contraste con el blanco de la nieve.
- ¿Y esa flor? -preguntó Treina con timidez.
- Eh...la he visto fuera del jardín. Nunca había visto una flor rosa aquí. Siempre se encuentran flores rojas y esta me ha llamado la atención. - la niña asintió con la cabeza complacida con su respuesta. - Si la quieres...
- ¿Me la darías? - dijo intando ocultar su sonrisa.
- Jajaja claro que sí. - y sin esperar respuesta le entregó la flor con cariño y cuidado."Ese recuerdo le hacía daño. Recordar eso y pensar en lo que acababa de pasar le hacía daño. Pero no podía quedarse ahí. Sacó el cuchillo que tenia en la bota izquierda con delicadeza e intentó abrir la puerta con este. De pequeña su padre le enseñó a escapar de cualquier sitio con cualquier cosa que pudiera tener a mano. En el intento se hizo un pequeño corte en el dedo de la mano izquierda. Pero poca cosa. Cicatrizaria en nada.
- ¿Puede abrir la puerta con un cuchillo? - dijo el chaval con una mezcla entre entusiasmo e incredulidad.
- Ya veremos. - con esto la puerta de abrió y Treina sonrió mientras salía corriendo para buscar a Sebas. Cuando subió a la recepción vio a los 3 soldados, que había cuando ella entró, tirados en el suelo gimiendo de dolor. Obviamente, Sebas se había convertido en un gran guerrero. Salio del lugar mirando a un lado y a otro. De golpe vio a alguien en el suelo en una de las calles que llevaban a la segunda puerta de la muralla. Corrió en esa dirección y no paró. Siguió corriendo hasta que llegó a la puerta y vio un grupo de gente combatiendo contra una misma persona. Se acercó a ellos. Los soldados estaban cansados pero aún podían dar mucho más de sí.
-¡Apartaos de aquí! - gritó con furia en la voz y haciendo ver quién era la jefa.
Los soldados se apartaron pero lo justo para rodear al chaval y que no se escapara si lo intentase.
- ¿Vas a luchar contra mi? ¡Necesito irme! - no se veía cansado.
- Dame una razón para que te deje ir, y si me convence, igual te dejo y todo. - dijo con un claro tono de autoridad. Sebas suspiró.
- No puedo...
-Dime por qué estabas aquí Sebas. - oyó un rugido que provenía de la garganta de Sebas y en dos minutos este se había lanzado hacia ella con una velocidad casi inhumana. Él era un gran combatiente, pero ella era la jefa del clan y había tenido un entrenamiento duro e intensivo asi que poca gente luchaba con la fuerza y el poder con el que luchaba ella. Desde pequeña, combatir, luchar, fuera con quien fuese, era una satisfacción. Se centraba en los entrenamientos y no pensaba en todo lo que llevaba sobre sus hombros.El repiqueteo de las espadas se podían oír a leguas. Sebas hacía que ella se fuera para atrás pero esta no se reprimia con atestarle golpes que le hiciera frenar su avance. Sebas no pretendía hacerle daño, sus ataques eran muy básicos, eran lo que en los entrenamientos se entendía como "toques". Estaba jugando con ella. O quizás no quería hacerle daño...
- ¿Quieres más? - dijo Treina regulando su respiración y cogiendo aire. Sebas sabía que no iba a escapar. Durante la pelea se había juntado muchísima gente alrededor y no había forma humana de escapar.
Sebas, con un signo de resignación, soltó la espada que cayó al suelo con un ruido quedo. Levantó las manos en forma de burla, se puso de rodillas y dijo:
- Arréstame, MiLer. - Treina sonrió y mandó a los soldados su arresto y estos pensaron que mandarían al fugitivo a las mazmorras. Pero no fue así.
-Señor Klaus, necesito a dos de vuestros soldados en mi castillo. Llevaréis al prisionero a mi castillo. Permanecerá allí hasta nueva orden.La gente se sorprendió. Se podían oir suspiros y susurros de incredulidad. Quería tenerlo cerca porque sabia que podía escaparse, y no quería que se fuera sin saber qué le estaba pasando.
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Clan: Los Hijos De Los Dioses
Science FictionLos clanes habitan la tierra de Almériga en 1767. Distintos clanes, distintas leyes, pero aún así los 164 clanes de la Almériga se rigen por una ley común: Sangre por sangre. Infinitas batallas se regían entre los clanes desde la división de Alméri...