PROHIBIDO

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A mi corta edad solo podía prohibirme 4 cosas
–El sexo
–Cometer un delito
–Traicionar a los que amo
–Y estar con alguien que sabré que me hará daño

Esta demás decir que todas las mande a la mierda por él...

Sus suaves manos acariciaban mi espalda por debajo de mi blusa y mi  respiracion entrecortada estaba en sintonía con el tic tac del reloj mientras mis labios jugaban con los suyos y mis manos libraban su propia batalla tratando de quedarse quietas, entonces suena mi celular haciendo que ambos nos sobresaltemos, no atiendo, pero el parece pensarselo mejor y se aleja.

—No puedo hacer esto— me dice mientras aleja su mirada de la mia y se agarra de una silla tan fuerte que sus nudillos se ponen blancos—Esto no debería estar pasando, eres menor de edad— dice y veo que requiere de todo su autocontrol pronunciar esas palabras.

—No debería, pero esta pasando y ¿sabes que? No me importa —
le digo y mi voz suena mas desesperada de lo que pretendía, porque lo único que quiero en ese momento es tenerlo cerca de nuevo.

—A mi si..— dice en un susurro casi inaudible, pero lo escucho, casi tan claro como escucho que algo se rompe dentro de mí y antes  de que pudiera decir algo mas, rápidamente toma sus cosas y sale azotando la puerta, dejándome hecha añicos, con los labios hinchados y el corazón destrozado.

6 MESES ANTES
— ¿Papa me dejas en el centro comercial? quede con Ana–le digo con esperanza en mi voz, ya es muy tarde para tomar el autobús
—Claro, solo paso por  algo a la oficina y nos vamos—
—¿Que? Noo por favor puedes dejarme primero, siempre tardas mucho— le digo algo frustrada
—Es urgente—me dice cortante y no tengo mas remedio que aceptar

Me miro en el espejo por última vez y una chica de ojos verdes y cabello castaño claro me devuelve la mirada afligida, subo un poco mi falda negra y bajo corriendo las escaleras, mi padre ya me espera en el auto, cuando llegamos a su oficina, me dice que lo acompañe, en la puerta va saliendo un hombre de cabello negro y ojos grises, es alto y a lo mucho debería tener unos 24 años, nos sostiene la puerta, mientras entramos.
— Icker, no esperaba que siguieras aquí— le dijo mi padre mientras le sacudía la mano, había escuchado de el antes, era el jefe de mi padre y dueño de la empresa de autos donde trabajaba mi padre.
—he pasado a recoger unos papeles—contestó Icker
—Ella es mi hija, Camille— dice y me señala con orgullo
Mientras Icker sacude mi mano
—Un gusto— me mira y veo curiosidad en sus ojos grises
Me sonrojo un poco y contesto:
— El gusto es mío— le sonrio y el me dedica una media sonrisa, que imagino, debe tener enamoradas a todas las trabajadoras de la empresa, cuando se aleja no puedo evitar sentirme incómoda, por haber conocido al jefe de mi padre, me pregunto si le habré dado una buena impresión.

En el centro comercial, me llama mucho la atención un precioso collar dorado con una piedrita esmeralda rodeada de brillos plateados y me acerco para mirarlo mejor, cuando me doy la vuelta para salir casi choco con Icker, el jefe de mi padre
—Camille, que sorpresa— me dice amablemente
—Oh, hola— me sonríe y me siento estúpida por no tener algo mas interesante que decir
—Bueno ya que estas aquí, podrías darme tu opinión sobre esto— me muestra dos cajitas de terciopelo, en una hay una bella gargantilla planteada con un delicado corazón en el centro, en la otra hay un bonito brazalete azul con destellos violetas— es para mi sobrina, tiene 2 años— me sorprende lo afortunada que es esa pequeña, todo aquí es bellisimo.
—Bueno ambos me parecen preciosos, pero yo me quedaría con aquel collar— le señalo el collar que me tenia enamorada unos segundos antes y el lo mira sorprendido
— Vaya, es precioso— dice mientras abre la caja de terciopelo azul— la piedra es del mismo color que tus ojos, muy hermosos, por cierto
Me sonrojo inevitablemente aunque no estoy segura de si fue por el cumplido o por la forma en que me mira.

—Camille, la función empieza en 10 minutos— me llama Ana que había estado entretenida con el móvil todo el rato
— Tengo que irme, espero que a su sobrina le guste— le digo tratando de sonar lo mas casual posible
— Creeme estoy seguro que le encantara— en ese momento dudo en como despedirme, nose si sacudir su mano o darle un beso en la mejilla, hacer una reverencia o solo salir corriendo
—Eso espero— digo y antes de que pudiera cometer otra estupidez doy media vuelta y sigo a Ana que no duda ni un segundo en preguntar
—¿Quien era el?— me dice sin esconder su curiosidad
—Es el jefe de mi padre— le contesto cortante, sin querer recordar el incómodo momento que había vivido hace un rato
—Es muy guapo— me dice indiferente
—Si, lose— y lo sabía, pero el no lucía como los chicos de nuestra clase, me parecía atractivo de una forma distinta y aún no sabia porque.

—Uy, no le diré a Raul que dijiste eso, se pondrá celoso— es hasta ese momento que recuerdo que estoy aquí para ver a Raul, me siento culpable por eso pero además extraña porque había esperado ansiosa toda la semana para salir con él, pero de pronto las mariposas de mi estómago habían muerto o solo se habían esfumado y no lograba entender porque, o tal vez si lo hacia, y solo no quería admitirlo.

Cuando llegamos a la entrada del cine, Raul y Mike ya nos esperaban y nos recibieron con un beso en la mejilla
—¿Como están chicas?— nos pregunta Mike
—Genial-contesta Ana
—¿Ya han decidido que película ver?— nos pregunta Raul, que me mira los labios sin ningún descaro
—Aun no— contesta Ana por mi y asi transcurre la conversación sin que yo forme parte de esta, una vez que estamos acomodados en nuestros respectivos lugares de la sala, Raul me susurra al oído:
—¿Que pasa?, te noto distraída—
— Oh nada solo estoy algo asustada por la película— le digo la primera excusa que se me viene a la mente.

–Tranquila, puedes abrazarme si te asusta— tal vez un día atras esto me hubiera emocionado, pero hoy no.

La película empieza y es la típica película de terror sobre adolescentes curiosos y estúpidos, además la banda sonora es un asco y hay demasiados screamers que hacen que Raul me tome la mano, cuando voy a tomar de mi té helado aprovecha y me besa sin reparos, sus labios tocan los míos con demasiada fuerza y ni siquiera me dio tiempo para cerrar los ojos, lo cual lo hizo raro, al salir de la sala me tomó la mano y volvió a besarme, le devolví el beso por mero instinto, consciente de las mariposas desaparecidas de mi estómago , pero simplemente me negaba a admitirme a mi misma la verdadera razón por la que había estado distraída todo el día, aunque sé que es bastante fácil adivinarla.

Conforme pasaba el tiempo no podía quitarme de la cabeza a Icker y la forma en que me miro a través de aquellos ojos grises, tal vez era el simple deseo de lo prohibido o la fascinación de lo que no puedes tener pero de una cosa estaba segura; nunca nadie me había hecho sentir tan vulnerable con una mirada.

Todos queremos lo que no se puede, somos fanáticos de lo prohibido.

-Mario Benedetti

Enamorada del jefe de mi padre Where stories live. Discover now