PRÓLOGO

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Ahi está, la única persona que alguna vez había amado, está tumbado sobre la camilla, con el rostro pálido y las manos entrelazadas sobre el abdomen. La expresión de su rostro es serena, como si nada hubiera pasado. Las heridas de su rostro ,aunque ya cicatrizadas, seguian manchando aquella perfecta tez, pero no me importaba, para mi era igual de perfecto que siempre, incluso más. Sé que debo marcharme, aunque me duela, aunque tenga que dejar atrás todo, no puedo seguir en esta ciudad, ni si quiera en este estado, me recuerda demasiado a él. A pesar de solamente poder observarle por la ventana del pasillo del hospital, puedo olerle, puedo ver la sonrisa que se dibujaba en sus perfectos labios cada vez que nos veiamos, puedo recordar la sangre brotar de su rostro hace dos semanas cuando su padre le pegó con un bate y le dejó en coma, sí, por degracia tambien puedo recordar aquello.
Estoy en la salida del hospital, esperando a que mi madre venga a recogerme. El frio aire de Febrero se me cala en los huesos, y la nieve cubre todo Seattle , un dia maravilloso, sino fuera porque es el dia en que me mudo, en el que dejo atrás el que ha sido mi hogar durante poco más de dieciseis años. Al parecer a mi madre le ha venido de maravilla que le dieran trabajo en Chicago, ella dice que esa es la razón por la que nos mudamos, pero yo se que es solo una excusa, que es por todo lo que me ha pasado a mi, lo sé, lo sé porque lo veo en sus ojos cada vez que hablamos del tema, porque lo noto en cada palabra que dice, en cada gesto.
Veo que Alessa se está acercando a la puerta del hospital
-Me he enterado de que vas a mudarte ¿Cuando pensabas decirmelo?- dice con un tono triste y comprensivo a la vez, eso es algo que solo ella sabe hacer
- Lo siento, iba a decirtelo, pero he tenido mucho lio, ya sabes con lo de...- estoy mirando al suelo, no soy capaz de mirarle a los ojos, la tristeza me consume por dentro.
-Hey, tranquilo, no te preocupes ,no tienes que darme explicaciones- me coge el mentón y me levanta la cabeza con suavidad para poder verme el rostro inundado por las lagrimas. Me aparta el flequillo mientras me seca mis lagrimas con un pañuelo que se acababa de sacar del bolsillo derecho de su chaqueta – ¿Te ha dicho algo el doctor sobre Brian? - me alegro de que se preocupe por él a pesar de no conocerlo demasiado.
- Me ha dicho que no saben cuando se desperatará, pero que no creen que sea pronto...- no he acabado la frase cuando me sobresalto por el claxon de un coche, que resulta ser el de mi madre.
- ¡Hola Sra. Shadows! - grita Alessa, a lo que mi madre responde sacudiendo su mano en forma de saludo – Neithan prometeme que me llamaras por Skype en cuanto llegues a Chicago, y prometeme tambien que estarás bien ¿Vale?- no se si podré hacer lo segundo, pero espero que si.
- Si tranquila, te llamaré- le digo mientras nos abrazamos. Es la última vez que le voy a ver, a mi única amiga de verdad, a la única que me ha quedado después de todo lo ocurrido.
Me subo al coche y hecho un vistazo por la ventanilla para ver por última vez lo que había llamado hogar.

¿Por qué tú?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora