LA DESPEDIDA NO ES EL FINAL

EMMA POV

Me miré al espejo por última vez cuando terminé de recoger todas mis cosas. Definitivamente iba a echar mucho de menos esto. He pasado la mayoría de mi vida en este plató, con estas personas. Y lo iba a extrañar. Iba a extrañar Harry Potter. Había madurado y crecido durante estos años grabando esas películas que han cambiado mi vida. Y aunque ya tenía algunos trabajos y películas en el punto de mira, nada sería igual a estos años con Harry Potter.

Pero sobre todo iba a extrañar a las personas con las que había compartido esta gran etapa de mi vida y que habían crecido conmigo. Iba a echar mucho de menos a Dan, Rupert, Evanna, Bonnie, Tom y a todos los demás. Obviamente seguiría en contacto con ellos, pero no sería lo mismo. Habíamos compartido tanto, tantos momentos especiales, que se me hacía muy raro despedirme. Todos lloramos mucho el último día. No podíamos creer que hubiera acabado. Pero bueno, nada es para siempre, ¿no?

Cogí mi mochila y mi bolso y me giré para irme cuando le vi. Vi al chico al que más iba a extrañar, al chico del que estaba enamorada secretamente desde que había rodado la tercera entrega de Harry Potter. Solo Bonnie sabía mis sentimientos, y me había dicho que me lanzase a por él, pero yo no era tan lanzada como ella. Además, sabía que él no sentía nada por mí, así que lo único que conseguiría si se lo decía sería separarme de él y un corazón roto. Así que prefería quedarme callada y afrontar la verdad, que nunca estaría con él. Porque no, Tom Felton nunca se fijaría en mi de esa manera.

Bajé de la nube y recé para que no me viera, pero hoy el destino no estaba de mi parte, así que en cuanto me vio se acercó a mi para hablar conmigo.

-Hey Emma-me dijo saludándome con la mano.

-¿Cómo estás, Tom?-le pregunté sonriéndole.

-Bien-me respondió-Bueno, todo lo bien que se puede estar cuando vienes a recoger tus cosas del sitio donde has vivido los últimos años.

-Ya-le respondí yo, comprensiva-Es duro despedirse de todo esto, y más con todo lo que hemos pasado.

-Y que lo digas-coincidió él-¿Tú ya has recogido tus cosas?-preguntó mirando mi mochila.

-Sí, por desgracia sí-Le contesté bajando la cabeza.

-Pues ahora es mi turno-me dijo, apenado-Por cierto, ¿vas a ir esta noche a la fiesta con los chicos?-me preguntó cambiando de tema.

-Pues, la verdad, no lo sé-dije dubitativa-Pensaba quedarme en casa a organizarme un poco y eso.

-Oh, venga Emma, vente. Será divertido.

-Mmm. Bueno, supongo que puedo pasarme un rato-le respondí. No podía negarme a esa mirada.

-¡SI! Ya verás como te lo pasas bien.

-Bueno, ahora tengo que irme.

-Claro. Nos vemos esta noche, porque como no te vea voy a tu casa y te llevo arrastrándote-me dijo ya alejándose.

-Claro, lo que tu digas-le respondí riéndome.

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Por fin salimos de casa. Había llamado a Bonnie para que me ayudara a elegir la ropa que iba a llevar puesta, pero al final nos habíamos demorado más de lo esperado, y llegábamos tarde. Al final llegamos a la fiesta. Había muy buen ambiente y no parecía una fiesta de despedida. Bonnie y yo nos dirigimos a la barra, donde ya se encontraban Rupert, Dan, Evanna y Matthew. Vi que en la otra punta de la sala estaban hablando Ralph, Emma y Alan muy animadamente mientras Gary bailaba con Helena en la pista de baile. Yo me quedé hablando con mis amigos, recordando los buenos momentos que habíamos pasado juntos durante estos años de rodaje.

-Oye chicos, voy al baño un momento-me excusé, y me dirigí deprisa hacia el baño mientras que saludaba de vez en cuando a alguno de los actores de las pelis y algunos de los de producción.

Ya allí, me retoqué un poco el peinado y me puse bien el vestido. Bonnie había elegido muy bien mi conjunto. Llevaba un vestido de cuadros negros y rojos con una chupa también negra y me había recogido el pelo en un moño elegante, y no me había maquillado mucho porque no me gusta, solo una fina línea en el ojo.

Cuando estuve lista, salí del baño. Pero apenas pude dar dos pasos antes de chocarme con alguien.

-Lo siento, no te había visto-le dije avergonzada.

-No te preocupes, Emma-me respondió el chico, y ahí me di cuenta de quien era. Freddie Stroma (por si no sabéis quien es, es Cormac McLaggen)-Vaya, estás preciosa-me dijo, mirándome de arriba abajo.

-Oh, gracias Freddie-le contesté poniéndome roja.

-No hay por que darlas-me respondió con una sonrisa, mientras se metía las manos en los bolsillos-¿Quieres ir a tomar algo?

-Claro- le dije, asintiendo con la cabeza.

Y así me pasé una buena parte de la noche hablando con Freddie. La verdad es que era un chico muy divertido y una gran persona. Puede que si yo no sintiera nada por Tom, podríamos... Un momento, ahora que lo pienso, no había visto en toda la noche a Tom, y mira que era él el que más me pidió que viniera.

-Bueno, y cuéntame Emma, ¿hay algún chico especial en tu vida?-me preguntó tomando otro trago de su cerveza.

Pues no, ahora mismo no, ¿por qué?-le pregunté, un poco desconfiada por el tono de la pregunta.

-Oh por nada. Simple curiosidad-me respondió, alargando una mano y cogiendo uno de los mechones rebeldes que se me habían soltado del moño.

-Ah-le dije yo, no muy convencida. Freddie cada vez se fue acercando más y más a mi, mientras retorcía el mechón en su mano.

Lo que pasó en los últimos segundos fue muy confuso y rápido. De repente, salió de la nada Tom, empujando hacia atrás a Freddie. Me cogió de la mano y, antes de que yo pudiera decir nada, ya estaba fuera del edificio siendo arrastrada por el rubio. Al final conseguí soltarme y me paré en medio de la calle, a unos pasos de él.

-¡¿Se puede saber que te pasa?!-le pregunté/grité cabreada.

-¡¿Que qué me pasa?! ¿Es que no has visto a Freddie, Emma?-me preguntó incrédulo-Se estaba acercando para besarte.

-¿Y qué?-le pregunté yo sin entenderle-¿Qué te importa Tom? Tu y yo solo somos amigos. De hecho, deberías alegrarte de que por fin encuentre a alguien bueno.

-¡No puedo alegrarme de que estes con ningún chico, Emma! ¿Es que no lo entiendes?-me preguntó.

-¿Qué tengo que entender, Tom? ¿Por qué no quieras que sea feliz? ¿Qué problema tiene Freddie?-le pregunté yo, ya harta de esta situación.

-¡Que no es yo! Y no puedo soportar que estes con alguien que no sea yo.

Me quedé en shock. No me podía creer lo que me había dicho. Estaba que saltaba de alegría en mi interior, mientras sentía también miles de mariposas en mi estómago, pero por fuera no podía moverme. Pero de eso ya se encargó Tom. En dos pasos recorrió la distancia que había entre nosotros y me besó. Y ahí fue donde mi corazón explotó.

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