Cap. 2

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¿Se supone que es normal enamorarse de cualquiera? No, no, en realidad siento que fue algún tipo de atracción. De igual forma, no podia dejar de pasar por mi mente el nombre 'Lucas', iba tan jodidamente bien con su aspecto.

Estaba recostada sobre mi cama en mi habitación con mi celular, pensando en las veces que podría volver a verlo, una y otra vez, me volvía la imágen de su rostro angelical, si, realmente había perdido la cabeza.

-Hija, puedes venir por favor?- Dijo gritandome, desde abajo-

-Ya voy, espérame un momento- Dije sin despegar la vista de mi celular-

-Qué momento ni qué momento, yo te necesito ahora- Sube un poco de tono, haciéndose sonar enojada.

-Oye, tranquilo viejo- Respondí como Drake Bell mientras bajaba las escaleras.

-Mira, voy a hacer las compras en el supermercado, te quería pedir que me acompañes- Dijo con un tono más calmado.

No lo dude en ningún momento y obviamente ya deberían saber cual fue mi respuesta.

Se preguntarán, ¿otra vez al supermercado? Si, con todo lo que como yo, no sé ni como hago para mantenerme en forma.

Salimos de mi casa, me arreglé, pero no tanto, solo para parecer un poco decente. En el camino, mamá y yo charlamos un poco sobre todo, era como mi mejor amiga y ella me entendía más que nadie, aunque a veces sea un poco fastidiosa.

Cuando llegamos, lo ví, en la fila 8. El corazón me latía cada vez más fuerte. No podia sentirme así con solo ser la segunda vez de verlo en toda mi vida. Intercambiamos miradas, ojalá ese momento fuera eterno. Casi choco mi cara contra la puerta corrediza, no faltaba mi estupidéz aquí, ya sentía que me faltaba algo.

Suerte con lo que te traes, hija- Dijo mi madre guiñándome un ojo y yendo hacia las góndolas gigantes de fideos.

La verdad que no sabía que hacer, si dar un paso para decirle algo o esperar. Dios, no sabía ni caminar porque me quedé en la puerta como 5 minutos, parecía una estatua.

Si, como se imaginan, dí el paso, pero no fui hacia él, fui hacia mi madre.

No podía creer lo idiota que era, está el amor de mi vida allí, siendo un cajero, ignorándome, de igual manera nunca iba a conseguir ni si quiera ser su amiga, tampoco me daría su atención, ya que las únicas palabras que intercambiamos fue únicamente para que le de mi dinero y él, el cambio. Me rindo.

Mi madre me había dicho que mientras vaya a hacer una fila, y ya saben hacia donde se me ocurió ir, sí, damas y caballeros, fila 8, cajero Lucas.

El Cajero Del SupermercadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora