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Mi abuela y yo vivimos en una casa que fue construida en los años 70 por mi abuelo ya fallecido. Contaba con un lindo porche y grandes cercas de color grisáceo, creo que alguna vez fueron blancas, pero con el paso del tiempo se fueron deteriorando. En realidad toda la casa en sí estaba muy deteriorada, las plantas que en su tiempo daban un aspecto de vitalidad ya no estaban. Se habían secado hace tiempo, o solo se habían cansando y muerto.
El techo tampoco era de lo más seguro. Cuando llovía había más agua adentro de la casa que afuera. Y eso era por lo grandes agujeros que allí habían. No se imaginan lo tremendamente frustrante que es eso. Si yo pudiera, arreglaria eso por mis propias manos. Pintaria la cerca, plantaría nuevas flores y daría un poco de vida a este lugar. Pero ese era el detalle que toda la vida me había acosado.
Si yo tan solo pudiera arreglar mi vida. Si tan solo pudiera. Todo sería diferente.
Abriendo la destartalada puerta, tire mi mochila en la escalera y me fui hacia la cocina.
-Abuela, llegué, ¿Dónde estás?.- escuche un 'aquí' y mire hacia la encimera dónde la espalda de mi abuela era visible. Ella estaba cortando un par de verduras con el ceño fruncido. Desde que tengo memoria ella siempre me espera cocinando. Todos los recuerdos que tengo de ella es en una cocina. Acercandome a ella le di un pequeño beso en la frente y ella me sonrío.
-¿Cómo te fue en la escuela?. -Preguntó mientras yo me servía un poco de agua y me la bebía de un solo trago. Tenía sed. Caminar de la escuela hasta mi casa por qué perdí el bus me había agotado. Bueno en realidad yo vivía cansada, pero eso no iba al caso.
-Es la escuela, así que ya te imaginarás.-murmuré bajando el vaso.- ¿Tienes idea de que la puerta se está callando en pedasos y un día de estos vamos a amanecer completamente sin puerta?.-dije frunciendo el ceño y sentándome en una de la butacas.
-Si hija, ya lo sé. - dijo parándose y agregando lo que supuse eran tómates a lo que estaba preparado.
Me jugaba la vida a que era salsa para sus espaguetis. Amaba los espaguetis más que a mi vida, y amaba un poco más a mi abuela por cocinar eso hoy.
-Pero quiero que me cuentes tu día, no lo que falta arreglar en esta casa, por qué si es así no vamos a terminar más.-dijo revolviendo su salsa, yo la mire entre cerrando los ojos.
-Abuela... - empecé, pero ella me corto mirando hacia mi con una sonrisa.
-Valerie, cuéntame tu día y punto.- habló y miró fijo a los ojos. En esos ojitos arrugados había algo que no me estaba contando. Rebuscado en mi memoria que podría ser, no encontré nada. De repente lo que pasó hoy con la alarma me estalló en la mente. Ya me parecía que este día no podría empeorar un poco más.
Mierda.
-Y cuidado con tu vocabulario, jovencita. - al parecer lo había dicho fuerte.
Ups.
El peso de lo que había pasado hoy se me asentó en mi y un bulto se instaló en mi estómago.
Pero lo más importante aquí es; ¿cómo carajos se había enterado?.
-¿Qué?, ¿cómo...- No me dejo terminar con un movimiento de la cuchara de madera, que siempre usaba cuando cocinaba pasta o para cuando me portaba mal y me daba una charla sería.
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Valerie.
Romance'Comienzo diciendo que si das mierda en la vida, lo único que obtendrás a cambio es mierda, Valerie.'