1 - Alarma

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Solté un cansado suspiro y miré nuevamente hacia la ventana que estaba del lado izquierdo del despacho del director. Dos veces en una semana, vamos bien Valerie, estás rompiendo un nuevo récord, felicitaciones. Pensé para mis adentros rodando los ojos. No fue mi culpa que la semana pasada esa chica me provocará para que yo le diera un pelotazo en su narcisista cara. Fue a propósito.


Lo juro por mi misma y yo me amo a mi misma.

-Entonces, ¿podría explicar lo sucedido otra vez?.- habló la voz del psicólogo escolar, apoyándose en el estante dónde, por lo menos, había unos cien libros.

Apuesto a que nadie los había leído a ninguno.

Un desperdicio.

-Ya se lo dije, estaba en el baño y cuando salí el botón anti-incendio se encendió y todo se volvió loco. - dije rodando los ojos, otra vez.

Ya estaba cansada de contar la misma historia.

-¿Y sinceramente, usted cree que yo le voy a creer tal disparate?.- exclamó el director Adams, estaba tan rojo por la ira que no me sorprendería que explotará en cualquier momento, como esos globos grande que son pinchazos con un alfiler.

Él sería el globo; yo sería ese alfiler.

Aunque la idea me emocionaba, muy dentro de mi estaba empezando a crecer una frustración, una muy grande. ¿Tanto le cuesta creer mi palabra?.

Al parecer sí.

-Yo solo le digo que eso fue lo que pasó, yo no fui culpable.

Esta vez no.

-Mire señorita Moor, es prácticamente imposible que lo que dice sea verdad. El botón anti-incendio no se pudo haber entendido por si solo.- habló frotandose la cien el psicólogo escolar, el señor Smith.

Para ser franca no entendía muy bien su presencia en esta sala, no es como si fuera una asesina serial y confesaria mis delitos con el uso de la psicología, todavía no había llegado a ese extremo.

Rodando mis ojos, me centre en un hilo suelto de mis jeans.

-¿Entiende que si lo que suponemos es verdad, usted corre el riesgo de ser expulsada, Valerie?.- me miró el director. Tensadome trague saliva y corrí mi mirada por toda la habitación.

En realidad, no tenía ganas de que me expulsen, esta era mi tercera escuela en tres años e irme y adaptarme en otro lugar, era algo aterrador.

Mordiendo mi uña del dedo pulgar, los mire a los dos fijamente.

-Les juro que lo que digo es verdad. -Dije frustrada hasta el cansancio. -Si quiere la verdad mire en las cámaras de seguridad que hay en los pasillos. Ahí encontrará que yo solo soy una de las tantas personas que no sabe cómo mierda se activo la jodida alarma.

El director rodó los ojos al techo y me miró como si fuera una retrasada.

-Ese es el problema aquí, señorita.- miró algunos de los papeles que tenía sobre la mesa de roble.-
Las cámaras se dañaron al exponerse al agua del sistema contra incendios.

Valerie.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora