La Obra de mi Hermana [Pausada]

Interchange

Las clases en este semestre han estado un poco tediosas, mucha teoría y casi no vamos al laboratorio; nuestro asesor dice que en la siguiente mitad del semestre comenzaremos a hacer prácticas hasta el final de la carrera, o al menos hasta donde la tesis nos deje hacer. Obviamente habrán compañeros que optarán por su promedio o el examen para graduarse, yo no. Para mí, hacer tesis es la mejor opción porque aprendo más sobre determinado tema relacionado con mi carrera, además refuerzo mis conocimientos.

Me encuentro en el salón junto a mi mejor amiga Yūkia, quien no para de mordisquear su bolígrafo nerviosa, estoy segura que se la pasó "estudiando duro" y con eso me refiero a pasar 17 horas jugando Halo Rish y solo haberle dado al estudio 3 horas o menos; Yūkia era muy inteligente, pero se distraía fácil. Le gustaban mucho los juegos de video y los cómics, a veces ella no sabía limitar sus prioridades, o peor aún, le restaba importancia a lo importante. Volviendo a lo de su mordisqueo frenético, comenzó a contarme los chismes diarios de la facultad.

— Valeria, dijo que hay un chico lindísimo que viene de intercambio, parece que va a asistir en nuestro salón.

— ¿Desde cuándo te juntas con Valeria? –la mencionada era la chica más cotizada de nuestra aula, ella siempre tenía su séquito de "amigas", que la seguían no sólo en trayectoria por la facultad sino también en apariencia.

— Óyeme no. Nunca dije que ella me lo dijo, más bien lo iba comentando con sus amigas por el pasillo del tercer piso.

— ¿Y tú qué rayos hacías ahí? Además... ¿Para qué me lo cuentas si sabes que a mí no me interesan los chicos? –Yūkia me miró con sorna para luego cambiar a una expresión picarona– Tampoco las mujeres, no me interesa tener pareja durante la carrera. Ya te lo he dicho muchas veces, Yu.

— Yo sólo quería decírtelo, no seas amargada –la miré con reproche–. Ya, no te enojes. No te vuelvo a contar nada que luego te molestas por todo.

— No me molesta que me lo cuentes, lo que me irrita es que siempre me dices puros chismes o historias con el afán de conseguirme un novio.

Yūkia no dijo nada, la había derrotado porque ella misma sabía de cajón que yo tenía razón. Llegó la pesadilla escolar de cualquier alumno promedio, el examen de Anatomía Humana IV. Todos dimos un suspiro cansado, yo sabía que aprobaría, pero estaba cansada por las noches de desvelo estudiando. Había desayunado un omelet de queso de hebra con jamón y champiñones, un jugo de manzana y de postre una rebanada de pastel de chocolate, con café amargo. Sólo así soportaría el examen completo, serían dos largas horas para un examen por el que me había anticipado un mes sin dormir casi nada. El profesor entró al aula con una expresión relajada, contrastando armónicamente con los rostros cansados y desesperados de sus alumnos.

— ¡Buenos días, jóvenes! Espero hayan estudiado la guía que les proporcioné hace un mes. Si así fue, tengan seguro que pasarán sin ningún problema la prueba.

Nadie dijo nada salvo responder el saludo. Y resignarse a su fracaso como estudiantes de medicina... Obvio es un decir, porque a estas alturas, echarse para atrás era una grosería, estábamos ya en sexto semestre. El profesor fue pasando los exámenes, nos dio indicaciones y se retiró del aula. Estuvo todo tranquilo durante el examen y sé que se preguntarán ¿cómo es posible que estando solos en un examen, nadie está copiándose? Fácil. No podemos hacerlo; no somos humanos honestos, sino que todos tenemos un chip integrado en alguna parte de nuestro cuerpo monitorizando nuestras acciones, si copiáramos recibiríamos un toque electroneuronal que nos haría perder el conocimiento... Literal.

En el sentido arcaico y moderno de la palabra, la electricidad puesta en nuestras neuronas nos dejaría inconscientes y al despertar solo recordaríamos la información que hemos aprendido más no la que quisimos copiar. Lo cual causa una frustración horrible además que se nota harto cuando te copias y luego eres mal visto. Por esta razón es que, bien o mal, sabiendo mucho o poco todos nos graduamos cada año, incluyendo a quienes copian, solo que a ellos les lleva más tiempo.