Prólogo.

58 6 3
                                    


—Entonces... — Amelia levantó la ceja izquierda, incitando a que la chica frente a ellas hablara de una vez.

Nabile miró los rostros de sus amigas, todas ellas la observaban atentamente; esperando a que continuara. Se podía ver su nerviosismo a distancia, escuchaba los latidos de su corazón acelerado retumbando en sus oídos, las palmas de las manos le sudaban.

—¿Todo bien? — Preguntó Lizzie.

Nabile se cuestionó si en realidad todo estaba bien, se preguntó si ellas lo estarían, o si se quedarían a su lado; como lo habían estado siempre. Pensar en todo lo que habían vivido juntas, en todas esas veces que se apoyaban y consolaban mutuamente por el corazón roto de alguna, en cómo solucionaban sus problemas después de alguna pelea; pensar en eso le bajó un poco los nervios.
Después de todo, eran como hermanas; eran su familia.

—¿Y bien...? — Dijo esta vez Kenia, quien se mantenía siempre al margen de la situación.

Escuchó la preocupación en su voz. Bajó la mirada y observó sus manos, que curiosamente se habían vuelto más interesantes que lo que estaba a punto de decir.

—¿Nos dirás de una vez?, ¿ó es otro de tus juegos? — Preguntó Amelia con seriedad, su ceño estaba fruncido, y Nabile supo que estaba comenzando a enfadarse.

—No es algo fácil...

—La verdad es que es bastante fácil, nos cuentas lo que tienes que decirnos y listo.

—Amelia.— La reprendió Kenia, quien puso su mano derecha en la rodilla de Nabile. —Sabes que puedes decirnos lo que sea, ¿verdad?

Nabile levantó la mirada recuperando un poco de su confianza, tenía que hacerlo.

—Bien, la verdad es que no he sido sincera con ustedes, y para ser justas; tampoco lo he sido conmigo misma. Nadie merece tener que fingir ser alguien más para poder ser aceptada. E intenté cambiar, pero simplemente no puedo.

—Increíble filosofía la tuya, pero simplemente di tu punto, Nabile.

—Ya déjala terminar, Amelia. — Reprendió Kenia nuevamente.

—No entiendo por qué tiene que hacerlo tan largo, si tiene que decirnos algo que lo haga ya. — Dijo Amelia con evidente frustración en su voz.

—Pues si la dejaras terminar... — Kenia no tuvo oportunidad de finalizar su respuesta, dado que la voz de Nabile había interrumpido su comentario.

—Soy lesbiana. — Lo dijo en voz baja, esperando que su anuncio fuese inaudible, pero en cuanto se callaron supo que desde luego; lo habían escuchado.

Las tres chicas estaban en shock, sus rostros no reflejaban ni una emoción.

—No quería decirlo de esa manera. — Dijo con voz temblorosa, reflejando el miedo que le daba la respuesta de sus amigas.

En ese momento, juró no olvidarse de la mueca en el rostro de Lizzie, mientras retrocedía con obvia incomodidad. Sintió una punzada en el pecho. Deseó que hubieran reaccionado de la misma forma en que lo había hecho su abuela. La anciana había reído a carcajadas al verla llorar como si hubiese cometido un delito, "eso no cambia nada, sigues siendo tú, mi niña; y es lo único que me importa", había dicho con tanta calma.
Imaginó muchas veces ese momento, imaginó risas, enojo incluso. No creyó que las personas a quienes consideraba su familia le dieran la espalada, como estaban a punto de hacer en ese momento.

—Esto no cambia nada. — De algún modo estúpido quiso dejarlo claro, intentando convencerse más a sí misma que a las 3 chicas frente a ella. —No tiene por qué cambiar. Mis preferencias no cambian el hecho...

BLU.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora