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A esas alturas Nabile tenía un dolor de cabeza insoportable. Le molestaba todo el ruido que había, le sorprendía que la maestra no se inmutara por el escándalo. Ésta hablaba por teléfono y Nabile se preguntó si podía siquiera escuchar.
Empezó a garabatear en el cuaderno, aburrida de la situación. Rió al ver a Kenny sentado unas cuantas bancas frente a ella, con una chica junto a él. Ella parecía tener una conversación entretenida, pero él estaba concentrado en su celular; Nabile no necesito pruebas para saber que hablaba con Norman. Kenny asentía con la cabeza cada cierto tiempo, sin poner atención a lo que realmente decía aquella chica.

—Chicos necesito su atención. — Habló la maestra después de mucho tiempo. Nabile sintió un alivio al ver que todos guardaron silencio. —Pueden salir.

Prácticamente todos corrieron hacia la salida, esa materia era una perdida de tiempo. Nabile se tomó su tiempo para salir y, como siempre, detrás de ella se encontraba Kenny; apurándola con la mirada.

—Nab, no tengo todo el tiempo. Mueve ese culito.

—Kenneth. — La maestra lo reprendió por su vocabulario, sin levantar la vista de lo que hacía.

—Nab, mueve el trasero. Trasero no se escucha tan vulgar, ¿ó sí?

La maestra negó con la cabeza, y la chica que estaba antes con Kenny, quien ahora estaba detrás, al parecer esperando al pelinegro, rió.
Nabile cerró su bolso con lentitud y Kenny soltó un suspiro.

—Muévete, Nabile. — Ordenó con exasperación.

Nabile dio media vuelta, quedando frente a Kenny. Éste la arrastró hacia la salida, pasando al lado de la chica, quien caminó detrás de ellos.
No supo en qué momento se había quedado atrás, viendo la espalda de Kenny, tuvo que correr para poder alcanzarlos a ambos.
Kenny se detuvo en el patio donde siempre comían, y se quedó mirando hacia la entrada principal.

—Tenemos que esperar a Sebastian. — Anunció dirigiéndose a la chica.

—Bueno, posiblemente estén esperándome, así que tengo que irme. — Dijo, su voz era suave. Nabile notó lo linda que era, tenía el cabello castaño oscuro, casi negro y lo tenía tan corto; ni siquiera le llegaba al cuello. Era delgada. A Nabile le gustaron sus ojos verdes.

La chica le sonrió de una manera amigable, y entonces se dio cuenta de que la había estado mirando fijamente; sintió el rostro caliente, posiblemente estaba sonrojada.

—Me llamo Hailey. — Le extendió la mano, y Nabile la tomó con timidez, saludándola.

—Nabile. — Contestó simplemente.

Kenny las miraba con una sonrisa perversa, aplaudió ligeramente sintiéndose feliz.

—Bueno, tengo que irme. — Dijo Hailey con una mueca. —Fue un gusto conocerte. — Se acercó a Nabile, le dio un beso en la mejilla en forma de despedida e hizo lo mismo con Kenny. Hailey caminó lejos de ellos.

—Te veo luego. — Gritó Kenny antes de que la chica desapareciera de su vista, ésta sólo agitó la mano despidiéndose.

Kenny volteó hacia Nabile, viéndola aún con esa sonrisa macabra.

—Te ves como el guasón. — Confesó Nabile.

—¿Y qué te parece? — Preguntó ignorando su comentario.

—¿Quién? — Intentó sonar desinteresada.

Kenny rodó los ojos.

—Eso, a las chicas les gusta que las traten con desinterés. Aunque no sé si eso funciona con las lesbianas, pero para ser sincero; tampoco sé si funciona con las chicas hetero, ya sabes, chico gay. — Dijo apuntándose.

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⏰ Última actualización: May 18, 2017 ⏰

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