CAPITULO 1 - Primer encuentro

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Me desperté con un enorme dolor de cabeza el cual estaba acompañado de aquel insoportable pinchazo en la yugular de mi cuello. No podía recordar nada de lo ocurrido , por más que lo intentaba solo me venía a la mente aquella sonrisa de satisfacción y las palabras "Ya te tenemos, pequeña" y, luego parece que el mundo se torno por una inmensa oscuridad y silencio.

Tenía que intentar recordar lo que había pasado, mi vida dependía de ello, a no ser que ya mi luz interior se haya apagado. Pero para ello tengo que retroceder 3 meses atrás, exactamente junio.

Por aquel entonces, estaba tan feliz y contenta con mi vida, por no saber lo que pronto iba a suceder.

3 MESES ANTES...

- ¡Claudia, baja! Si no llegarás tarde a tu ultimo día de escuela, hija – me decía mi madre desde la cocina. 

-Ahora voy mamá, espera que cojo el móvil – cogí el móvil del tocador y fui corriendo a la cocina para comer una crêpe hecha por mi madre e ir corriendo a pillar el autobús hacia la escuela.

-Adiós mamá, hoy vendré más tarde ¿vale?, he quedado con Nicole y Jenny para salir a tomar un helado e ir a pasear por el parque- le dije a mi madre sin darle tiempo a contestar, ya que le cerré la puerta dejándola con las palabras en la punta de la lengua.

Corrí hacia la parada del autobús lo mas rápido que puede para no quería llegar tarde a mi último día. Pero un obstáculo robusto y fuerte se interpuso entre mi destino final y yo, haciéndome caer al suelo.

-Auuchh.. ¡oh no! Voy a llegar tarde- dije mientras observe que el autobús ya estaba cerrando sus puertas y marchaba rumbo al Colegio Ramiro II de Azara.

-Pero ¡estás ciega o qué!, ten más cuidado – dijo enfadado un chico alto y moreno, el obstáculo que me impidió coger el autobús.

-Yo no soy la culpable de que alguien se interponga en mi camino – dije secamente al estar enfadada ya que tendría que saltarme la primera hora, ingles, mi preferida.

-Perdona pero, yo tampoco tengo la culpa de que alguien tan torpe como tú no se fije por donde va.

-Bueno vale, lo que tu digas no tengo tiempo de discutir con un imbécil como tú- le dije dándole la espalda y comenzando el largo camino hasta mi colegio.

El día en el instituto paso rápidamente. Como cualquier ultimo día, los alumnos estaban entusiasmados contando donde iban a pasar las vacaciones este verano. Entregamos las notas firmadas y nuestros profesores nos desearon un buen verano.

Cuando llegaron los últimos segundos de clase de este año los alumnos de mi clase empezaron la cuenta atrás.

-10,9,8,7,6,5,4,3,2,1,0 ..... ¡¡BIEN!! - exclamábamos todos mientras recogíamos todos los libros que nos quedaban en la clase.

-Claudia.... Claudia, CLAUDIA!!! - oí que gritaba alguien por los pasillos, me volteé pero no podía distinguir a nadie entre la multitud de alumnos empujándose para poder salir antes y disfrutar de su libertad. Como no pude reconocer a nadie me dirigí afuera del instituto y llamé a mis amigas para quedar en la plaza San Valero.

Conseguí salir con vida de aquellos pasillos que parecían el infierno mismo y al cruzar la esquina para salir del viejo edificio mi corazón dio un brinco.

-Buuuuu....

-Ahhhhhh -grité dando un pequeño salto hacia atrás mientras por reflejo cerré los ojos.

-Eeehh, tranquila Clau... soy yo Nicole – me dijo una dulce voz mientras me sujetaba por los hombros – Clau puedes abrir los ojos por favor, no te voy a comer.

-Vale- dije mientras abría lentamente mis ojos y veía a una preciosa diosa del Olimpo. Su preciosa melena rubia parecía oro puro y sus ojos azules te tranquilizaban a la vez que te perdías entre las tonalidades de azules que había en ellos. Mientras que su piel dorada por el sol hacía que tuviera el aspecto de una reina del antiguo Egipto. 

-No te quise asustar amiga, lo siento. Oye, sabes donde anda metida Jenny le mandé un mensaje diciéndole que nos encontraríamos en la puerta del instituto.

-No, yo no la he visto, tal vez se haya retrasado- dije mientras pude oír unas risas detrás de mí y vi la cara de Nicole, sus ojos estaban abiertos de par en par al igual que su boca. Me gire por la curiosidad de quién estaba detrás, aunque mis presentimientos me decían que era Jenny, ya que su risa irradiaba el ambiente con su peculiar tono. 

Al girar vi a Jenny ysu ondulada melena castaña revolotear alegremente como una niña de ocho años, sus ojos negros se posaban en un chico alto y robusto el cual me resultaba familiar.

Escapando del infierno, viviendo en la oscuridad. (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora