Escapando del infierno, viviendo en la oscuridad. (PAUSADA)

Capitulo 2 - ¡De vacaciones con ÉL!

-¡Hola chicas!, perdón por llegar tarde... - nos dijo Jenny sujetándose la muñeca.

-Pero, Jenn, no nos presentas... - dijo Nicole mirando al chico de los ojos verdes.

-Oh, si, él es Brian... por mi torpeza me choque con él y me caí al suelo...- dijo enseñándonos la muñeca que sujetaba con delicadeza.

- ¡Dios, Jenny qué te ha pasado! - exclamé yo al notar que la muñeca estaba hinchada al parecer por un pequeño esguince.  

-Clau, no es nada solo un pequeño esguince, nada grave...- estaba diciendo Jenny pero al parecer el "Obstáculo" con el que me tope esta mañana la interrumpió.

-Bastará con que no utilices mucho esa mano y si se hincha pon hielo en la zona. - dijo firmemente Brian

-Y encantado de conocerlas, como ya han mencionado me llamo Brian - dijo sonriendo de oreja a oreja mientras sus ojos me fulminaban. 

-El gusto es mío, soy Nicole – dijo Nicole intentando ligar con él.

Yo permanecí en silencio no quería hablar con ese imbécil, ni siquiera lo conocía y ya me estaba empezando a caer mal. Pero Nicole me dio un codazo para que me presentara ante él.

-Auuchh, pero qué... ah si. Hola, yo soy Claudia – dije sin ningún entusiasmo en mi voz por el cual Jenny me fulminó con sus ojos negros por no ser educada.

-Encantado Clau - dijo acercándose a mi para darme dos besos 

-Siento lo de esta mañana, me habías pillado de mal humor - me susurró para que no lo oyeran Jenny ni Nicole.

-Pues yo veo que te suele pasar a menudo esto, sera que eres un estorbo en medio del camino...y no me llames Clau- le susurré. 

Al separarnos me dí la vuelta hacia donde estaban mis amigas y lo dejé con las palabras en la boca.

-Nos vamos chicas, tengo que ir al centro comercial ahora mismo, necesito ropa para la fiesta de este fin de semana. - les dije entusiasmada a mis amigas recordando que me habían invitado a la fiesta de Evan, el chico mas popular y guapo de la escuela.

-Si queréis os acerco para que no tengáis que ir andando con este calor -dijo Brian borrándome la sonrisa de la cara

-¡No!, no tienes porque. Anda ve, ve ... y haz lo que tengas que hacer en tu tiempo libre. - le dije haciendo señas con las manos para que se fuera.

-Pero Claudia, ¡que te ha dado por ser tan maleducada hoy con Brian! - me medio gritó Jenny

-Claro, Brian muchas gracias por ofrecernos esa posibilidad – dijo Nicole cogiéndome de la mano y arrastrándome como a un perro moribundo.

Intenté escabullirme de sus garras pero me dí por vencida y resoplé en modo de derrota, al parecer mi gesto le hizo gracia a Brian y curvó sus labios hasta formar una sonrisa pícara.

Al llegar al coche, un Porsche negro, todas nos quedamos boquiabiertas, no entendiendo como podía un joven como él tener ese coche. 

-Clau, por tu mal comportamiento te mereces un castigo...- me dijo Jenny esbozando una malvada sonrisa.

-Jenn sabes que no soy tu mascota ¿verdad? no tienes que tratarme como a un perro que se ha comido la comida de la mesa- le dije un poco cabreada pero también asustada por lo que me iban a hacer.

-Si Clau, tranqui, que no te vamos ha hacer pasar por encima de cuchillos afilados- dijo Nicole riéndose – solo te pedimos que te sientes en el asiento delantero para tener una mejor conversación con Brian. 

-¡¡¿Qué?!! ¡¡No!!, me lo vais ha pagar muy caro. - les fulminé con la mirada a las dos prometiéndome a mi misma de que iban a recibir el mismo castigo por esto. 

-Sí, sí lo que tu digas. Vamos entra al coche – terminó diciendo Jenny a la vez que abría la puerta delantera.

Entré lo más enfadada posible y vi a Brian en el coche riéndose a carcajadas en el asiento del conductor, parecía que le iba a dar un ataque al corazón con la gracia que le daba toda la situación por la cual estaba pasando yo. 

 -Y tú, ¿de qué te ríes?. ¿Eh?? - dije aún más enfadada por haberlo visto reírse de mi. Si hubiera sido un gato ya habría saltado encima de él arañándolo hasta dejarlo con miles de marcas. 

Como si hubiera leído mi mente la sonrisa de Brian se esfumó y contesto

-Tranquila fiera, no hace falta que me fulmines con esa mirada furiosa.

No hice caso a sus palabras y me dí la vuelta para mirar por la ventanilla para no mirarlo a él. De camino hacia el centro comercial sentía como sus verdosos ojos se posaban en mi. No dije nada ya que sabría que mis amigas me echarían la bronca.

Dentro de 10 minutos por fin llegamos a nuestro destino, mis amigas se bajaron primero siendo la única que quedaba por bajar, pero había un inconveniente. Mi puerta estaba cerrada.

-¿¡Pero qué haces?! ¡Me quieres abrir la puerta! -le grité furiosa.

-Solo te quería advertir de que están buscándote. - dijo firmemente sin apartar la vista del volante. 

-¿Quién eres? - dije confundida

-Alguien que solo quiere tu bien. No tengas miedo. Yo no soy el que te persigue. Incluso sería más conveniente que estés conmigo.

-¿Mi padre te mandó protegerme?

-Sí, si quieres puedes llamarlo para asegurarte – dijo tendiéndome un teléfono a la vez que se giraba y me miraba fijamente sin cambiar la seriedad de su mirada. 

-No..., no hace falta. 

-Puedes bajar - dijo abriendo el seguro.

No me despedí de él, sólo baje del coche y les dije a mis amigas que nos marcháramos ya que debía llegar pronto a casa.

AL DÍA SIGUIENTE

Llamé a mi padre a primera hora de la mañana para que me dijera todo lo que sabía y porque corría peligro mi vida, además de porque había decidido mandarme a alguien para que me siguiera sin habérmelo dicho el mismo. 

-Hola papá -le dije cortante.

-Hola cariño, creo que Brian ya te encontró.

-Sí, ¿¡me puedes contar lo que pasa?! - le dije cambiando mi tono de voz habitual

-No te preocupes, tan solo este verano te pido que te vayas  de vacaciones con Brian a Europa. Así sabré que estarás siempre a salvo. En ningún momento tienes que separarte de él, ellos son muy peligrosos. ¿Entendido? Prométeme hija, que harás lo que te estoy pidiendo. 

-Sí, papá te lo prometo.  Espera ¿qué has dicho?,  ¡¿me tengo que ir de vacaciones con ÉL!?

-Cariño, tengo que colgar. Hoy vendrá Brian a tu apartamento. Dentro de dos días os vais a vuestro primer destino: Londres. Te quiero, adiós Claudia.  

Esas fueron sus últimas palabras antes de oír el insoportable pitido que indicaba que me había colgado.