El Viaje de Dan

Una noche lluviosa

Y lo abandonaron en la puerta de un orfanato cuando apenas era un recién nacido, estaba dentro de una canasta y cuando lo encontraron lo llevaron junto a los otros niños que corrieron la misma suerte que él. Era una noche tormentosa, los estruendosos rayos mantenían a las personas despiertas y las hermanas pudieron notar su presencia al escuchar el llanto. Una vez adentro los niñitos se arremolinaron para conocer a su nuevo compañero, las hermanas se lo llevaron a una cuna vacía y los pequeños estaban detrás ansiosos por verlo, la señorita Margaret lo tenia en sus brazos y tan solo con mirar al bebe cayeron de sus ojos perlas húmedas que se deslizaban por sus mejillas.
-Es muy hermoso, no puede ser que existan personas tan crueles como para abandonar a un ser indefenso en una noche tan fea como esta.- dijo la señorita Dorothy trayendo consigo un biberón para alimentar al niño.
-Considero que esas personas tendrán una lógica razón, probablemente no podían cuidarlo como es debido y suponieron era una mejor opción que...
-Que nada, el pobre angelito no tiene la culpa de tener padres tan irresponsables e insensibles.
La señorita Margaret suspiró.
-Te entiendo, Dorothy.
Las mujeres llevaron a los niños a dormir y se turnaron para cuidar al recién llegado, la señorita Margaret se ofreció cuidarlo el primer día.
Fue así como el pequeño Dan llegó al humilde orfanato acompañado y orientado por las hermanas. Tuvo una infancia plena y muy feliz, al igual que su niñez. Su felicidad se completó con la amistad de Lucía, pues ambos se querían demasiado.
Era un niño muy elocuente, pero introvertido, las hermanas se sentían muy orgullosas de él, tanto que en su noveno cumpleaños le regalaron un libro de mitologías de algunas culturas ya que al menor no le gustaba leer y buscaban darle un incentivo con las maravillosas historias que el libro llevaba consigo. Dan lo amó tanto que lo llevaba a todos los lugares y lo ponía debajo de su almohada a la hora de dormir.