Adiós

4 0 1
                                    

No hay amor más puro y tierno que el primero, cuando todavía se es un niño. La inocencia e inexperiencia hacen de este momento algo mágico y único, más aún cuando el amor nace de una amistad limpia y transparente. Dan y Lucía completaron su felicidad adolescente cuando dieron su primer beso, en el cumpleaños once de Lucía.
Parecía todo estar tan bien, eran muy unidos y se complementaban. Pasaron muchas anécdotas juntos que fortalecía su cariño; pero como tal, una tristeza muy grande invadió el corazón de Dan cuando un día no encontró a Lucía, la buscó en todos los lugares del orfanato pero todo fue inútil, cuando preguntó a la señorita Margaret dónde estaba ella, la mujer le dijo lo que había pasado durante un par de meses. Los padres biológicos de Lucía habían aparecido y después de excusarse de mil y una formas y de presentar todos los documentos necesarios, decidieron llevarse a su menor hija consigo. La señorita le entregó una hoja doblada que Lucía había escrito para él.

Dan,
Seguramente las hermanas te contaron lo que yo nunca te pude decir, pero creo que las cosas debieron pasar así, una despedida a estas alturas sería devastador. Te conozco, habrías hecho hasta lo imposible para quedarme a tu lado.

Por tal motivo pido que me perdones, te visitaré, te lo prometo. Te quiero tanto como a mi y me harías mucho daño si rechazas mi cariño por las circunstancias. Estoy consciente de que me fui sin avisar, pero no te preocupes, hablaremos mejor dentro de una semana cuando vaya a visitarte.
Te quiere,
Lucía.

El pobre Dan esperó la semana completa y la siguiente y todas las semanas necesarias para entender al fin que nunca volverá.

El Viaje de DanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora