Poder apreciar hasta los más mínimos detalles siempre había sido una ventaja para él. Nadie iba a suponer que esa virtud acabaría transformándose en un defecto cuando esos detalles se transformaron en errores. Lo peor de encontrarle defectos a cada cosa que veía, era encontrarlos en él mismo.
Luc Lenzheart llevaba varios minutos parado frente al espejo del cuarto de baño. Su reflejo no lo traicionaba. Cuanto más lo miraba, más frustrante y extraño se volvía.
Le era imposible dejar de hallar imperfecciones. Retiró una mata de pelo rubio de su cara y sus rasgados ojos café tenue pudieron observar el lunar que reposaba sobre su sien izquierda. El saber que no tenía uno igual en su derecha, le generaba un insoportable malestar.
Perdido en sus defectos asimétricos, oyó la aguda voz de su madre proveniente de la cocina.
– ¡La cena está servida, va a enfriarse!
- ¡Ya voy! – Respondió el muchacho intentando ignorar sus fallas genéticas.
Si sus manos no hubiesen tocado la pared de su habitación por accidente antes de sentarse cenar, no estaría perdiendo el tiempo en el baño. Un chico tan limpio y ordenado como él no iba a comer absolutamente nada sin lavarse las manos antes, ¿Quién sabía cuanta clase de gérmenes y organismos microscópicos se encontraban en la pared, capaces de contaminar todo lo que los tocase?
Sumergió sus manos bajo la fría agua del grifo junto a la barra de jabón. Se mantuvo así varios segundos, deslizando la espuma por sus muñecas, por entre los dedos y por cada centímetro de su piel.
Cuando finalmente enjuagó el exceso de jabón, volvió a repetir el procedimiento y luego volvió a hacerlo hasta que llegó a lavarse las manos unas cinco veces. Cuando estaba a punto de abandonar el baño, se dio cuenta de que la barra de jabón había quedado llena de molestas burbujas, por consiguiente, volvió a introducir el jabón en el agua, volvió a lavarse las manos y repitió este procedimiento hasta que aproximadamente acabó haciéndolo unas quince veces en total.
Durante la cena le dedicó más tiempo a organizar los vegetales según su color que a comérselos, mientras sus padres lo observaban con preocupación.
- Luc, mañana por la mañana irás a ese lugar en donde podrán ayudarte – Dijo su madre angustiada, aunque intentando fingir una sonrisa.
- ¿A qué hora? – Preguntó el chico, pero en seguida repitió - ¿A qué hora? ¿A qué hora? – y finalmente a la cuarta vez se sintió satisfecho.
- A las nueve debemos estar ahí, Luc – Respondió su padre.
- No te preocupes, cariño – Intervino la mujer – Te prometo que te ayudarán. Hay excelentes médicos, te ayudarán con medicamentos y con terapias especiales para ya sabes, lo que tú tienes...
- Puedes decir trastorno obsesivo compulsivo, mamá. No me ofende – Dijo Luc de manera cortante – No me ofende.
Su madre asintió preocupada y el muchacho le devolvió una sonrisa.
- Hablé con el doctor Lerman y me ha explicado algunas cosas sobre...
- Ya mamá, no me interesa.
- Escucha a tu madre – Ordenó el señor de la casa mirando de manera severa a su hijo.
- Pero no me interesa lo que me están diciendo, no fue mi decisión que me manden a un loquero, háblenlo entre ustedes.
- ¡No es un loquero! – Gritó el hombre enfadado - ¡Es un lugar donde ayudan a personas como tú!
Luc no respondió nada al respecto.
- No es un manicomio, cariño – Dijo su madre – Te prometo que es un lugar mucho más divertido. Estarás bien.
-Gracias – Respondió Luc – Gracias. Gracias. Gracias.
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Mad obsessions
Mystery / ThrillerTres años después del trágico accidente que llevó al cierre de la institución mental en la que estaba internado, Luc Lenzheart, un joven con trastorno obsesivo compulsivo intenta mantener una vida normal, pero un monstruoso psicópata anónimo aparece...