Pequeña.

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Tus ojos tan oscuros como la noche.

Tu piel tan suave como la porcelana.

Tu sonrisa, pequeña ilumina mi alma.

Llegaste inesperadamente.

Pero inesperado será el momento en el que deje de quererte.

Eres la luz de mis días.

Eres el sol en mi oscuridad.

Hermosa pequeña mía,

Eres mi muñeca de cristal.

Y nunca te dejare de amar...

Poesia suicida, amorosa y loca Donde viven las historias. Descúbrelo ahora