Este sueño empezaba con una niña pequeña de unos cinco años como mucho que vestía un vestido rojo, y llevaba unos zapatitos redondos y negros. Esta, se encontraba en un pueblo abandonado de estilo medieval. Por lo que deducía parecía perdida entre las calles, pero no tenía cara de miedo, no, tenía cara de felicidad. Estaba sonriendo mientras corría por las rocosas y verdes calles del pueblo. La niña, al correr tanto parecía cansada así que decidió parar en una plaza en la que solo había un parterre lleno de rosas azules y en el centro, rosas negras. Era extraño, pero tratándose de un sueño todo es posible. La pequeña abrumada por tantas rosas de raros colores, entró en el parterre y sin darse cuenta, se hundió. Como si la tierra la hubiera tragado.
La niña cayó a un suelo húmedo y pegajoso a causa del musgo que había, por suerte no se había hecho daño al caer ya que el musgo le acolchó la caída. Se encontraba en un lugar parecido a un pozo, pero al observar mejor la estancia se dio cuenta que había una puerta por la que instantes más tarde, pasó. Al otro lado de la puerta había la puerta principal de lo que parecía un castillo. Asombrada por el paisaje que veía, entró al castillo sin darse cuenta del letrero que decía: ''Castillo de las mil puertas''.
Al entrar al castillo, la niña se encontró con una larga cola de gente, ¿qué pasaría para que hubiera tanta gente? Decidida a saber el por qué espero en la cola lo que le pareció una larga hora pero no lo pudo saber con exactitud ya que su reloj se había vuelto loco de repente ¿qué extraño castillo era ese? Le parecía todo muy raro, pero a la vez se divertía ya que se reía consigo misma. Estaba feliz por estar en una cola que llevaba a algún sitio, ella era así de rara. Igual que yo. La cola llevaba a una puerta verde vigilada por dos gatos de brillante pelaje gris y ojos violetas. Al entrar, los extraños seres la miraron y dijeron:
- Entra y diviértete. Disfruta del Laberinto de los Sueños.
La niña entró en el laberinto y al rato de andar por los pasadizos cubiertos de puertas se dio cuenta que sus ropas habían cambiado, ¡ella había cambiado! Ya no era una niña de cinco años, no. Era una joven de unos bonitos ojos verdes, piel blanca y pelo marrón. Llevaba unos pantalones negros y una camiseta roja.
Siguió su camino pero hubo un momento en el que la muchacha paró porque una puerta la había llamado la atención, era morada con unas pequeñas inscripciones doradas. Decidió entrar. Le parecía una decisión buena entrar por ahí. Al entrar, escuchó una melodiosa canción que hizo que pasara por el túnel timionecular sin darse apenas cuenta.
La chica apareció en un país con árboles de azúcar rosas y verdes y un bonito cielo negro. Las personas iban vestidas con calcetines de todos los colores posibles y en algunas, se podían apreciar restos de papeles de caramelos pegados a ellos. Iban vestidos de una forma muy rara, estrafalaria. La muchacha parecía ser una intrusa en ese mundo ya que no iba vestida de igual manera, la miraban mal y yo sentí que mi subconsciente se estaba apoderando de mi sueño, me di cuenta que ni en mis sueños estaba a salvo de mis problemas.
Al rato, encontró una puerta y pasó por ella llegando a una preciosa placeta de piedra vieja y musgo. Parecía tener varios siglos de antigüedad aunque había una única tienda que tenía un gran ojo hecho de diamantes puros. Al mirar al gran ojo veía como toda la plaza se iluminaba, estaba brillando. Era precioso.
Y con esa bonita imagen, desperté.
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Expediente sueño
Science FictionShora es una adolescente como muchas otras con grandes problemas en su vida sin ninguna persona con la que poder desahogarse, sintiendo que la única forma de sentirse bien consigo misma es dormir ya que, tiene unos sueños bastante raros y que al par...