Una pérdida aferrada a lo sobrenatural.

Capitulo 2

    Luego de ello, procederíamos a visitar una iglesia, localizada en el extremo de una montaña, en el sur de Puerto Rico, precisamente en Salinas. Ésta, perfumaba un olor a espiritualidad inigualable, era entonces allí donde la incertidumbre no era recibida, y donde la fe nunca se perdía.

     Sin embargo, en muchas ocasiones sentía vergüenza al llegar a ese lugar, ya que mi análisis crítico deducía, que todos se burlarían, creando una mala imagen de lo que soy en realidad, y que por tener defectos e imperfecciones, obtuviera rechazo y marginación, máxime por la enfermedad que había tocado a mis puertas, derrumbándome en pedazos. Fue un 3 de diciembre la fecha en que cambió mi forma de visualizar en aspectos positivos, mi prolongada supervivencia, aceptando la realidad de que algún día dejaría de existir, de luchar, soñar y sobre todo de perder al único ser que me quedaba, quien en conjunto con mi padre, vió desarrollarme en los 9 meses de gestación, y que aún persiste y permanece constante en influyente en mi vida sin abandonarme.

    En el transcurso del tiempo, ya no podía caminar normalmente, ni estar de pie por mucho tiempo.

    El cáncer me había quitado muchas de mis habilidades físicas, estaba atacándome y destruyendo todo mi cuerpo, ya el cabello desaparecía en su totalidad. Pensamientos de dolor, angustia y desesperación, perturbaban mi mente, solían crear tantas interrogantes acerca del por qué me había sucedido todo esto, una enfermedad que me atacaba cada día más fuerte.