Cada vez que hacia calor, que llovia, que las bocinas de los autos se hacían insoportables cerraba las ventanas del apartamento.
Los olores de comida, humo, de combustible y voces de señoras se me hacían insoportables, por eso cerraba puertas y ventanas.
Cuando los locales comerciales llenaban sus espacios de publico solicitando de los servicios que ellos dispensan y ocurre los reclamos de la clientela (muy frecuentemente), me veia obligado a cerrar las ventanas del apartamento.
Por eso, ya nadie veia las ventanas de mi apartamento abiertas. Paso a ser algo cotidiano y extraordinario del propietario (yo) de dicho inmueble.
Debido a ello, cuando ocurrio mi caida en la cocina y las ventanas y puertas de mi apartamento estaban cerradas, nadie sospecho de mi accidente, de mi caida, mis gritos quedaron encerrados en la prision de mi hogar.
Luego de transcurrido varios dias, y debido al olor fetido del cadaver, alguien dio aviso a los bomberos, ellos al entrar al hogar a su vez llamaron a la policia y estos a su vez al forense.
Al final ya nada me molestaba, ningun ruido socava mis sentidos ya de por si mudos e inactivos, encerrado, mi cuerpo sin vida tras el vidrio de mi ataud.