Mi gran amiga|Sergi Roberto.

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Dedicado a: Clarisnight

Mientras ambos bailaban en la pista. Yo moría por hacerlo. Siendo más con André, pero no.

Tenía novia. Se vería poco profesional de mi parte estar así.

Estaba loca por ese idiota. Si, si lo era.

Era como su séptima novia en el mes. Y nadie lo entendía porque siempre se rumoró que estaba con ellas a ver si saciaba ese espacio vacio.

–Madre mía, Julia –Sonreí pero aquel dibujo en mi rostro se esfumó porque Fiorella apareció atrás de él– E...Estas linda hoy.

Aquella actitud simpática y amorosa se había ido. Ella se lo llevó nuevamente a la pista y yo me dirigí al baño.

¿Tan malo era estar enamorado de uno de tus pacientes?

Me cuestionaba a mi misma por el simple hecho de que prefiere a mi mejor amiga. Aunque no lo parece. Fiorella era mi mejor amiga desde pequeña y ahora mismo estaba enojada conmigo por no ayudarla con André.

No podía, mi corazón y alma me impedía ayudarla. Estaba enamorada de su novio. De quien era mi mejor amigo pues ya no lo suponía ser.

Me trataba como si fuese una simple amiga que conoció hace unos meses. Y no, nos conocimos desde pequeños, nacimos en el mismo hospital incluso y vivimos juntos. En Portugal.

–Julia –Escuché desde el otro lado de la puerta del cubículo la vocecilla de Sergi Roberto– ¿Estás bien?

–¡Dejame! –Exclamé y no lo escuché más–

De seguro se habrá ido Pensé.

Salí del cubículo y mi teoría era totalmente irreal. Seguía allí, sentado en la larga base donde se encontraban unos cuantos lavamanos.

–¿Por qué lloras por André? Él no te mira como una novia que quisiera tener, eso es de asegurarlo –Suspiro– Hay muchos chicos que le encantaría moverte el mundo y hacerlo solo tuyo.

–Quien quiero que me mueva el mundo es él, Sergi, nadie más lo hará como André lo ha logrado.

–¿Y si consigo a alguien que lo haga? –Dice y se levanta. Unos cuantos centímetros de diferencia–

–¡Já! No creo que suceda.

–Apostemos. Conozco a un chico que sí te valorará como la reina que eres –Eso me causó risa y sostuve su mano al ver como la estrechaba– ¿Trato?

–Hecho.

(...)

–¿Hiciste una apuesta con ese horrendo? ¿No aprendes verdad? –Rie irónicamente Fiorella quien se miraba la uñas–

–No es horrendo. Es tierno si se puede –Ella bufó y eso me sacó de mis casillas– Mejor me voy, aquí estorbó y estás con tu actitud poco profesional.

Al salir me encontré a André llegando con un ramo de flores. Solo sonrió y guiñó el ojo.

No le presté atención y revisé mi mensaje al estar dentro del ascensor.

Te veo en 20 minutos en la cafeteria cerca del Camp Nou –Sergi.

No pude negar a mostrar mis dientes con tal sorpresa.

Por alguna razón, sabía que sucedería algo y mi estomago mostraba tanto nerviosismo con tal acto.

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